Dos apariciones conjuntas en menos de 48 horas, un mensaje público de alineamiento y el intento de salvar la provincia en medio del ajuste y la recesión. Con una sonrisa que cada vez le dura menos, María Eugenia Vidal transita incómoda los días de una campaña electoral que empezó hace rato. La gobernadora enfrenta una realidad que está muy lejos de la que promociona Marcos Peña y figura en el pelotón de los que reclaman medidas para frenar la caída de consumo y evitar la sangría de votantes. Con la posibilidad vetada de adelantar los comicios, sin ballotage y sin la actualización del Fondo del Conurbano que reclama desde hace meses, Vidal intenta penetrar el optimismo irreductible de Balcarce 50 con su mensaje de inquietud.
Está entre los que no descartan que la situación social se agrave antes de las elecciones y por eso pide un cambio de último momento. Según pudo saber Letra P, la crudeza con la que llegó a plantearlo en las reuniones de los últimos días sorprendió incluso a los funcionarios de Mauricio Macri más aferrados al manual del vamos bien. No solo por las chances ciertas de perder los comicios -si se confirmase en octubre lo que hoy muestran las encuestas-, sino, también, por los largos meses que faltan hasta que llegue el momento de ir a votar, en plena era del sacrificio.
La necesidad de un decreto para frenar la eventual alianza amplia de todo el peronismo en la provincia es el último capítulo de un contraste que se profundiza. En La Plata, no ven lo mismo que en la Casa Rosada. Para la disciplinada Vidal y su jefe de gabinete, Federico Salvai, va a ser costoso levantar a Macri. En cambio, a Macri arrastrarla no le cuesta nada.
GIRO DE APURO. El primer indicio del giro del vidalismo fue el acuerdo que la gobernación bonaerense ofreció a los gremios docentes, hace tres semanas, en una decisión sorpresiva que revirtió tres años de enfrentamientos con el Suteba de Roberto Baradel. Con un retroactivo del 15,6%, llevó la paritaria de los maestros al nivel de la inflación récord de 2018: la envidia de toda la administración pública, en todo el país.
Con el salariazo docente, Vidal decidió dejar de ahorrar para un futuro que no tiene garantizado.
En las filas del macrismo provincial, lo explican con un razonamiento que tiene su lógica. En busca de salvar su territorio de la mochila de plomo que representa el Presidente, la gobernadora decidió dar un aumento y dejar de ahorrar para un futuro que no tiene garantizado. El caso de la paritaria docente sería, así, la punta del iceberg.
Más allá de la deuda que incuba también Buenos Aires desde que arrancó la era Cambiemos, en el vidalismo afirman que van a dejar una provincia ordenada gracias a la mano de Hernán Lacunza. Sobre todo, si se la compara con el desfinanciamiento en el que la abandonó Daniel Scioli, ahogado por la indiferencia de la Casa Rosada en tiempos de Cristina Kirchner y Axel Kicillof.
Vidal quiere disponer de los recursos que tiene para afianzar la gobernabilidad, despejar fantasmas y tratar de revertir el malestar social en el ancho conurbano. “Si antes pensaba terminar su mandato con siete meses de sueldos pagos, ahora lo piensa hacer con dos. No le va a regalar al que venga el aire que ella no tuvo”, le dijo a Letra P un miembro de la alianza Cambiemos que interpreta el razonamiento en La Plata. Si le tocase perder, afirman, no sería por decisiones suyas: no quiere privarse de usar en campaña lo que mañana disfrutarían sus eventuales sucesores.
LA ECUACIÓN QUE NO DA. Como contó este portal, la ecuación en la gobernación bonaerense aparece clara: hoy los números del oficialismo en la Primera sección electoral y el interior provincial están lejos de compensar la diferencia que Cristina Kirchner obtiene en la Tercera sección electoral. Donde antes Cambiemos arrasaba, hoy gana por menos, gana por poco y hasta empata. Es una porción de los votantes amarillos la que se fue espantada.
