La oposición política de La Pampa terminó 2023 y empezó el nuevo año con una jugada que anuncia su decisión de ir a fondo para complicarle la gestión al gobernador peronista Sergio Ziliotto: los distintos bloques hicieron un rejunte de firmas con la excusa de pedirle al gobierno provincial que difunda información sobre los planes Potenciar Trabajo.
No es el fondo de la cuestión lo importante, sino la forma: una demostración inicial de que esas partes que son el PRO, el radicalismo y Comunidad Organizada pueden conformar un mismo espacio para convertirse en obstáculos del ziliottismo, en un contexto que para el oficialismo es una cuesta empinada.
Ziliotto debe lidiar con la avanzada del gobierno de Javier Milei, que implica otros efectos y costados: la parálisis de la obra pública, el impacto negativo de la renuncia a los BRICS, la reducción de fondos, la devaluación y el ajuste salvaje que también movilizan a los gremios estatales provinciales.
En ese marco, no sólo la oposición se agazapa, sino que el ultravernismo legislativo también atiende su juego y ya hizo una movida para demostrar independencia del gobernador.
Mano a mano hemos quedado
La Legislatura pampeana está empardada y se prevé un año picante, porque hay actores de altísimo volumen político. El peronismo tiene 15 bancas y los tres bloques opositores las otras 15. Se prevé un clave rol de desempate de la vicegobernadora Alicia Mayoral.
Estaba cantado que el radicalismo y el PRO podrían jugar en tándem, como lo hicieron en los años anteriores, pese a los resquemores que dejó un 2023 cargado de internas y el posicionamiento frente al gobierno nacional. Con el correr de las semanas, parece haber una confluencia hacia una posición común: el radicalismo, que en general decía que Milei era su “límite”, ahora simplemente encuentra “matices” sobre las formas del cambio; el PRO está jugado a fondo en defensa del gobierno nacional, con el diputado Martín Ardohain como escudero.
Aún así, Ziliotto juega un Operativo Seducción con sectores de la UCR, alimentando históricos puentes: a la buena onda con las intendencias le sumó el gesto de hacerle lugar a la oposición en el directorio de la empresa Aguas del Colorado, donde fue a parar el exdiputado boina blanca Marcos Cuelle.
Sí fue una sorpresa que el documento para anunciar la montonera opositora también cosechara las firmas de Maximiliano Aliaga y Sandra Fonseca, integrantes del espacio Comunidad Organizada que lidera el exministro y exintendente de Santa Rosa Juan Carlos Tierno.
El tiernismo fue parte del peronismo pampeano, pero tras un sonoro y resentido portazo quiere ocupar el espacio de la ultraderecha: Tierno siempre coqueteó con Patricia Bullrich y ahora se relame con los movimientos de La Libertad Avanza, que en La Pampa no tiene estructura ni figuras de peso, a tal punto que no pudo presentar candidaturas para la Cámara de Diputados.
Sectores del PRO y de la UCR propusieron a principios de año una alianza con Tierno para ganarle al PJ pampeano, pero la mayoría de la dirigencia del radicalismo frenó ese arreglo. Ahora se abre otro escenario, en el que resaltan todavía las incertidumbres, las especulaciones y también los egos.
El proyecto de resolución que la oposición firmó en pleno para dejar testimonio de ese gesto de unidad, le reclama a Ziliotto que le informe al fiscal Guillermo Marijuan si en La Pampa hay personas que tengan el Potenciar Trabajo y a su vez un empleo en la administración pública: esa incompatibilidad, detectada en otras provincias, llevó al gobierno nacional a recortar más de 5.000 beneficios.
Seis apóstoles
Ziliotto, además, no tiene reelección: de algún modo ya se lanzó la carrera por la sucesión. Ese detalle también anuncia ruidos en el propio campamento oficialista. De hecho, el ultravernismo ya marcó la cancha muy a su modo: los seis representantes legislativos que eligió el exgobernador Carlos Verna estuvieron ausentes ante una convocatoria que hizo Ziliotto.
Aunque ambos bandos integran la mayoritaria línea Plural, no es un secreto que hay dos espacios muy marcados: el “ziliottismo”, que como línea interna está en larga formación, y quienes responden a la figura del caudillo de General Pico. En la Cámara de Diputados pisan fuerte el exsenador Daniel Lovera y el exdiputado nacional Hernán Pérez Araujo.
Hay un antecedente que ahora se agita como fantasma: el fuego amigo de 2011-2015 paralizó la gestión del gobernador Oscar Mario Jorge, que se había alineado como un ultracristinista, pero encontró palos en la rueda en la Legislatura por parte de una docena de vernistas, con la camiseta del PJ pampeano, comandados a control remoto por Verna y apodados “Los 12 apóstoles”.
Hoy la presidencia del bloque legislativo está en manos “neutrales”: se le respetó el compromiso a Espartaco Marín, hijo del exgobernador Rubén Marín y referente del sector interno Convergencia.
En el ultravernismo hubo cierta insatisfacción con el armado del gabinete provincial: Ziliotto no hizo ningún lugar a sus soldados. Los nombres del Ejecutivo representan una cabal continuidad de la gestión anterior y, en todo caso, sí hizo espacio a intendencias que fueron cien por ciento leales al gobernador. Uno de los empoderados en ese proceso fue, sin dudas, el flamante ministro de Gobierno Pascual Fernández.
Los otros obstáculos para ZIliotto provienen de la gestión. El pampeano es uno de los gobernadores peronistas que más cuestiona la avanzada libertaria. Día tras día denuncia el ajuste salvaje y el avasallamiento institucional, del mismo modo que lo hacen la mayoría de las figuras del PJ pampeano en distintos ámbitos y jurisdicciones.
La Pampa acostumbró a sus gremios estatales a salarios que siguieron paso a paso la inflación, con incrementos mes a mes. Ziliotto abrió el paraguas y avisó que esta vez el impacto devaluatorio genera un desfasaje inatajable. Los sindicatos se mostraron relativamente comprensivos y le apuntan a Milei, pero en algún momento el interés diverso de las partes potenciará las tensiones.