Alfredo Coto vs. De Narváez: la batalla final por Carrefour en los juegos del hambre
Se define la puja por el gigante mientras los ceos esperan un 2026 complejo, tras dos años de caída del consumo. Multinacionales en fuga y locales recalculando.
Con el consumo por el piso, Alfredo Coto y Francisco De Narváez pujan por quedarse con Carrefour
Las grandes empresas de consumo masivo esperaban una recuperación en las ventas esta año, pero llegan a diciembre con más pérdidas, dudas sobre la reactivación de 2026 y tensiones crecientes en el empleo. Las ventas en los supermercados están casi 20% abajo que en noviembre de 2023, las multinacionales dejan el país y el empresariado local aprovecha y se reconvierte. Detrás de esa escena, Alfredo Coto y Francisco De Narváez libran la batalla final por Carrefour, el gigante francés que se fue.
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Los supermercados y las fábricas de alimentos y productos de limpieza e higiene -los básicos de la canasta familiar- moderaron sus expectativas al extremo. Esperan, para el año que inicia, una reactivación muy moderada en sus ingresos, siempre que la inflación vaya a la baja y haya una recuperación marginal de los salarios. Con Javier Milei no habrá ni salariazo ni revolución productiva.
A los ceos les costó asumir el nuevo escenario. Esperaban que la estabilización macroeconómica, que ponderan, llevara a una caída en las ventas de 2024. Estaban dispuestos a hacer esa “ofrenda”, en pos de una economía más abierta y menos burocrática. Pero también apostaban al “pedo de buzo”, una recuperación en V que se notara en sus ingresos este año. No sucedió.
Embed - "La economía va a crecer como pedo de buzo", Javier Milei presidente de la Nación
Ahora, tímidamente piden alguna consideración micro que, saben, no está en la agenda del Gobierno. “A nivel competitivo, sería mucho más importante que la reforma laboral alguna gestión estatal sobre el comercio informal y los sectores que siempre trabajaron con irregularidad laboral e impositiva”, planteó un ejecutivo.
Los balances de las firmas de consumo masivo muestran una persistente caída en sus ventas. Molinos Río de la Plata, la empresa que dirige Luis Pérez Companc, acumulaba una pérdida de $ 37.403 millones entre enero y septiembre, según comunicó a La Bolsa.
La facturación cayó por “una contracción del volumen entregado de 9,7%, asociado a la retracción del consumo” y a que sus clientes -los comercios- compraron lo justo y necesario por la suba de la tasa de interés, que convertía en pérdida cualquier acumulación de stocks innecesaria.
ventas molinos balance
Las ventas de Molinos caen casi 10%, según los datos del último resultado trimestral que presentó a la Bolsa.
Los ingresos por ventas de Arcor cayeron 7,7% interanual entre enero y septiembre. La empresa de la familia Pagani redujo sus ganancias 74% contra 2024, cuando había arrojado un número extraordinario apalancado por valuaciones financieras.
No hay plata en la era de Javier Milei
En paralelo, las ventas en supermercados y mayoristas se derriten. Según la consultora Scentia -la que mira la industria-, en las cadenas las ventas cayeron en noviembre 7,2% interanual y acumulan un retroceso de 5,3% en 11 meses de 2025. El año pasado, la caída había sido de 11%. En mayoristas, la caída acumulada llega al 5,6%.
Las ventas, en cambio, se recuperan en el canal barrial, con un crecimiento del 2,8% en noviembre y un neutro -0,2% acumulado en 11 meses.
scentia consumo
El consumo en los supermercados no para de caer.
Según especialistas, hay una tendencia a compras más pequeñas que se solucionan en el comercio de cercanía y una menor brecha de precios, a pesar de las agresivas promociones con las que los supermercados intentan recuperar volumen. Las causas: un mix entre bolsillos más flacos que llevan a compras de menor ticket y precios más planos que tornan innecesario acumular latas de atún en la alacena.
