LA CARTA MAGNA

Santa Fe: el reglamento de la Convención desnuda tensiones internas en Unidos

La coalición busca confluir en un trabajoso acuerdo para la constituyente. Dónde afloran las diferencias. Distintos métodos de negociación y el próximo paso.

A menos de dos meses del inicio de la Convención que abordará la reforma constitucional de Santa Fe, las conversaciones puertas adentro del oficialismo provincial toman temperatura. La coalición quiere unificar posturas en torno a una propuesta de reglamento y a un proyecto de nueva Carta Magna, pero la negociación se estira y desnuda tensiones entre los socios de la alianza.

Las discusiones que afloran en Unidos para Cambiar Santa Fe

Una de las cuestiones relativas al reglamento que causó desencuentros fue la posibilidad de que el presidente de la Convención tenga doble voto en caso de empate. Si bien las fuentes coinciden en que la conversación fluye y la sangre no llega al río, esa prerrogativa para quien presida el cuerpo constituyente -que seguramente sea una figura del radicalismo- fue uno de los ítem sobre los que el socialismo planteó una objeción.

Otra cuestión reglamentaria fue la discusión acerca de si Unidos debía organizarse con un esquema similar al de la Legislatura -bloques partidarios que forman un interbloque- o conformar directamente un interbloque. Las figuras más cercanas a Maximiliano Pullaro lograron que se impusiera la segunda opción. Argumentaron que, a diferencia de lo que sucede en la Legislatura, en la Convención el gobernador de Santa Fe será parte.

En el plano del contenido también hay disidencias. El ministro de Obras Públicas, Lisandro Enrico, tuvo una participación que generó algo de ruido en unas jornadas de debate sobre la reforma constitucional que organiza la Universidad Nacional de Rosario. Allí, se expresó en contra de la idea de “ministro coordinador”, incluida en la ley declarativa de la reforma. “Otra de las tantas cosas que aparecieron solo porque se usan en Europa y suena lindo”, dijo el convencional electo. No cayó bien: se trata de una idea que el socialismo incluyó en el dictamen y terminó convirtiéndose en ley.

La tensión desnuda

Las discusiones desnudan cierta tensión puertas adentro de Unidos. En el socialismo aseguran que todo debería ser parte de un acuerdo integral que incluya la cuestión reglamentaria y el contenido, para el que nada está dado por hecho. No quieren, aseguran, una negociación por partes. Ese acuerdo integral, dicen, “se va a ir construyendo en simultáneo”. Para eso son las reuniones que vienen sucediéndose en los últimos días. Sin embargo, ven que aún están en etapas preliminares de la conversación. “Los ansiosos pierden”, rezan.

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En el resto de los socios de la coalición, especialmente en el radicalismo y el PRO, se fastidian porque creen que se trata de una suerte de modus operandi de parte del socialismo para negociar: pedir por todo, para luego ceder y quedarse con lo que realmente pretenden. “Quieren forzar un equilibrio que no van a tener, porque tienen un bloque minoritario en esto”, repiten sus detractores con un ojo en los números. En la Convención, el PS tiene siete escaños de 69, a diferencia de Diputados, su bastión, donde tiene 15 de 50.

Una reunión a la calle

Lo cierto es que el tira y afloje no es algo nuevo. La coalición ha venido funcionando así desde que asumió el gobierno y lo hizo con éxito. Eso no implica que las tensiones no afloren en las negociaciones y que sea necesario encontrarse para aplacarlas. Por ejemplo, como sucedió en la tarde del martes en la sede de la Fundación Pensar de Rosario. La plana mayor de la coalición se reunió para charlar allí de la reforma constitucional. Fue casi abierto al público: se juntaron en una sala de reuniones con un ventanal sin cortinas que da a la concurrida avenida Pellegrini. Más de un curioso los pudo reconocer.

Del encuentro participó la mesa chica del gobierno: el ministro de Gobierno Fabián Bastia, el secretario general Juan Cruz Cándido, el senador Felipe Michlig, el secretario de Vinculación Institucional, Julián Galdeano, y hasta Martín Pullaro, subsecretario de Vinculación Estratégica. Por el lado del socialismo estuvieron los legisladores Joaquín Blanco-que se sentó en la cabecera-, Varinia Drisun y Mariano Cuvertino, mientras que al PRO lo representaron el convencional Lucas Incicco y el secretario de Cooperación, Cristian Cunha.

En principio, se llegó a dos acuerdos: Por un lado, conformar una delegación para abrir la discusión del reglamento a otras fuerzas políticas. La idea es contener la mayoría de los pedidos posibles porque, entienden en la coalición, tienen costo neutro: “No vamos a ir al choque por una comisión más o una comisión menos”. Por otro lado, coincidieron en empezar a redactar el dictamen que condense la Constitución que Unidos quiere y llevará como proyecto a la Convención.

Además, la reunión sirvió “para semblantearse y empezar a destrabar las pocas trabas que hay”, reveló en estricto off the record una fuente al tanto, que ubicó todas las disidencias en el plano del toma y daca propio de la negociación, pero descartó que “los temas que se acordaron en la previa de la ley y figuran allí” vayan a modificarse. “Son acuerdos y se van a cumplir”, sentenció.

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