CÓRDOBA (Corresponsalía) Por primera vez en los 135 años de existencia de la ciudad, dos mujeres disputarán la intendencia de Marcos Juárez. Una de ellas buscará desbancar a Juntos por el Cambio (JxC), encabezando una remozada alianza entre la Unión Vecinal y Hacemos por Córdoba (HxC). Otra representará al oficialismo local, con la misión de retener el gobierno en el kilómetro cero de la alianza, en la única batalla electoral de 2022, antesala de las elecciones del año próximo. Por distintas razones, los reflectores están puestos en la primera de ellas, Verónica Crescente, quien abandonó la secretaría general del Municipio tras siete años acompañando al intendente Pedro Dellarossa. A dos meses de los comicios, parece la favorita ante su rival, la presidenta del Concejo Deliberante, Sara Majorel.
El favoritismo es refrendado por distintas encuestas, la herramienta elegida por el gobierno provincial para imponer su candidatura a la del director del Hospital de la ciudad, Eduardo Foresi, quien hasta hace un par de semanas era “la fija” para la fórmula cordobesista. La elección de la persona con mejor imagen e intención de voto refuerza el cambio de perspectiva en HxC. Pese a la afinidad del gobernador Juan Schiaretti con Dellarossa, quien irá como candidato a primer concejal, la decisión tomada en El Panal es jugar a ganador. O a ganadora.
Lo sabe el ministro de Gobierno, Juan Carlos Massei, quien se encargó del armado. La foto más importante del año preelectoral será la de la noche del 11 de septiembre. Quien se suba al estrado vencedor dará el primer golpe en un escenario que se presume más reñido que cuatro años atrás. Sin embargo, la opción por Crescente también da una pista sobre la proyección nacional de Schiaretti. “Eligió desperonizar la fórmula. Por eso fortalece el espacio eligiendo al vecinalismo. Es coherente con la idea de evitar grietas, mostrando que cede”, analizan en el este provincial. Acuerda y lo asume la propia candidata de Unidos por Marcos Juárez.
Nutricionista, egresada de la Universidad Nacional de Córdoba, al igual que Foresi, el perfil político de Crescente no desentona con los pilares discursivos sobre los que se asienta el cordobesismo. Afiliada al PRO, con experiencia en la gestión privada (administró la empresa familiar de acoplados), confesa anti-K en un reducto anti-K, detractora de la “grieta” sin ahorrar críticas a las figuras más extremas de JxC a nivel nacional, la candidata volvió a la Unión Vecinal tras romper con quien la había invitado a volver a la función pública.
Según afirma, Dellarossa conocía su intención de apostar por la intendencia, alentada por un crecimiento de su imagen pública y el respaldo obtenido por la gestión de la pandemia de coronavirus en la ciudad. Tomó tal responsabilidad, afirma, por pedido del jefe comunal y sin especulación alguna. “Pedro me dijo que no quería saber nada con el tema del coronavirus, así que me delegó la cuestión sanitaria. Quizás porque tengo un perfil más social, pero me expuse, aún en el peor momento. Él sí acompañó luego el pedido de los comerciantes de abrir los negocios”, evoca la profesional médica en diálogo con Letra P.
Sin embargo, la sintonía terminó de resquebrajarse en el verano. “Yo había expresado que quería ser candidata. No decían nada. Cuando volví de vacaciones encontré todo armado y la decisión de que Sara fuera la candidata. Pedí dirimirlo en internas, busqué ayuda dentro del gobierno, acudí a referentes de otras fuerzas de Juntos por el Cambio, pero nada. Dijo que definiría él y así hizo. Desde ese momento, la tensión se hizo insoportable. Por eso me fui”, detalla.
Aunque asegura no estar enojada, critica el personalismo de Dellarossa. “Me dice ambiciosa: todos tenemos ambiciones. Él quiere manejar todo, por eso elige quién lo debe suceder. Quiere seguir manejando todo, por eso va como primer concejal”, subraya.
Aunque no duda en calificar de manera positiva la gestión municipal, destacando obras realizadas, remarca que una nueva conducción debería enfocarse en dos ejes: reforzar el trabajo con el sector productivo, especialmente la industria, y articular, junto a los institutos de nivel superior, la formación de profesionales para las necesidades de una ciudad con perfil agroexportador/agroindustrial. “Hay que cubrir la demanda del sector productivo. Hay mucha formación en carreras que poco tienen que ver con eso. Marcos Juárez no tiene desocupación. Al contrario, falta mano de obra especializada”, explica.
Entre varones
La exfuncionaria dice que no ha vuelto a hablar con Majorel desde su salida del gobierno municipal. Asegura que no alberga molestias con ella y espera que las discusiones futuras no se basen en chicanas. "Yo tengo una personalidad fuerte, carácter. Ella es más tranquila, menos confrontativa", describe.
Una coincidencia las vincula, por sobre cualquier divergencia política: son candidatas mujeres en una sociedad conservadora. No obstante, ni una ni otra se expresa a favor del feminismo. "No me embandero detrás de eso. Siempre me manejé en ambientes marcadamente masculinos, desde la empresa hasta la Municipalidad, pero nunca tuve la necesidad de pedir respeto. Creo que el empoderamiento de la mujer pasa por otro lado", analiza sin especificar a qué lado se refiere.
Con todo, reconoce que el actual contexto permite valorar de otra manera su rechazo a aceptar reglas de juego impuestas por un jefe político. "No agaché la cabeza. Pudo haber sido distinto si era hombre... Lo tuve claro a la hora de renunciar, más allá de mi capacidad. Desde entonces, no hubo rechazos. Al contrario, mucho apoyo y reconocimiento", concluye.