La sociedad de Federico y Roy, el primero más adepto a las sombras y el segundo a la luz pública, fue uno de los pilares para el crecimiento de los amarillos santafesinos. Pero en el transcurso de 2018 pasaron cosas y en 2019 la sangre llegó al río. Hoy son adversarios y lideran sectores distintos.
En diálogo con Letra P, López Molina fustigó a Angelini, lo acusó de liderar una “facción” que no tiene “contenido” y le endilgó ser “extremadamente cerrado y sectario”. Para el edil rosarino, en la movida por ensanchar el arco no peronista, el único objetivo del diputado nacional electo es “venderle a precio vil el espacio de Juntos por el Cambio al socialismo de Lifschitz”.
-¿Por qué Juntos por el Cambio remontó como remontó en Santa Fe?
-Entre las PASO y las generales conocimos a un (Mauricio) Macri que no conocíamos. Se recompuso de un mazazo y salió a realizar una campaña mano a mano, convencido de entregarlo todo para que sobreviviera todo. Y por otro lado, la gente, nació un sujeto político que yo llamo la clase republicana. No alcanzó para ganar, pero sí para dejar en pie a un presidente y un espacio para la construcción futura.
-¿Macri sigue siendo el referente único del espacio a nivel nacional?
-Sí, porque es un hecho inédito que un presidente no peronista termine un mandato. Muchos pretendían verlo saliendo por la puerta de atrás, escupiendo sangre, y es un presidente que está gobernando y conduciendo una transición ordenada que se valorará más adelante. Debe haber un proceso de apertura estratégica y fortalecimiento de liderazgos locales, tanto municipales y provinciales, y de valorar muchísimo el debate interno y la sana confrontación de ideas.
¿La victoria de Angelini en la categoría diputados nacionales lo convierte en líder de Juntos por el Cambio en la provincia?
-El resultado de la elección es resultado de la actitud positiva del liderazgo del Presidente. Plantear otra cosa es desconocer eso. Quitarle méritos al Presidente o adjudicarse méritos que no son propios es una actitud de picardía. Por otro lado, el que arrastra es el Presidente, no creo que haya un dirigente de Santa Fe que se acerque a lo que sacó Macri. El que plantee otra cosa nos toma el pelo.
-En una entrevista que le dio a Letra P, Angelini eligió no nombrarlo a usted, pero sí hizo referencia al decir que había dirigentes que no acompañaron en la campaña. ¿En qué estaban entonces?
-Lo que Juan dice de Pedro habla más de Juan que de Pedro. Cuando muchos estaban viendo de qué manera se encaraba la segunda parte de la campaña, un grupo de dirigentes, del que formamos parte, nos pusimos de acuerdo en que la gran convocatoria debía surgir de la fiscalización del voto. Allí surgió el `la damos vuelta´. Muchos habían quedado presos de no poder reconocer los éxitos de Macri en un contexto económico, en la lucha de corrupción, en materia de energía y la lucha contra el narcotráfico. Este conjunto de dirigentes tomó la iniciativa de salir a la cancha después de las PASO, tampoco tenemos una mirada negativa de los que lo hicieron después y se sumaron a la estrategia del `darla vuelta`. Esas expresiones que rechazamos tienen que ver con una mirada sectaria, personalista y con signos de autoritarismo fuerte, de entender que lo que no conduzco no existe, la negación del otro. Eso no nos define.
-¿Por ese motivo hubo dos búnkeres separados la noche del 27 de octubre?
-Desde el comienzo de la campaña intentamos sumarnos desde un lugar distinto, cuidando la imagen de Macri. Si no hubiésemos abierto una alternativa plural y democrática, donde no existe que uno manda y el resto obedece, de permitir el debate y la deferencia, hubiese habido más de 200 dirigentes sin lugar en la campaña oficial nacional. Algunos lo ven como un desmérito. Nosotros, al contrario.
-¿De qué forma darán el debate interno ante una negación evidente?
