General Pico es la segunda ciudad de La Pampa, pero además es un territorio donde a veces se definen por sí mismas las elecciones provinciales: el peronismo buscará este domingo una amplia diferencia en su disputa local para garantizar el triunfo general, pero también para marcar la cancha con mensajes internos de enorme peso hacia el futuro.
Se espera que la reelección de Sergio Ziliotto se cimente en el histórico bastión del PJ pampeano, que no obstante ha soportado tormentas electorales cada vez que apareció una contienda legislativa. Las encuestas dan por hecho que la intendenta Fernanda Alonso, ultravernista, obtendrá la reelección con un amplio margen. Inmediatamente quedará posicionada como hipotética aspirante a la gobernación en 2027.
Planetas alineados
A “la patria piquense”, como se llama a sí mismo el grupo que agita al exgobernador Carlos Verna como amo y señor de la zona, se le alinearon los planetas: la interna de Juntos por el Cambio (JxC) le vino como anillo al dedo y le dejó como rival por la jefatura comunal a una concejala del PRO relativamente desconocida, Adriana García, que se incorporó a la fuerza macrista en 2012 y antes de ser edila fue asesora en el propio cuerpo legislativo comunal.
La historia hubiera sido otra si el candidato opositor fuera el diputado nacional Martín Maquieyra. El joven delfín de Horacio Rodríguez Larreta fue fenómeno electoral en ese territorio en 2017 y 2021, pero esta vez prefirió sacarle el cuerpo a Pico: la dirigencia porteña de su partido le ordenó que encabezara las listas provinciales, con la garantía de que si hay un gobierno nacional de ese signo político tendrá un lugar asegurado cerca de la Casa Rosada. Maquieyra perdió la interna y su nombre ni aparece en la boleta.
A eso se suma que las figuras que encabezan las listas provinciales de JxC tienen mayor incidencia en Santa Rosa, de donde son oriundos: Pico ha sido históricamente refractaria al candidato a gobernador radical Martín Berhongaray. La lista legislativa también la lidera otro santarroseño, Hipólito “Poli” Altolaguirre. Los otros dirigentes radicales de fortaleza provincial no hacen mella en Pico: el exsenador Juan Carlos Marino y el senador Daniel Kroneberger están fuera del juego; el diputado provincial Francisco Torroba hace ruido, pero en Santa Rosa.
Pecado capital
Una cuenta que estará presente el domingo a la noche cuando se lean los resultados será la virtual competencia entre los peronismos de Santa Rosa y General Pico, vieja rencilla costumbrista entre la capital y la segunda ciudad, pero sobre todo una disputa política con enorme peso simbólico y mensajes internos respecto del futuro.
El intendente de Santa Rosa que busca la reelección, Luciano di Nápoli, es kirchnerista y de La Cámpora: su posible victoria no asoma tan holgada como la que puede germinar en Pico. Ya lo dijo el propio gobernador en las últimas horas: “por el volumen de los candidatos, claramente será más reñida en Santa Rosa que en General Pico, es una cuestión de trayectoria. El hecho de que en Santa Rosa los principales candidatos sean un candidato en funciones y un exintendente marcan otro nivel de discusión”.
Si Di Nápoli gana, también tendrá derecho a pensar en la sucesión de 2027, año en que Ziliotto termina su gestión y está impedido de competir por otro mandato. De ahí esa puja que viene de la historia entre Santa Rosa y Pico, además matizada con las gestiones desde la recuperación de la democracia y con la particularidad de que el único que se afincó en “la patria piquense” fue Verna, y por eso, como un príncipe, es el más amado y el más temido. El exgobernador Rubén Marín inició su carrera en Pico, pero ya hace tiempo que es un capitalino. También Ziliotto es oriundo de esa ciudad norteña, pero hace décadas que se siente santarroseño.
El contraataque del norte
Pico, a su modo, también busca una revancha. En las legislativas de 2021, cuando el fuego amigo entre Ziliotto y Verna alcanzó su punto máximo, el peronismo de Pico se sintió discriminado porque el gobernador ordenó bajar al senador Daniel Lovera, sindicalista y oriundo del bastión norteño, para posicionar al santarroseño Pablo “Paly” Bensusán. Aquel año la lista para las diputaciones nacionales la encabezó otra santarroseña, Varinia “Lichi" Marín, y Pico ni figuró en las nóminas.
La dirigencia ultravernista casi ni disimuló sus desplantes: la intendenta Alonso pidió licencia y directamente se ausentó de la campaña. A la hora de la verdad, hablaron las urnas: no solo en Pico, sino en el resto de los territorios norteños que el ultravernismo conoce como la palma de su mano, ganó la oposición. Una situación parecida había ocurrido en las legislativas de 2013: el ultravernismo estaba en desacuerdo con la “kirchnerización” del gobierno provincial e hizo tronar el escarmiento en Pico, donde ganó el pollo macrista Carlos Javier Mac Allister.
Los encontronazos entre Ziliotto y Verna, o entre Pico y Santa Rosa, tuvieron consecuencias: el Estado provincial anunció grandes obras, el gobernador visitó seguido la ciudad. Y sobre todo, aparecieron las listas para la elección del domingo: una unidad que se selló con fórceps, en la que metió mano indisimulable Verna y con la influencia total del territorio norteño. Fue el propio Verna el que le anunció a la diputada provincial Alicia Mayoral, su preferida, que sería la candidata a vice. Del mismo sector vinieron las decisiones de que la lista legislativa la encabezara Hernán Pérez Araujo e incluyera a Lovera, Juan Barrionuevo, Silvia Larreta y las caras nuevas de Noelia Sosa y Caro Giussi, un combo de ultravernismo.
Verna hizo otra demostración de fuerza y mensajes internos cuando reapareció en un acto de campaña después de tres años, cuatro meses y ocho días de ausencia. Ese día blanqueó las rabietas: dijo que el peronismo perdió en 2021 porque “los candidatos viven en una sola ciudad, se olvidaron de La Pampa federal y se olvidaron de Pico”. Esa reaparición no fue con Ziliotto (la foto entre ambos nunca fue), ni en cualquier lado: ocurrió en Pico, con sus escuderos norteños de siempre y con la sola aparición de un “intruso”, cuya sola presencia en ese convite ya lo instala como otro posible delfín para 2027: “Perico” Pérez Araujo, ahora diputado nacional, nacido en la sureña General Campos, residente en Santa Rosa-Toay pero por lo visto con el corazón en la “patria piquense” que este domingo quiere reventar las urnas para hacerse valer.