Rosario, desde el 13A, es terreno de análisis y estudio para Unidos para Cambiar Santa Fe. Por el tercer puesto del oficialismo en la ciudad más poblada de Santa Fe, pero también por el escenario complejo futuro que carece de claridad en el presente. Estrategia, orden y candidaturas, todo en análisis. La relación Maximiliano Pullaro – Pablo Javkin, en foco.
El análisis de Rosario, respuestas varias
Que la dispersión del voto, que el debut de La Libertad Avanza (LLA), que el desgaste de la gestión, que no hay candidatos de peso en el frente. La lectura es multicasual, pero es compartida por el grueso de Unidos. Hay preocupación y la semana que viene arranca una ronda de consultas interna para abordar el próximo frente: la elección del 29 de junio.
El análisis, sin embargo, no se detiene en el resultado Carolina Labayru en las generales. La secretaria de Cercanía llegó a las PASO con bajo nivel de conocimiento y dos tanques electorales en la otra vereda, Juan Monteverde y Juan Pedro Aleart. Se podría decir que fue digna su performance, pero en junio – cuando la cancha de candidatos esté más allanada y la campaña más clara – no tendrá excusas.
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El problema para Unidos en Rosario antecede al 13A. Duro, pero cierto es que el oficialismo no tiene una referencia taquillera en la ciudad más poblada de la provincia. En criollo, hoy no tiene rivales para empardar a Monteverde y Aleart. “Esto es una pelea de enanos”, se sinceraba un operador malicioso de la coalición en los días previos al cierre de listas, cuando la estrategia no estaba definida.
Qué hay en la cancha de Unidos para Cambiar Santa Fe
El senador Ciro Seisas, pese a la derrota con Aleart, está en carrera. Tiene tiempo para revisar el resultado del domingo pasado y también para darle cuerpo a otra aventura electoral, ahora por la intendencia. Cuenta con el apoyo del intendente Javkin y cosecha una buena estima de parte del gobernador Pullaro.
Sea él u otra la persona que juegue fuerte por Unidos en 2027, lo cierto es que carga con un peso insoslayable: el desgaste de la gestión. El socialismo gobernó tres décadas Rosario y Javkin acumula cinco años y medio en el poder. No es casual que Aleart chicanee con un “basta de más de treinta años de socialismo”. Rosarinos y rosarinas eligieron a Javkin para cerrar una historia con el PS, pero ¿se cerró efectivamente? ¿La ciudad reconoce que Javkin y socialismo no son lo mismo? ¿O el desgaste afecta por igual?
El intendente, con dos años por delante, homicidios a la baja y una ciudad realmente más segura, tiene la oportunidad de estamparle su impronta a Rosario. Con obra pública, unos juegos Odesur que posicionarán a la ciudad y la necesidad de construir una nueva narrativa. Quizás llegó el momento de terminar con el “recuperar” para pasar a un relato más positivo.
El juego de Maximliano Pullaro en Rosario
Rosario, como se contó en Letra P el mismo domingo electoral, fue el centro urbano donde Pullaro – en la categoría distrito único – tuvo peor rendimiento. Ganó la tira, pero sacó 26 puntos, ocho menos que la media provincial. “Tuvimos que enfrentar a todos candidatos rosarinos, Monteverde, Mayoraz, Lewandowski, y el gobernador es de Hughes”, explicó un jugador pullarista.
De todos modos, el radicalismo, o el sector del gobernador, no puede no permitirse un plan político para la ciudad más grande. El pullarismo tiene que construir una alternativa para Rosario, una persona que sea referencia para el espacio. Un dirigente del oficialismo ya soltó la idea de ir a buscar a un empresario, identificarlo con la gestión provincial y arrancar. Ya, no esperar a 2027.
Rosario merece un abordaje en detenimiento. Con una probable derrota en junio, la situación puede descontrolarse. Desgaste y victoria opositora son un combo difícil de superar, pero se combate al menos con cohesión. Y en eso, son Pullaro y Javkin los principales responsables, gobernador e intendente. Nadie se salva solo.