-No depende de quien conduce un sector o una facción, depende de la realidad que ya marca y ya está ocurriendo a nivel nacional en cada distrito. Lo sano es que se generen alternativas y en dos años se compita por los cargos legislativos que estén en juego. Guarda que atrás de esos mensajes de unidad etérea, sin contenido, planteados desde la política o títulos de que hay que ampliar el espacio no peronista se esconde una sola intención política: venderle a precio vil el espacio de Juntos por el Cambio al socialismo de (Miguel) Lifschitz. Es clarito y sin eufemismos. Plantear ampliar el espacio no peronista lo único que quiere decir es sumar al socialismo. Hay límites y nosotros señalamos como responsable al socialismo del aumento de la delincuencia y el narcotráfico y el deterioro policial. ¿Cómo le explicamos al 40 por ciento que acompañó a Macri, pero no al socialismo, que ahora somos todo lo mismo? Tampoco es estratégico, debe ser el único espacio que propone aliarse con quienes perdieron. Y más allá: el espacio no peronista sin el socialismo le ganó al PJ y la dio vuelta, y a un gobernador peronista. Esto responde a intereses políticos personales de sectores que le tienen miedo a crecer.
-¿Está dispuesto entonces a disputarle a Angelini el liderazgo del PRO santafesino?
-No personalmente, pero sí como representante de un sector que ya trabaja en Juntos por el Cambio con autonomía y parámetros distintos. Hay sectores políticos que ya no comparten los mismos valores y principios de lo conocido como la conducción tradicional. Ya no hay solamente una sola voz que represente al PRO. Y aunque no lo dijera, la realidad marca lo mismo porque depende de una voluntad colectiva. Yo quiero estar en un espacio competitivo porque en lo Ejecutivo, en la grande, es donde uno tiene las herramientas para cambiar y resolver los enormes problemas por ejemplo de seguridad que tiene Rosario. Es eso lo que viene y no hay que tenerle miedo, hay que promoverlo. La primera estación de este recorrido es en 2021, porque el liderazgo los dan los votos y la voluntad popular genuinos y en Santa Fe es en la Boleta Única. Siempre promoví las internas, tuve dos. Nunca las rechacé ni busqué un recoveco legal para evitarlas.
-¿Se siente capacitado para conducir esa voluntad?
-No lo quiero centralizar en mi persona. Esto fue la voluntad de intereses que veíamos que lo que estaba se había transformado en algo extremadamente cerrado y sectario, sin lugar a quienes no profesaban una fe absoluta en un determinado referente. Para no repetir los errores, la construcción no debe depender de una persona, sino de quienes queremos dar una discusión sana para evitar que nuestro espacio político termine al lado del socialismo de Lifschitz. No es una pelea política por las formas, una comisión en el Concejo, el cartel o el liderazgo transitorio, esto tiene que ver con una forma de defender ideas y ser consecuentes con lo que votó la gente y no terminar siendo el convidado de piedra de una construcción eminentemente voraz como la del socialismo en Santa Fe y que será más voraz a partir del 10 de diciembre cuando sea oposición.
-Compartió una actividad con la diputada provincial electa Amalia Granata. ¿Hay una sociedad, un eje ahí? ¿Cuál es el alcance?
-Cuando planteo que hay que hacer una apertura estratégica es tratar de entrar en sintonía con referentes que respeto mucho como Amalia o en su momento Miguel Del Sel, que se meten en política sin necesidad de ser conocidos o sin necesidades económicas. La lucha de Amalia es por las dos vidas, no le ha sido sencilla porque le ha costado mucho, por ejemplo, con la operación que sufrió la semana pasada. Ella estará en la Legislatura, nosotros en el Concejo, hay temas comunes de interés, la lucha con las adicciones, trabajo social, deporte, es importante sin dramatizar buscar las coincidencias.
-¿Pero el vínculo es con todo el bloque o solo con ella?
-Nosotros nos vinculamos con quien es la referente de ese espacio y quien sacó 300 mil votos. Tiene que ver con que detrás de ese 40 por ciento hay un sentimiento de que la dirigencia política se ponga de acuerdo. No hay que asustarse cuando dirigentes que tienen cercanías ideológicas intentan ponerse de acuerdo con políticas públicas.
-¿No hay nada cerrado?
-No, para nada, es el primer acercamiento que tuvimos. Ya lo había hecho sin ser diputada el año pasado. Como la figura de Amalia tiene impacto a veces se sobredimensionan los gestos. Acá hay coordinación legislativa. Me preocupan quienes se preocupan porque haya dirigentes que estén compartiendo mesas de café sobre temas importantes.