TODOS CONTRA TODOS

Volver, pero a 2021: Fernández retoma el microproselitismo de la cercanía

Protagoniza encuentros y caminatas en el conurbano. Se refugia en la gestión, reactiva a Manzur y ordena: interna cero. Cristina y el Senado, en otra sintonía.

Caminatas por el territorio, encuentros "de cercanía" en el conurbano y el interior, impulso a la gestión y distancia de la interna política. La estrategia del presidente Alberto Fernández para navegar los tiempos que vienen mientras discurre la interna del Frente de Todos (FdT) retoma la esencia del contacto cara a cara, pone el foco en el crecimiento económico y apunta a dejar al núcleo que responde a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner enfrascado en sus temas, la disputa dentro de la coalición y la agenda judicial.

 

“La instrucción del Presidente es que no hablemos de política”, blanqueó la semana pasada el jefe de Gabinete, Juan Manzur, mientras la ruptura del bloque del FdT en el Senado y las designaciones en el Consejo de la Magistratura consumían la agenda pública. Manzur dijo en público lo que, puertas adentro de la Casa Rosada, comenta por lo bajo todo el gabinete: Fernández dio la orden de no hacer declaraciones sobre la interna del frente, no responder las críticas que llegan cada día desde el cristinismo y concentrarse únicamente en los temas de gestión.

 

En esa línea, el tucumano reactivará la semana próxima las reuniones de gabinete que había comenzado a hacer apenas asumió, después de la derrota de las PASO 2021, pero se desinflaron en pocos días. Aquel inicio a toda pompa de septiembre chocó de frente con los límites que le impuso a Manzur el propio Presidente, que lo convocó para la emergencia pero luego miró con recelo su protagonismo.

 

El jefe de Gabinete, que se había sentado en un comienzo a la mesa política de Fernández, quedó de pronto con un acotado margen de acción. El diálogo entre ambos se congeló y, durante el verano, el tucumano evaluó seriamente la posibilidad de volver a su provincia, pero la crisis absoluta del FdT empujó a recalibrar al Presidente, que volvió a darle juego. A principios de marzo, Fernández firmó el decreto que autorizó la nueva estructura de la Jefatura de Gabinete, diagramada por Manzur y su mano derecha, Jorge Neme.

 

Semanas más tarde, Fernández resistió las presiones de propios y ajenos que lo empujaban a anunciar cambios en el gabinete después de Semana Santa. Decidió replegarse, aguantar y cambiar más el estilo que los nombres. Habló de reestructuración quirúrgica, dejó en claro que moverá fichas “cuando lo crea conveniente” y le pidió a Manzur que salga nuevamente a la cancha y tome más volumen político.

 

Manzur volvió a mostrarse hiperactivo en la diaria y por estas horas prepara una agenda de temas de gestión que discutirá la semana próxima con los miembros del Gabinete en el regreso de las reuniones tempraneras en la Rosada.

 

En paralelo, el entorno de Cristina no baja el volumen. El ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires y secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, fue el encargado de apuntar sin vueltas, esta semana en público, contra el ministro de Economía, Martín Guzmán. Lo hizo el martes desde un acto que compartió junto al gobernador Axel Kicillof y luego lo refrendó en diferentes entrevistas. A Larroque se sumó este miércoles la senadora provincial Teresa García, otra cristinista de pura cepa, que directamente dio por terminados los ciclos del titular del Palacio de Hacienda y del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.

 

La respuesta de Guzmán estuvo a tono con la instrucción del Presidente. El ministro agilizó la agenda de gestión y se metió de lleno en temas escabrosos, la inflación y el problema energético. También sumó reuniones con empresarios. Nada dijo sobre los dardos envenenados del cristinismo. Kulfas también hizo anuncios de gestión.

 

La consigna está clara. La Casa Rosada no solo decidió no responder a las críticas del cristinismo, sino que bajó otra línea. “Acá vamos a hablar de gestión, que ellos se queden con su agenda”, dicen en el entorno presidencial. La agenda del cristinismo, señalan, es la que tiene que ver con cuestiones judiciales. La semana pasada fue el Consejo de la Magistratura. Estos días, la integración de la Corte Suprema de Justicia.

 

Con todo, el albertismo tampoco propicia la ruptura ni critica los planteos de Cristina en cuestiones judiciales. La portavoz Gabriela Cerruti aclaró que el Presidente mantiene vigentes sus críticas al funcionamiento de la Justicia y la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, mano derecha de Fernández, defendió en público la designación del camporista Martín Doñateen el Consejo de la Magistratura. “Si querés demostrar que querés una coalición unida, hay que defender a los compañeros. La defensa de Doñate era justa”, apuntaron en el despacho de Ibarra. Es una forma de no subirse a la agenda de Cristina, pero sin sacarle el cuerpo completamente.

 

Estar cerca...

Mientras tanto, Fernández retomó las recorridas por el conurbano y los encuentros de cercanía que en la campaña 2021 le recomendó el catalán Antoni Gutiérrez Rubi, uno de los pocos actores del espacio que dialoga con referentes de todas las tribus.

 

En la Casa Rosada evalúan que los encuentros cara a cara fueron decisivos en la recuperación post-PASO y que el Presidente debe aprovechar la buena llegada que tiene en el contacto directo con la ciudadanía.

 

Esta semana, el jefe de Estado estuvo en Florencio Varela y en Pilar. La semana pasada, en José C. Paz y Moreno, además de la visita Vaca Muerta. La agenda seguirá en el mismo tono en los próximos días, con hiperactividad y eje en la gestión.

 

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