Ocurre otro fenómeno que marca la disparidad entre la recuperación del autoservicio y la caída del mayorista: la proliferación de distribuidores "blue” que venden todo lo que pueden en negro. Es la manera más cruda de bajar costos en momentos en que, en palabras de los grandes ceos, se requiere ganar eficiencia.
Es lo que hace, con menos elaboración intelectual, el común de los consumidores. Según un informe de la consultora Moiguer, el 62% de las personas consultadas declaró haber reducido gastos durante octubre en relación al mes previo, el 50% dijo que no llega a fin de mes y el 57% está endeudado, con un crecimiento de siete puntos desde el primer trimestre.
El ajuste se nota en los “gustitos”, desde el uso de taxis hasta el asado con amigos. El 69% redujo la compra de bebidas alcohólicas y de golosinas este año, según Moiguer. Sin embargo, más de la mitad espera que su situación repunte en 2026.
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El ajuste de las familias pega en los "gustitos" y el consumo de bebidas alcohólicas y golosinas sigue por el suelo.
El mix entre caída de ingresos y aumento de los servicios pega de lleno en el changuito. “Cada aumento de la luz es un salamín menos que se vende”, graficaron en una gran cadena de supermercados.
Consumo: un 2026 plano
La industria alimenticia y los supermercados esperan una muy tibia recuperación para 2026 luego de una caída de casi 20% acumulada en dos años. Es un consenso generalizado.
“No vemos una expectativa de mejora en el consumo”, le dijo a Los Perfiles del Poder, el newsletter semanal de economía de Letra P (suscripción gratis, acá), un alto ejecutivo de supermercados. “No vemos que mejore el poder adquisitivo de la gente”, agregó.
Otro directivo de grandes tiendas pintó el panorama que comparten en la industria. La “estabilidad macro” que pregona el Gobierno como condición suficiente para que la economía crezca no incluye políticas activas de ingresos. Si el salario sigue funcionando como ancla antiinflacionaria y el empleo se deteriora, no habrá recuperación vigorosa posible.
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La caída de las ventas son sostenidas, según Scentia, y las expectativas a futuro, moderadas.
En Quilmes, por ejemplo, esperaban recuperar en 2025 un tercio de la caída del consumo de 2024, que fue del 23%. Las expectativas se desinflaron rápido, porque enero (el mes de la cerveza) fue peor de lo esperado. El año terminará con un consumo estancado y los últimos meses, en caída.
La principal cervecera del país tiene dos termómetros muy elocuentes: el comercio y la construcción. Si esos sectores intensivos en mano de obra funcionan, la gente tiene más dinero disponible y aumenta la compra de bebidas con alcohol y gaseosas. Cuando no ocurre, es lo primero que se recorta.
“Las expectativas para 2026 son de una reactivación, pero más lenta. El periodo de transición es más largo de lo que habíamos proyectado”, advirtió un ceo que espera "que el orden macro se traslade a la micro”. Esto último parece una plegaria que se repite en todo el sector.
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Las expectativas de los supermercados, según el INDEC.
Molinos lo puso por escrito en su última presentación de resultados. “La demanda privada sigue condicionada por la baja liquidez de hogares y empresas, la dolarización de portafolios, el mayor peso del gasto en servicios y tarifas además del elevado costo financiero, que encarece el crédito y desalienta compras financiadas. La mejora del poder adquisitivo sería gradual y aún insuficiente para recuperar los niveles previos a la recesión”, le blanquearon a inversores.
“La trayectoria del salario real y del empleo será determinante para sostener una recuperación más homogénea. La recomposición de ingresos alcanzó primero al empleo formal y dejó rezagados a grupos vulnerables como jubilados y pensionados. Con la desinflación, se espera que el salario informal comience a recuperar poder adquisitivo, aunque de manera parcial, y el consumo masivo avance con lentitud”, continuaron.
