ELECCIONES 2023

Una lucha fratricida llevó al PRO de Santa Fe a perder casi todo

El macrismo profundizó su debacle. Angelini apostó por Losada y le salió mal. Una diputada provincial en suspenso como premio consuelo. No metió concejales en Rosario y la capital. Scaglia y Chumpitaz, a salvo por Pullaro.

“Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera (...) si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”. La historia política tiene un catálogo de casos subsumibles en la frase más conocida del Martín Fierro. La última incorporación es la del PRO en Santa Fe. Preso de las disputas internas, el macrismo perdió casi todas sus apuestas a más y tampoco logró mantener mucho de lo que tenía. Federico Angelini es el que más pierde y le reza a San Bullrich. Gabriel Chumpitaz y Gisela Scaglia, a salvo del vendaval.

El macrismo santafesino está dividido al menos en tres. La presidencia del partido -en manos de Cristian Cunha- es del PRO puro, cuyo referente es el diputado Angelini. Descontentos con esa conducción, nacieron otros dos sectores: el PRO+, referenciado en la concejala rosarina Anita Martínez, y el PRO Evolución, con Chumpitaz y Scaglia como cabecillas. Además, hay al menos dos electrones sueltos: el santafesino Sebastián Mastropaolo y el rosarino Roy López Molina -en un retiro provisorio-. A la mayoría se los puede contar en el bando de los perdedores de las últimas elecciones.

Tanto el PRO puro como el PRO+ hicieron lo que creyeron una apuesta segura jugando con Carolina Losada, pero no pudieron resistir que la derrota también los arrastrara a ellos. No solo perdió Angelini como compañero de fórmula de la senadora, sino que quedó solo una candidata a diputada provincial -Ximena Sola- con posibilidades de entrar, para lo que necesita un triunfo de Unidos para Cambiar Santa Fe en la categoría.

Además, Charly Cardozo quedó cuarto en la interna como precandidato a intendente de Rosario. Allí tampoco habrá candidatos del PRO al Concejo -tanto Alejandro Roselló como Renata Ghilotti quedaron afuera-. En Santa Fe, Mastropaolo, único concejal del PRO, obtuvo un lugar poco expectante para renovar su banca. Incluso la ficha puesta en Anita Martínez -figura relevante en el electorado rosarino- como candidata a senadora terminó mal: perdió la interna con Ciro Seisas, el delfín del intendente Pablo Javkin.

La excepción es el PRO Evolución. El sector se fundió en una alianza con Maximiliano Pullaro, apostó y salió ganador: no sólo colocó a Scaglia como compañera de fórmula del ahora candidato, sino que Chumpitaz goza de mucha cercanía con el exministro y suena como miembro de un hipotético gabinete. Pullaro retribuye: en acuerdo con Horacio Rodríguez Larreta colonizó la nómina de postulantes a la Cámara de Diputados nacional, se quedó con el primer lugar para un leal, y le cedió el segundo a Verónica Razzini, de sus laderos del macrismo.

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Más allá de los números, la degradación del PRO se refleja en un aspecto cualitativo: ya no tiene electores, candidatos invencibles, figuras taquilleras que traccionen al resto del espacio. Lo que alguna vez fueron Miguel Del Sel, Roy López Molina o Anita Martinez, el PRO lo perdió a fuerza de derrotas, peleas internas y cierres en los que relegó los primeros lugares y se puso a disposición de algún socio. El partido especializado en fabricar candidatos se quedó sin su principal materia prima, por lo que la renovación se impone como ineludible.

Un ejemplo fue lo que pasó en Rosario: en acuerdo con Javkin -interesado en alguna figura de derecha que le robe votos a Miguel Ángel Tessandori-, el PRO postuló dos nombres para el Palacio de los Leones, de dos sectores distintos: Germana Figueroa Casas y Charly Cardozo. Duró poco porque -también con intervención del javkinismo, preocupado ahora por hacer una de más-, a los pocos días bajaron a Figueroa Casas, una figura con poco conocimiento en el electorado rosarino pero con mayor potencial -por ser mujer, por su formación y por ser una nueva figura- que Cardozo.

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A Angelini hay que anotarle otra derrota, pero en el plano nacional. De cara a las elecciones de este año, aplicó una máxima cuya autoría le atribuyen muchos operadores: “Prefiero el 10% de algo al 100% de nada”. Pragmático, fichó con Losada, repartió candidaturas para sus laderos, y arrimó como prenda de cambio el apoyo irrestricto de Patricia Bullrich, que lo cuenta entre sus armadores nacionales más cercanos, y a la que reemplazó en la jefatura institucional del PRO nacional.

La presidenciable PRO se entusiasmó con anotarse la primera victoria fuerte en su interna voto a voto contra Rodríguez Larreta, que apoyaba -no con tanto entusiasmo- a Pullaro, y jugó fuerte: spots, recorridas por el territorio, sustento técnico para las propuestas en seguridad de Losada. Salvo prenderse en los dardos envenenados al exministro, Bullrich hizo todo. Convencida, viajó el domingo de las elecciones para obtener la foto de un triunfo que no existió. Con la derrota consumada, la presidenciable no apareció frente a las cámaras, volvió a su hotel y se fue de Rosario al día siguiente.

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A pesar de haberla conducido a esa derrota dolorosa, que resultó la primera caída directa de Bullrich frente a Larreta, la jugada del sector del presidente del PRO nacional fue ubicar a su leal José Núñez en la boleta de Bullrich, como precandidato a diputado nacional. Esperanzados en encuestas que le dan muy bien a la exministra en Santa Fe, la apuesta es que la exministra llegue a la Casa Rosada, lo que le permitiría a Angelini no solo volver a ser el “facilitador” del gobierno nacional en la provincia como lo fue durante el macrismo, sino tener un rol preponderante en ese gabinete.

Por las dudas, el presidente del PRO nacional fue el primero del ecosistema que rodeó a Losada durante la campaña en desplegar un operativo reconciliación con Pullaro. Lo hizo menos de una hora después de cerrados los comicios, cuando llamó a una Scaglia que aún ni había llegado a Rosario para felicitarla por el triunfo. También estuvo en el bando de los que desautorizó el pedido de la senadora de no asistir a la primera reunión de Unidos post elecciones. La movida la completó el "Negro" Núñez, tirándole flores a Pullaro ya en el marco de la campaña nacional.

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Cuando se abrió de Angelini, hace dos años, Chumpitaz prometía disputarle la conducción del partido. No tiene aún poder de fuego como para hacerlo pero, nobleza obliga, es lo único amarillo que quedó en pie en un partido que pasó de tener nueve concejales en Rosario a tener solo dos. De diez diputados provinciales a solo una, con suerte y sujeta a que Unidos derrote a Perotti en la categoría. Un partido que se enfrascó en luchas fratricidas y terminó replicando el escenario nacional pero al revés: en Santa Fe, el PRO es el furgón de cola de la UCR. Un furgón atomizado.

La diputada Germana Figueroa Casas.
Cacu Candido, el pullarista candidato de Horacio Rodriguez Larreta en Santa Fe

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