SANTA ROSA (Corresponsalía Patagonia) Diez charlas, tres promesas, cuatro viajes, una foto: el radicalismo pampeano disimula con las urgencias del caso las grietas que dejó su último armado y se disfraza en modo unidad mientras calienta motores para la campaña corta que se echó a andar. Quedan 33 días para la interna del 12 de febrero, la primera que en el país tendrá Juntos por el Cambio (JxC) y la plana mayor de la UCR pampeana lame sus heridas y vela sus armas para hacer pata ancha provincializando la elección, sacando provecho de la red de comités y afiliaciones en toda la provincia.
Las tácticas ya están a la vista: el PRO y su precandidato a gobernador Martín Maquieyra juegan a fondo en las redes sociales y reciben con abrazos el padrinazgo de dirigentes nacionales, especialmente del padre de la criatura, Horacio Rodríguez Larreta. El alcalde llegará este jueves a la capital provincial para mostrarse con representantes de la producción agrícola y ganadera y en caminatas por la ciudad, se reunirá con la lista amarilla de postulantes y brindara una conferencia de prensa. La UCR y Martín Berhongaray marcan la cancha en el territorio y refrescan que la lista contrincante se armó en oficinas porteñas. Así como en 2015 el peronismo provincial tuvo una pelea interna en esa clave y nació el eslogan “La Pampa o La Cámpora”, aparecen ahora algunas reminiscencias de esa era para instalar la opción “La Pampa o Larreta”.
En una elección en plena fecha de pretemporada, es difícil medir cuál será la asistencia a las urnas. La UCR aspira a repetir los desempeños de internas anteriores, cuando en el mano a mano impuso la fortaleza de su institucionalización en todo el territorio y la gestión de municipios importantes, donde puede marcar la diferencia.
La UCR ya tuvo una serie de conversaciones a fondo, visitas conjuntas a diferentes puntos de la provincia y una postal que muestra unificada a la dirigencia de los distintos colores que tiene su interna. Meten bajo la alfombra las quejas por la falta de representación en las listas de las Mujeres Radicales, de la Juventud y hasta del sector del exsenador Juan Carlos Marino, que de todos modos le garantizó su compromiso personal a Berhongaray.
El sábado último, sin flashes, hubo otra cumbre clave para unificar esfuerzos, entre Berhongaray y el senador Daniel Kroneberger, que parecía número puesto para esa postulación pero se bajó porque el soñado esquema de unidad entre las distintas fuerzas se vino abajo como un castillo de naipes cuando Rodríguez Larreta agitó a fondo a su delfín.
No alcanzó ni el pedido concreto que Gerardo Morales le hizo a Larreta para que bajara a Maquieyra. Kroneberger no quiso jugar ese partido, desertó y en la silla vacía se sentó Berhongaray, diputado nacional, 44 años, alineado en el espacio “Evolución” de Martín Lousteau. Líder de la tradicional línea “Celeste” en La Pampa, es hijo del histórico dirigente Antonio Tomás “Pacheco” Berhongaray, ya fallecido, alfonisinista, constituyente en el ’94, funcionario del Ejecutivo nacional un par de veces y en varias ocasiones legislador nacional. Martín Berhongaray inauguró la casa-museo de su padre el último 3 de noviembre y logró la asistencia de todo el arco político tradicional de la provincia, incluyendo al gobernador peronista Sergio Ziliotto.
Kroneberger le pone el cuerpo a la campaña para ahuyentar fantasmas: en las legislativas de 2021 el senador pactó con Maquieyra y dejó plantada a la dirigencia tradicional de la UCR. Con ese armado ganó la interna y llegó al Senado. En medio de las tensiones que generó el nuevo escenario de grieta, en la UCR lo miran de reojo, con alguna desconfianza de que vaya a menos para devolver favores al macrismo que lo catapultó.
De la Champions a la C
Después de los dimes y diretes de la última semana, Kroneberger se puso enseguida la camiseta y la boina blanca. Aunque entre correligionarios no se pisan la manguera: nadie ignora el efecto negativo que dejó la forma en que se saldaron las candidaturas. En el campamento de Kroneberger, siempre dado a le metáfora futbolera, explican que el relativo triunfalismo se deshilachó en un par de meses: “pasamos de pelear la Champions League a jugar en Primera C, pero es la final que ahora nos toca”.
Antes de la formalización de la interna, el sueño era forjar una oposición no solo unificada sino con el volumen que aportaran otros partidos. La estrategia de polarizar a rabiar con el peronismo pampeano invicto en comicios ejecutivos desde 1983 no se hizo realidad: en vez de dos boletas en el cuarto oscuro, como aspiraba la alianza opositora, en las generales de mayo habrá seis fórmulas distintas.
En ese escenario y frente a la pelea interna, el acuerdo radical es salirse de las cada vez más intensas pujas nacionales de Juntos por el Cambio e incluso ningunear los ruidos que hasta La Pampa derraman por el enfrentamiento entre Morales y el tándem que componen Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés.
El mapa y el antecedente
La Pampa tiene 79 localidades y el comando de la UCR analiza que solo en 20 de esos puntos el PRO puede empardar la votación, y en algún caso ganarla. La expectativa radical es que la victoria de Maquieyra que se descuenta obtendrá en General Pico -segunda ciudad de la provincia, donde se ha afianzado como fenómeno electoral- pueda ser compensada con un triunfo claro en Santa Rosa, la capital. Habrá internas para definir candidaturas locales únicamente en cinco localidades.
El antecedente más parecido a esta interna data de 2019. El mano a mano fue en la misma fecha y Kroneberger superó al exfutbolista macrista Carlos Javier Mac Allister: 65,6% a 34,3%.