Convocaron contra el acto de Vox donde habló el Presidente y otros líderes derechistas. La iniciativa para blindar el aborto legal en Europa. El caso argentino.
Activistas colocaron pañuelos verdes en esculturas emblemáticas de Madrid.
“Este domingo 19 de mayo se reúne en Madrid el fascismo global con Vox en Vistalegre. Todas contra el fascismo. Ocupemos su espacio: ¡Ocupemos Colón!”. Así convocaron las mujeres feministas españolas a movilizarse contra el desembarco de la derecha internacional en Madrid, que tuvo entre sus figuras a Javier Milei.
Con nombre y apellido, además del Presidente y del líder de Vox y anfitrión Santiago Abascal, estuvieron en el mitín la líder de Reagrupamiento Nacional en Francia, Marine Le Pen; el ex primer ministro polaco Mateusz Morawiecki; el líder conservador del Partido Republicano chileno, José Antonio Kast; el ministro de Asuntos de la Diáspora de Israel, Amichai Chikli; el presidente de la American Conservative Union, Matt Schlapp; y el vicepresidente de The Heritage Foundation, Roger Severino. Por teleconferencia participó la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el primer ministro húngaro, Viktor Orban.
El colectivo “Mi voz, mi decisión” es uno de los convocantes a la movilización contra el encuentro de la ultraderecha y lidera una campaña de recolección de firmas para que la Unión Europea garantice el aborto gratuito, seguro y accesible a todas sus ciudadanas.
Es que falta poco tiempo para las elecciones del parlamento europeo y la posibilidad de que la extrema derecha obtenga más bancas es real y peligrosa para los derechos sexuales y reproductivos. De hecho, según un sondeo realizado por Ipsos para Euronews, los partidos de la derecha radical y “euroescéptica” podrían contar con 30 escaños más en la Eurocámara, ya que lidera las encuestas en Francia, Bélgica, Países Bajos y Austria.
Hace dos meses, el 4 de marzo, Francia sentó un precedente cuando se convirtió en el primer país del mundo en incluir el derecho al aborto en su Constitución.
Antes de la votación, el primer ministro, Gabriel Attal, había afirmado ante el Parlamento que el derecho al aborto seguía "en peligro" y "a merced de quienes toman las decisiones" y justificó el esfuerzo del gobierno galo para protegerlo. Según las encuestas, es probable que el partido de Le Pen gane diez bancas más, convirtiéndose en la fuerza más importante del Parlamento europeo.
En ese mismo sentido va la campaña de "Mi voz, mi decisión": necesitan un millón de firmas para que la iniciativa sea tomada en cuenta. El movimiento, integrado por organizaciones de la sociedad civil de 11 países europeos -Polonia, Francia, Austria, Eslovenia, Croacia, Irlanda, Finlandia, España, Hungría, Italia y Dinamarca-, plantea que en ese continente más de 20 millones de mujeres no tienen acceso al aborto y que en los estados donde sí está garantizado, el derecho puede estar en riesgo. Hasta el 13 de mayo, según la Comisión, tenían 223.673 firmantes de los 27 Estados miembros.
El movimiento propone un mecanismo económico, porque los estados no pueden ser obligados a legislar en ningún caso. La organización pide a la Comisión a cargo de la iniciativa ciudadana que presente una propuesta de ayuda financiera a los Estados miembros que puedan realizar interrupciones seguras del embarazo, de acuerdo con su legislación nacional, para cualquier persona en Europa que aún carezca de acceso a un aborto seguro y legal. Los estados que se adhieran recibirán ayuda financiera de la UE para compensar el peso de este esfuerzo solidario.
Al contrario de lo que ocurrió en Francia, en Italia se modificó la legislación para que activistas antiaborto puedan acceder a los centros donde las mujeres interrumpen sus embarazos o buscan asesoramiento para hacerlo.
El pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que es símbolo de la movilización y conquista de la interrupción voluntaria del embarazo en la Argentina, llegó también a Europa: la semana pasada algunas de las estatuas más emblemáticas de Madrid amanecieron con pañuelos verdes.
En la Argentina no hay –todavía- iniciativas para oponerse a la ley 26.710. De hecho, la Corte Suprema de Justicia desestimó, por unanimidad, dos planteos contra la vigencia de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Se trataba de dos amparos promovidos por seis mujeres y un varón: Marisa Esther Kulanczynsky, María Alejandra Abdian, Marianela Manelli, Walter Luis González, Florencia Cortez, Patricia Mónica Rodríguez y Susana Silvia Accorinti. Las acciones pretendían que se declarara la inconstitucionalidad de la ley, algo que el máximo tribunal descartó por una cuestión técnica.
“La decisión reciente de la Corte Suprema consolida el derecho a decidir de las mujeres tal como lo reconoce la Ley 27.610, que fue el resultado del debate más amplio, participativo y democrático en el Congreso”, sostiene la abogada Natalia Gherardi, directora ejecutiva de la organización Equipo Latinoamericano de Justicia y Género.
Marisa Herrera, doctora en Derecho y especialista en derecho de familia, plantea algunas inquietudes alrededor de la decisión del máximo tribunal. “¿Se trata de una decisión “pinkwashing”?”, se pregunta y responde que la Corte “no avanza de manera fundada en favor de la ley 27.610, sólo utiliza un argumento formal -nada jugado o en modo tibio y políticamente correcto- para seguir dilatando una decisión de fondo, un desenlace que tarde o temprano tendrá que acontecer”. Por ahora, en la Argentina el derecho está resguardado.