Vox, Abascal y otro paso en la metamorfosis del Presidente. El peligroso deslizamiento de lo radical a lo extremo. Una crisis innecesaria con España.
Javier Milei y Santiago Abascal, protagonistas de la ultraderecha iberoamericana.
La participación de Javier Milei este domingo en Europa Viva 24, la "convención de patriotas" del partido Vox en Madrid, marca tres hechos clave: la proyección del Presidente hacia el corazón de una internacional de ultraderecha que va más allá de la primera red, tendida por La Libertad Avanza (LLA) con allegados a Donald Trump y Jair Bolsonaro; una crisis innecesaria con España y un hito más en su deriva ideológica.
El encuentro será el lanzamiento de la campaña de Vox para las elecciones del 9 del mes que viene al Parlamento Europeo, por lo que la presencia del argentino junto al líder de esa agrupación, Santiago Abascal, supone una intromisión en asuntos internos de España, en este caso en la competencia entre partidos.
Ese gesto, además, consolida la metamorfosis de Milei, quien enfatiza cada vez más los elementos políticos de ultraderecha en un discurso que hasta ahora había girado mayormente en torno a lo económico.
Ese cambio tuvo un primer mojón, justamente, en su reciente cortocircuito con Pedro Sánchez.
El intercambio poco feliz comenzó con una patinada del ministro español de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, miembro del sector más sanchista del Partido Socialista (PSOE) y hombre dado a hablar de más. Con respecto a Milei, sugirió que en una aparición televisiva le había parecido estar bajo los efectos de alguna droga.
La réplica, plasmada en un comunicado de la Oficina del Presidente, fue demasiado destemplada y, en vez de apalancarse en la razonabilidad del repudio a Puente, embistió directamente contra el presidente del Gobierno español.
El texto pareció escrito por algún propagandista de Vox, ya que está plagado de referencias a la "nación española" –en oposición a las catalana, vasca, gallega y otras–, a la inmigración irregular y a la estigmatización de sus protagonistas como violadores, entre otros lugares comunes.
La respuesta oficial del Palacio de la Moncloa fue entonces medida, pero otra ministra –Diana Morant, de Ciencias, Innovación y Universidades– se encargó de expresar el disgusto por la visita privada del argentino al tildarlo de "negacionista" y exponente de un modelo que "atenta contra la democracia".
Si se hace la genealogía del conflicto bilateral, se encuentran responsabilidades compartidas, pero también la constatación de que el jefe de Estado argentino lo profundiza en base a una agenda personal y desligada del interés nacional.
En efecto, durante la campaña electoral de octubre-noviembre, Sánchez cayó en el vicio común de usar la política internacional para consumo doméstico y zamarreó a Milei ante el Congreso de los Diputados. Luego, el argentino invitó a Abascal –entre otros ultras– a su jura, lo que provocó que la delegación oficial que acompañó al rey Felipe VI fuera de bajo perfil.
Según supo Letra P, el gobierno de Sánchez le hizo llegar por vías reservadas al argentino su molestia por el viaje al evento de Vox. La relación, entre mala y nula entre los Ejecutivos, hace que los esfuerzos diplomáticos no hallen puntos de encuentro, como quedó claro cuando la Casa Rosada ni siquiera respondió la oferta de Madrid de incluir alguna reunión oficial en la gira.
El asunto es serio. Para Argentina, España es la puerta de acceso a la Unión Europea y un aliado de oro, con 80 de sus empresas grandes y medianas instaladas en el país. Para España, en tanto, esos intereses y la presencia aquí de unas 600.000 personas con doble ciudadanía hacen de la Argentina un país de importancia diplomática solamente menor a la de los socios europeos, Estados Unidos y alguno más especialmente sensible.
Más allá de esta comidilla, lo relevante es lo que el viaje supone en términos políticos.
Uno de los gurúes ideológicos del Presidente es Agustín Laje, a la vez influyente en la ultraderecha española y en el propio Abascal.
En su página web, Vox se define a sí mismo como un partido que aboga por "la defensa de España, de la familia y de la vida; reducir el tamaño del Estado, garantizar la igualdad entre los españoles y expulsar al Gobierno de tu vida privada". La base –en común– está.
Abascal, en tanto líder, tiene un perfil más específicamente controvertido.
Fue el impulsor de la Carta de Madrid, un manifiesto que en 2020 anticipó la creación del Foro de Madrid para las ultraderechas iberoamericanas, opuesto a los "cucos" del Foro de San Paulo y el Grupo de Puebla y que el propio dirigente promocionó incluso en Estados Unidos. Milei fue uno de sus firmantes.
Ese año, 2020, fue el del Gran Confinamiento y, para derechas como la de LLA, base de una suerte de nuevo big bang ultra.
