Los dos cortesanos acumulan años en el Poder Judicial y resisten con uñas y dientes su salida. Protestas públicas y el recurso del barro territorial.
Rafael Gutiérrez y Roberto Falistocco, jueces de la Corte Suprema de Santa Fe.
“Me voy a ir cuando yo quiera”, desafió, en público, el presidente de la Corte Suprema de Santa Fe, Rafael Gutiérrez cuando la Casa Gris, comandada por el radical Maximiliano Pullaro, desplegó un abanico de presiones, económicas, legales y de opinión pública, para renovar el máximo tribunal.
Ni el límite de edad que establece la Constitución nacional, de 75 años, para el ejercicio de la magistratura, ni un tope a las jubilaciones establecido en una nueva reforma previsional son suficientes para que el cortesano acuerde una salida como sus pares María Angélica Gastaldi y Mario Netri, que ya avisaron que se jubilan.
Gutiérrez quiere moverse a su tiempo y modo, sin plazos. Y si, finalmente, se va, quiere ser el último en apagar la luz. En esa batalla sin cuartel, otro cortesano lo respalda y se abroquelan: es Roberto Falistocco, también hombre influyente para el peronismo histórico de la capital provincial.
Como contó Letra P, Pullaro tiene en sus planes una renovación del Poder Judicial desde incluso dos meses antes de asumir y lo priorizó en su primer discurso como gobernador. La carga sobre el tema no sorprendió, pero nueve meses después logró extraerlo de las mesas chicas del Círculo Rojo para posicionarlo en la agenda de discusión pública diaria.
A Gutierrez y Falistocco, sin embargo, les gustan los desafíos y la lógica intramuros de la la política cortesana tuvo un cambio de rumbo rotundo en las últimas semanas: hubo fotos y protestas públicas de funcionarios judiciales, tanto en Santa Fe como en Rosario, como casi no se recuerdan en la historia de la Justicia santafesina.
No solo eso: los magistrados superiores empezaron a bajar al territorio. Este viernes, por ejemplo, Gutiérrez y su par Eduardo Spuler visitaron barrio Esmeralda en la capital provincial, un distrito signado por la pobreza, con la excusa de recorrer el nuevo edificio de la Defensoría zonal.
Roberto Héctor Falistocco, nació en 1948 en Rosario. Fue uno de los principales diseñadores de la Ley Orgánica del Poder Judicial en 1987, que estableció el despliegue institucional en el territorio provincial y las competencias de cada juzgado. Su atención siempre estuvo enfocada en los tribunales civiles y comerciales de Rosario, donde se tramitan un volumen colosal de causas.
Su influencia siempre se extendió más allá de lo judicial, llegando a sugerir nombres para cargos importantes en gestiones provincial. Como ministro de la Corte, Falistocco sobrevivió a siete gobernaciones y también a una renovación importante que tuvo el cuerpo en el año 2000, en la gobernación de Carlos Reutemann, cuando cuatro de sus seis integrantes fueron reemplazados. Este año, cumple 33 como miembro de la Corte.
Antes de llegar al último piso de los tribunales santafesinos, Falistocco fue funcionario del Poder Ejecutivo en los gobiernos de José María Vernet y Víctor Reviglio. Como subsecretario de Asuntos Legislativos y de Justicia, era el nexo entre la Casa Gris y la Legislatura y en 1990 trabajó intensamente en las negociaciones para que se aprobara la Ley de Lemas. Al año siguiente, Reviglio impulsó su pliego y así pasó a ocupar, sin escalas, un sillón en la Corte.
Rafael Gutiérrez, nació en 1947 en la capital provincial y empezó su carrera a los 27, entre expedientes del fuero civil y como lo indicaban los manuales de la vieja escuela: con muchos contactos y radicándose en ciudades alejadas de la capital provincial. En la localidad de Vera, sumó el puntaje necesario para convertirse primero en secretario y luego en juez de primera instancia. Ya de vuelta en Santa Fe, llegó a camarista.
El salto más alto lo dio en 2000, durante el segundo mandato de Carlos Reutemann. Antes de dejar la Casa Gris, el excorredor de Fórmula 1 designó a tres integrantes para el máximo cuerpo decisorio: su abogado personal, Eduardo Spuler; su amiga y exdiputada del PJ, María Angélica Gastaldi, y el primo de su exesposa, el propio Gutiérrez, quien se convirtió en un férreo protector de la reutemista “Ley Enganche”, por la cual los trabajadores del Poder Judicial de la provincia ganan lo mismo que uno de Comodoro Py. Hoy, esa ley y un posible desenganche, son analizados con lupa por el equipo legal de la Casa Gris.
Sin embargo, Gutiérrez es para el gobierno un caso particular. Porque – interpreta la Casa Gris – es el único cortesano en condiciones de ser sometido a un juicio político por su intervención y manifiesto poder de lobby en la causa Vicentin. Mario Netri y Eduardo Spuler son los dos ministros sobre los que más se venía hablando de un retiro inminente. Ambos tienen más de 80 años.
Le siguen María Angélica Gastaldi y Roberto Falistocco (el de mayor antigüedad en el cargo ya que llegó en 1990), también excedidos de los 75 años que marca como límite la Constitución nacional y que la Corte Suprema de la Nación ratificó en el caso Ana María Figueroa. El quinto que está fuera del rango etario es el presidente y hombre fuerte del organismo, Rafael Gutiérrez. El sexto miembro es Daniel Erbetta, también nombre de mucho peso en el tribunal, que tiene 71.
Con las salidas confirmadas de Gastaldi y Mario Netri y la eventual chance de elevar de seis a siete el número de integrantes, el gobierno ya se ganó una suerte de mayoría en la Corte futura. Con la composición nueva, que nacerá en abril, el sistema de poder del tribunal tal cual se lo conoce entrará en eclosión.