Lo que aguanta y lo que cruje
Hace unas semanas, la parada de planta con vacaciones anticipadas para 2300 trabajadores de Mondelez fue una luz amarilla para el sector. Más allá de algún conflicto puntual, no hubo oleadas de despidos en la industria alimenticia. “Lo de Mondelez hizo ruido y puede que algunas empresas hagan reacomodos, pero no será generalizado”, dijeron en una gran compañía.
Una economía estancada hace más de una década y la caída potente del poder de compra, sin embargo, empezaron a colmar la paciencia de las grandes empresas. Las multinacionales tienen tachito de venta sobre el techo. Las locales se reperfilan a nuevos negocios.
Se sumará a Procter & Gamble, la multinacional dueña de marcas como Gillette, Pampers y Pantene, que vendió su negocio local a Newsan, la empresa de Rubén Cherñajovsky y Luis Galli.
Décadas de experiencia en Tierra del Fuego le dieron a Cherñajovsky una capacidad adaptativa única para correr hacia donde sopla el viento. Como contó este medio hace un par de semanas, se apalanca con el régimen de promoción industrial fueguino para buscar otros negocios justo cuando la electrónica vive una crisis sin solución. Ahora también incursionó en energía con el grupo Neuss, cercano a Santiago Caputo.
Cherñajovsky fue uno de los empresarios del Círculo Rojo que pagaron u$s 40.000 dólares el cubierto o u$s 250.000 por mesa para escuchar a Agustín Laje y compañía en la cena de recaudación de la Fundación Faro, el think tank reaccionario de Milei. También estuvieron en el auditorio Federico Braun, de La Anónima, y Francisco De Narváez.
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Alfredo Coto y Francisco De Narváez pujan mano a mano para quedarse con Carrefour.
El dueño de la cadena Changomas (la ex Wal Mart, que compró en 2020) es uno de los que quiere quedarse con Carrefour y filtra que está cerca de hacerse con el negocio por unos u$s 1000 millones.
De Narváez cuenta con la pata financiera del fondo de inversión L. Catterton, de Bernard Arnault, el dueño de Luis Vuitton y una de las fortunas más grandes del planeta. Catterton es socio del empresario local en Rapsodia y Caro Cuore y, según filtró el exdiputado, pondrá plata en la oferta por la cadena de supermercados.
¿Tendrá a Juan Pazo, el saliente director de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) y aportante de fondos a La Libertad Avanza, como ceo? Es un rumor que comenzó a correr ni bien el amigo de Toto Caputo presentó su renuncia para volver al sector privado. Pazo ya gestionó para De Narváez sus firmas de indumentaria, pero hacerlo con la información privilegiada que supone haber manejado los datos de todos los contribuyentes del país sería, dicho con mesura, un conflicto de intereses.
De Narváez vs. Alfredo Coto
De Narváez compite mano a mano con Coto por los activos de Carrefour. Hasta la semana pasada, don Alfredo tenía expectativas en que la alianza que cerró con el fondo Klaff Realty LP, dueño de la cadena uruguaya Tienda Inglesa, terciara la compulsa en su favor. Pero la pelea es milla a milla.
Empieza a ser un clásico del supermercadismo. A comienzos de año, De Narváez designó ceo de Changomas a Guillermo Calcagno, que ocupaba ese cargo en Coto. El pase, cuentan, involucró a una veintena de terceras líneas.
Germán Coto, hijo de Alfredo, lidera la estrategia para quedarse con Carrefour desde ese lado del ring. El rumor es que Klaff Realty encabezaría la oferta y que, de prosperar, se quedaría con las tiendas Express y Market y transferiría a Coto los hipermercados.
Coto tiene en la estructuración financiera a Isela Costantini, actual ceo del grupo financiero GST (dueña de Orígenes y otras aseguradoras) y con pasado recordado al frente deAerolíneas Argentinas durante la presidencia de Mauricio Macri. El vínculo entre Coto y Costantini es Fernando Cinalli, histórico bróker de seguros de la familia supermercadista y otras grandes empresas y pareja de Costantini.