El Grupo De Narváez formalizó la compra de las sucursales de Walmart en el país y gestionará las cerca 9.000 personas que emplea la cadena multinacional en la Argentina.
De esta manera, en el marco del éxodo de firmas multinacionales que buscan la puerta de salida de una economía duramente golpeada por la pandemia, el exdiputado Francisco De Narávez se anota en el olimpo de quienes ganan en la crisis, un club exclusivo que comparte, por ejemplo, con Marcos Galperin, dueño de Mercado Libre, la gran gallina de los huevos de oro.
"Walmart Inc. (“Walmart”) ha acordado vender su negocio en Argentina al Grupo De Narváez, un grupo latinoamericano. Los nuevos propietarios, que cuentan con operaciones minoristas en Argentina, Ecuador y Uruguay, aportarán una sólida experiencia local que impulsará el crecimiento de la empresa", indicaron ambas compañías en un comunicado conjunto. Walmart, se aclaró, "no retendrá una participación accionaria" y apoyará "a la empresa y a sus nuevos propietarios a través de servicios de transición y acuerdos de abastecimiento".
Walmart opera en la Argentina los hipermercados de esa marca y las tiendas Changomas, Mi Changomás y Punto Mayorista. Son, en total, 92 puntos de venta con más de 9.000 empleados y empeladas. Los establecimientos Walmart cambiarán de marca, mientras que los otros "continuarán atendiendo a los clientes en Argentina", indicaron ambas empresas.
Alejado de la política mainstream después de intentar sin éxito gobernar la provincia de Buenos Aires, Francisco De Narváez se dedicó en los últimos cinco años a su grupo empresario. Además de la industria textil (con participaciones en las marcas Rapsodia y Caro Cuore) y el establecimiento La Rural, el grupo es dueño de El Cronista, Apertura y otros medios y de redes de supermercados en Ecuador (Tía) y Uruguay (Supermercados Ta-Ta, BAS, San Roque, Multiahorro y Woow). Según la compañía, gestiona 24.500 "colaboradores" en distintas plataformas, a los que sumaría la planta de 9.000 empleados y empleadas de Walmart.
De Narváez vendió Casa Tía en 1999, al Exxel Group por 650 millones de dólares. Luego, Exxel vendió supermercados Norte y Tía a Carrefour, que se consolidó como la red de hipermercados y supermercados más grande del país, seguida por las tiendas Cencosud (Disco, Jumbo y Vea) y Coto. Poco antes, en 1995, Walmart comenzó a operar en el país.
Coto es uno de los grupos que quedó en el camino en la puja para hacerse con el negocio de Walmart. Según Infobae, ofreció el doble de dinero que sus competidores y una capitalización de 50 millones de dólares. En el sector se preguntaban qué pesó para que esa oferta, de ser cierta, haya sido desestimada. Otro de los interesados fue el grupo Inverlat, dueño de Havanna y Fenoglio, entre otras.
La cadena de origen estadounidense concreta, con la venta, una retirada que inició en febrero, cuando le dio un mandato al Citi para buscar un socio financiero o un comprador. La pandemia demoró la operación. Walmart también se retira de Gran Bretaña y de Brasil. La multinacional opera 11.500 tiendas en 27 países y facturó, en el año fiscal 2020, 524.000 millones de dólares, más de un PBI argentino.
Según la agencia AFP, la venta del negocio argentino le generará a Walmart una pérdida de mil millones de dólares. Las empresas no informaron el monto por el cual se efectuó la operación.
"Bajo la dirección de Fernando Minaudo, CEO del Grupo de Narváez, los nuevos propietarios continuarán impulsando el crecimiento a largo plazo de la empresa en el dinámico entorno minorista de Argentina. La empresa seguirá siendo uno de los empleadores más grandes de Argentina", se lee en el comunicado oficial.
EN FUGA. Además de Walmart, otras multinacionales dejan el país en el último tiempo, en medio de una dura crisis global y afectadas por los largos años de recesión doméstica. La última gran empresa en anunciar que dejaba su operación fue Brightstar, fabricante de teléfonos celulares y electrónica en Tierra del Fuego, que le vendió el negocio a Mirgor, la firma que controlan Nicolás Caputo y sus hermanos. Lo mismo ocurrió con Glovo, que vendió su negocio en la Argentina y otros países de Latinoamérica a la controlante de PedidosYa.
Otras salidas fueron más intempestivas, como la de Latam, que dejó de volar cabotaje y de operar vuelos desde Argentina y buscaba acordar en el Ministerio de Trabajo el despido de sus 1700 empleados. O la de Falabella, que cerró cuatro tiendas y oficializó su retirada.