Centralismo neofranquista, rechazo a las especificidades nacionales que componen España, actitud agresiva contra la inmigración, mano dura en materia de seguridad, rechazo tajante a los feminismos y a lo que denomina "ideología de genero", economía de la libertad extrema y Estado relegado al rol de gendarme son los ejes ideológicos de Abascal.
Sus propuestas y su modo de expresarlas son tan duras que sólo recientemente el Partido Popular, la derecha tradicional, aceptó romper por máxima necesidad el tabú de no pactar con Vox gobiernos comunes a nivel regional.
Abascal promocionó la participación de Milei en Europa Viva 24 como una oportunidad para verlos a ambos "sacudir a los zurdos en directo".
El argentino será una de las grandes atracciones internacionales, ya que estará de cuerpo presente en el Palacio Vistalegre Arena, donde Vox realizó su primera gran presentación en 2018, mientras que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y su par de Hungría, Víktor Orban, se mostrarán por videoconferencia.
Entre figuras de la ultraderecha sin poder efectivo se contarán, además, la francesa Marine Le Pen, el polaco Mateusz Morawiecki y el chileno José Antonio Kast.
El Presidente quedará, de ese modo, en medio de un acto en el que abundarán los insultos a Sánchez, quien viene de superar una crisis política y personal por una denuncia, todo indica que falsa, de tráfico de influencias contra su mujer presentada por una oenegé relacionada con Vox.
"Habrá un momento en que el pueblo querrá colgarlo de los pies", dijo Abascal sobre Sánchez en una entrevista publicada recientemente por Clarín que causó un escándalo en España.
En esa línea, el derechista reaccionó al pacto de gobierno que el líder socialista alcanzó con partidos separatistas catalanes, que supuso una amnistía para los condenados por el movimiento de 2017, denunciando un "golpe de Estado" y llamando a sus partidarios a manifestarse en la calle para derribar al Gobierno.
Va de suyo que ese pacto es materia de opinión, pero la amnistía –aún no sancionada– sería un acto de gobierno perfectamente legal, lo que impide hablar de "dictadura". Así, los desmanes provocados por ultraderechistas en Madrid ubicaron a Vox en el límite de lo que suele clasificarse como "derecha radical", una que erosiona la convivencia democrática pero juega dentro de ella, y lo que se define como "derecha extrema", directamente antisistema.
Si a esta amistad de Milei se les suman las que mantiene con Trump y Bolsonaro, inspiradores del asalto al Capitolio de enero de 2021 y del saqueo a las sedes de los tres poderes en Brasilia dos años después, la inquietud sobre su deriva política parece justificada.
Esa preocupación aumenta cuando se toma nota de dichos recientes como los posteados en Twitter y luego borrados por su biógrafo y amigo Nicolás Márquez, un exponente de ideas venenosas para la convivencia social.
La agenda presidencial incluye, como de compromiso, una reunión con empresarios y, este viernes, la presentación de su libro El camino del libertario, ya publicado, pero retirado de las librerías días atrás y reemplazado por una nueva edición debido a la inclusión de datos erróneos sobre el currículum de Milei en la contratapa. Salvará, así, un papelón.
Entre esas falsedades figuraba que el mandatario se había licenciado en Economía en la UBA y doctorado en la Universidad de California. La verdad es que lo primero lo hizo en la Universidad de Belgrano, que lo segundo no existió y que solamente tiene estudios de posgrado en el Instituto de Desarrollo Económico y Social en la Universidad Torcuato Di Tella. Se hace llamar "doctor" en los actos oficiales, aunque sólo en base a un honoris causa que le extendió la Eseade, entidad presidida por el "prócer de las ideas de la libertad" Alberto Benegas Lynch hijo.
Que Milei se proclame "doctor" –una violación al artículo 247 del Código Penal– implicaría lo mismo que si lo hiciera Luiz Inácio Lula da Silva, quien tiene varios honoris causa, pero que en verdad sólo llegó a quinto grado.
El vocero Manuel Adorni debió responder varias veces sobre quién paga los gastos de un viaje que parece tener fines únicamente personales.
Para evitarse disgustos como el que supuso el costo para los contribuyentes (38 millones de pesos) de la foto que se sacó en su momento con su admirado Trump, el Gobierno sí aceptaría alguna reunión de Estado el mes que viene.
Entonces, el Presidente volverá a acumular millas al volver a España para recibir un premio del think tank ultraderechista Instituto Juan de Mariana, nombrado en homenaje a un jesuita los siglos XVI y XVII que, entre otras cosas, defendió el tiranicidio.
Milei casi no conoce la Argentina y, en paralelo, ha pasado en el exterior alrededor del 20% del tiempo que lleva en la presidencia. De allí le llega una savia ideológica a la que conviene prestarle la debida atención.