JUNTOS EN EL BARRO

La interna dejó heridas y arde JxC en La Pampa rumbo a las elecciones

El radical Marino, al banquillo por jugar para el PRO. Pase de facturas a Maquieyra. La alianza, del sueño a las hilachas. Una boleta sin los grandes nombres.

A los reproches cruzados entre la UCR y el PRO se suman las cuitas de cada una de las fuerzas. Hay sermones amarillos por la excesiva intromisión porteña y dimes y diretes en el campamento boina blanca: traiciones y audios filtrados que derivan en que el poderoso exsenador Juan Carlos Marino se siente en el banquillo ante el Tribunal de Disciplina partidario.

El oficialismo mira de reojo, pero sonriente, el desarrollo de esa novela de verano que lleva a las elecciones generales del próximo 14 de mayo, con un peronismo unido que propicia la reelección de Sergio Ziliotto.

Del sueño a la pesadilla

Elecciones internas pasadas fortalecieron a la alianza opositora. Esta vez, la puja parece una reafirmación de un proceso en el que JxC se fue deshilachando desde que en 2021 germinó el sueño del pibe de romper el invicto electoral que tiene el peronismo en comicios por cargos ejecutivos desde la recuperación de la democracia.

El triunfo opositor en las legislativas de 2021 fue histórico, pero la alianza no encontró el camino para una lista de unidad. El exfutbolista Carlos Javier Mac Allister militó esa posición aun cuando el PRO tuviera que ir en el segundo lugar. El diputado amarillo Martín Maquieyraprestó el oído a la dirigencia porteña, que lo forzó a jugar la pelea de fondo. Ese pase de facturas resuena en el PRO, sobre todo porque la derrota tuvo impacto nacional. La participación de la población en la elección resultó bajísima y Maquieyra perdió la magia: fue derrotado en su bastión, General Pico, donde asomaba como invencible, pero no pudo contra la estrategia con algo de azar de las tres colectoras del radicalismo.

En el camino, además, el PRO perdió dirigentes que ahora levantan el copete: se cruzaron a la vereda de Comunidad Organizada, un espacio provincial liderado por Juan Carlos Tierno, delfín de Patricia Bullrich. Armó rancho aparte el Movimiento Federalista Pampeano, que era miembro de la alianza, y Pueblo Nuevo, sector evangélico al que se daba por incorporado, terminó sumándose al frente peronista.

El brillo de la ausencia

Otra consecuencia de la incapacidad para armar lista única fue la deserción de Daniel Kroneberger, que derivó en la candidatura a la gobernación apurada y poco natural del diputado Martín Berhongaray. La UCR ganó sin sorpresas: lo hizo en base a elementos de la política tradicional, territorio, comités, afiliaciones, gobiernos municipales. En una elección no obligatoria, al PRO no le funcionó su maquinaria de marketing y redes, ni surtieron efecto positivo las masivas visitas de estrellas dirigenciales porteñas.

El panorama para la alianza opositora, oteando el horizonte, es preocupante: sus hombres de mayor potencia electoral, Kroneberger y Maquieyra, no estarán en ningún lugar de la boleta. Tampoco aparecerá el apellido Mac Allister. En cambio el peronismo reclutó a las referencias principales de cada línea y juega con todos los titulares, a excepción del retirado exgobernador Carlos Verna, que sigue mirando de afuera pero metió a todos sus soldados en la boleta.

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Desde La Pampa y partir de un trabajo serio, comprometido y con mucha humildad, la Unión Cívica Radical se ganó los...

Publicado por Martín Berhongaray en Miércoles, 15 de febrero de 2023

Otro radical desaparecido de las listas es Marino, quien quedó en el centro de la escena porque se borró de la campaña y hasta pidió el voto para Maquieyra. Marino dejó el Senado, donde estuvo 18 años, para ser candidato a gobernador. Durante toda su trayectoria se jactó de ser apadrinado por Enrique Nosiglia. Fue vicepresidente de la Cámara alta y titular de la Bicameral de Inteligencia, pero el poder que amasó y los recursos para campañas no se traducen en votos. Se bajó y dos semanas antes de la interna pateó el tablero: echó tierra a toda la dirigencia de su partido, denunció un presunto pacto con el PJ y dijo que no apoyaría a nadie.

La filtración de un audio de WhatsApp dejó a Marino en off side: “Si pueden ir a votar por Maquieyra me harían un favor, porque estoy tratando de darle una mano”, incitó a sus seguidores. Marino compadrea porque en su pueblo sureño de Miguel Riglos nunca perdió una elección mientras fue intendente. En la interna, esta vez el PRO le ganó a la UCR con el 58,7% de los votos, muy a contrapelo del resto de la provincia.

Se dobla o se rompe

Ahora Marino se ofrece para hacer campaña en la general, pero tendrá preocupaciones previas: aunque la mayoría de la dirigencia hizo un piadoso silencio, el sector Azul que lidera Francisco Torroba le exige explicaciones. Torroba dijo que Marino es un “irresponsable” y Marino contraatacó diciendo que más irresponsable fue Torroba cuando en 2017 llevó al radicalismo a dividirse en una interna que le tendió la alfombra roja a Maquieyra: le permitió convertirse en fenómeno electoral y quedarse con una banca que era de la UCR.

Una pregunta instalada es cuánta repercusión tendrá esa puja en las elecciones de la capital, Santa Rosa, donde Torroba tiene esperanzas de un parejo mano a mano con Luciano di Nápoli, el camporista que va por la reelección. El radicalismo lleva largos años sin resolver una disputa de cuatro liderazgos: Marino, Torroba, Kroneberger y Berhongaray alternan enconos y alianzas transitorias, pero sobre todo una sistemática atomización.

https://twitter.com/Dkroneberger/status/1625115048879300608

En su desbocado revisionismo, Marino también dijo que si a él lo llevan al tribunal de disciplina por un audio también habría que preguntarse por el paso que dio Kroneberger en 2021, cuando por su cuenta se alió con el PRO. “Nadie tiene el radicalómetro”, aclaró.

A lo mejor sobreactuando esa pertenencia, y para ponerle más grieta a la alianza opositora, en el fragor de la campaña Kroneberger -que en 2021 tramó ese arreglo con Maquieyra a espaldas de la estructura de su partido- metió un cambio de sexta y denunció que el macrismo tiene “todos dirigentes coucheados” y que es un partido que “habla de las flores y los pajaritos y no de lo que le pasa a la gente”.

Ese pase de facturas, lejos de apagarse, mantiene en llamas a Juntos por el Cambio.

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