Paradojas bonaerenses, es aquel Kicillof que le negaba recursos a Scioli el candidato que, por lejos, más se mueve en la provincia de Buenos Aires. Mientras Macri y Vidal archivaron los timbreos a causa del malestar social, el ex ministro de Economía recorre tres pueblos por semana con sorprendente repercusión, en busca de reconciliar al cristinismo con un continente que le dio la espalda: el interior. Localidades de la Cuarta sección electoral, como Chacabuco, Carlos Casares, Carlos Tejedor y Trenque Lauquen, antes inexpugnables para el cristinismo, ahora le abren la puerta al economista y diputado. Es probable que no le alcance para ganar en esa franja del territorio, pero tal vez le sirva -y mucho- para achicar la diferencia en la zona franca de Cambiemos. El que lo ve claro es Emilio Monzó, uno de los interlocutores habituales que tiene Kicillof al otro lado de la grieta.
Tampoco en los bastiones históricos del antikirchnerismo la victoria está asegurada. Una encuesta de Synopsis de marzo, que llegó a los despachos del macrismo bonaerense, indica que hoy CFK supera a Macri en intención de voto a presidente por casi ocho puntos en La Plata (39,6 a 31,8) y Vidal queda arriba de Kicillof por poco más de dos puntos: 36,2 a 33,9. Números igual de preocupantes para el oficialismo publicó Gustavo Córdoba sobre la deriva amarilla en Mar del Plata: María Eugenia supera a Axel por siete puntos (42,1 a 35,1), pero CFK arrasa contra Macri con Lavagna o sin Lavagna en la cancha: 39,7 contra 17,8 en el primer caso y 41,1 contra 18,7 en el segundo.
Aunque la gobernadora maneja otras cifras y piensa que en esa zona tiene asegurada la victoria, la preocupación la ronda a ella y a su equipo de colaboradores más estrechos.
Juro juntarla. Grippo reemplazó a Inza, eyectada por la crisis de los aportes truchos.
POSTRUCHISMO. A la adversidad de una economía golpeada por el ajuste y la recesión, se suma en la provincia un capítulo propio, que fue de lo más traumático el año pasado para Vidal: los fondos de campaña. Después de la investigación del periodista Juan Amorín sobre aportes truchos en El Destape, la gobernadora terminó eyectando a la contadora general María Fernanda Inza, ex tesorera del PRO, encargada formal de la recaudación en las legislativas de 2017 y única mujer de su gabinete -era secretaria de Legal y Técnica- antes de que la propia Vidal la promoviera a ese organismo de la Constitución.
Hoy, en las filas del vidalismo no está claro quién la va a reemplazar. Según dijeron desde la gobernación, entre los candidatos que sugiere el organigrama bonaerense, hay dos funcionarios nominados para una tarea que implica una responsabilidad penal. En primer lugar, aparece el bahiense Patricio Blanco Ilari, asesor general de Gobierno, que tuvo sus inicios junto a Jorge Macri y en la provincia como delegado de la desplazada Inza. Pese a los enfrentamientos que tuvo con un sector del radicalismo, ya fue apoderado de Cambiemos en las últimas elecciones.
Un palito para la campaña. Del team Ritondo, el diputado Matías Ranzini pasa la gorra por las bancas.
El segundo candidato es el actual secretario de Legal y Técnica bonaerense, José “Jocho” Grippo, que asumió en marzo pasado. Nacido en Trenque Lauquen, miembro de La Generación amarilla, era el subsecretario de Coordinación administrativa de la Jefatura de Gabinete y responde a Vidal y Salvai. Lo mencionan como posible responsable económico financiero. Sin embargo, según pudo saber Letra P, mientras se definen las formalidades, la urgencia corre.
La recolección de los fondos de campaña ya comenzó. El diputado provincial Matías Ranzini es uno de los encargados de bregar por las efectividades conducentes. Hombre de Cristian Ritondo que lo acompañó antes como secretario parlamentario en la Legislatura porteña, presidente de la Comisión de Seguridad, ya les pidió a los diputados del bloque de Cambiemos que junten un millón de pesos para la madre de todas las batallas. En eso están, por estas horas, los hombres y las mujeres que no pierden el entusiasmo con la Argentina de Macri.