Un ministro radical de peso es quien tiene más chances, pero suena una solución salomónica para contentar a todos los sectores. La cuestión de fondo.
Unidos para Cambiar Santa Fe decide al presidente o presidenta de su bloque.
Las negociaciones dentro de Unidos para Cambiar Santa Fe de cara a la Convención constituyente, en torno al reglamento y a los contenidos de la nueva Carta Magna, avanzan. A poco más de un mes, las reuniones se multiplican, pero hay aún un tema que no se terminó de definir: la presidencia del bloque oficialista para encarar la reforma constitucional.
En sus negociaciones, Unidos superó el primer escollo. Determinar si los convencionales se organizarían en un bloque único o cada partido tendría el propio bajo el paraguas de un interbloque oficialista. La primera opción era defendida por la Unión Cívica Radical y el PRO, mientras que el socialismo pugnaba por mantener la autonomía, al igual que en la Legislatura provincial.
Dos fueron los argumentos que se utilizaron para vencer la resistencia del partido de la rosa. Por un lado, que a diferencia de 2023 las candidaturas del frente no se dirimieron en una interna, sino que se decidió competir con una lista de unidad con el nombre de, justamente, Unidos para Cambiar Santa Fe. Por otro lado, que el propio Maximiliano Pullaro es convencional y no parecía una buena señal que forme parte de un bloque en el que se excluya a socialistas o macristas que, en la práctica, forman parte de su gobierno.
Queda por definir quién presidirá ese bloque único. Si bien aún no se abordó el tema en la negociación fina, figuras de todos los partidos reconocen que quien conduzca la bancada de convencionales oficialistas debe ser radical. No solo porque es el partido del gobernador, sino también porque es el espacio con más convencionales, con 20 escaños. Hay un nombre que asoma por su propio peso: Fabián Bastia.
El ministro de Gobierno reúne más de una condición que lo hace número puesto para el rol. Es el encargado formalmente de la política en el gabinete, cuenta con la confianza indiscutible del gobernador y, además, tiene experiencia legislativa por su pasado como diputado. De hecho, en 2023 fue electo legislador y su destino iba a ser la jefatura del bloque de la UCR en la cámara baja, hasta que Felipe Michlig se bajó del gabinete y Pullaro le pidió que asumiera al frente de Gobierno.
Hay otra opción que flota en las cabezas de alguna de las figuras más importantes de Unidos. Consiste en armar una especie de comisión con un representante de cada uno de los tres partidos más importantes del oficialismo con representación en la Convención -son en total cinco- para comandar el bloque. Allí, Bastia representaría a la UCR, pero el PS y el PRO también tendrían una silla. Es decir que solamente CREO y UNO -cada uno con un convencional- quedarían afuera de la conducción del cuerpo.
En ese escenario, el que pica en punta por el partido de la rosa es Joaquín Blanco, acostumbrado al rol en virtud de ser presidente del bloque socialista en la Legislatura. Del lado del macrismo, se perfila Cristian Cunha, que no tiene experiencia legislativa, pero fue uno de los principales negociadores amarillos en el proceso de conformación de Unidos. Aunque ahora se muestra en sintonía, Cunha fue quien enfrentó a Gisela Scaglia en la interna del PRO del año pasado, lo que podría dificultar su nombramiento.
La intención de fondo es ampliar la mesa de la comisión de labor parlamentaria, que es la que se encarga de organizar el plan de trabajo de cualquier cuerpo legislativo. Por eso, cualquier solución que contemple este fin tiene chances de ser aceptada. Incluso, si se instrumenta un sistema por el cual la integren distintos convencionales de acuerdo al tema que se esté tratando, una opción que algunas voces han mencionado.
Aunque no hay confirmaciones, existe un consenso que incluye al peronismo para ungir a Michlig como presidente de la Convención. A cambio, el PJ quiere la vicepresidencia primera. Sin embargo, en el justicialismo sospechan que ese lugar es pretendido por el socialismo. ¿Existe la posibilidad de que se creen tantas vicepresidencias como partidos que forman parte de la Convención? No se descarta, aunque sería una forma de licuar el cargo y que, por eso, se convierta en una solución rechazada.