El diputado nacional Martín Berhongaray (44) se convirtió en el candidato a gobernador que presentará la oposición política para enfrentar en las generales del 14 de mayo al oficialista Sergio Ziliotto, que va por la reelección.
El radicalismo reafirma su liderazgo en la coalición provincial, que en algún momento había entrado en confusión. El PRO pretendía darle un zarpazo a esa conducción y, para ello, apostó a la táctica de las redes sociales y las visitas de estrellas del candelero nacional.
Los resultados oficiales marcaron la victoria de la UCR con el 56% de los votos, contra el 43,85% del PRO.
La elección también define tonos y estilos dentro de la alianza pampeana. El PRO hace una oposición feroz, imitando posturas que derraman del nivel nacional y de la dirigencia porteña. El radicalismo siempre ha sido crítico, pero moderado, y se siente relativamente cómodo en su papel de líder de la oposición.
El también diputado nacional Martín Maquieyra (34) sufrió en carne propia una derrota que, además, es una mochila para su padrino político, Horacio Rodríguez Larreta, y para la dirigencia del PRO en general, que en las semanas previas a la elección desembarcó con enorme visibilidad para darle respaldo. En la otra vereda, la UCR nacional festejó largo y tendido y el senador de Evolución Martín Lousteau viajó a La Pampa para festejar en el comité partidario.
Queda por verse qué facturas se pasan hacia adentro del partido amarillo, ya que una porción importante de su dirigencia local, con el exfutbolista Carlos Javier Mac Allister a la cabeza, sugería conformar una lista de unidad que evitara una derrota interna y fuera competitiva contra el peronismo.
Claves territoriales
Resultó victoriosa la estrategia más clásica, que apeló a la red de comités y afiliaciones desperdigadas en toda la provincia. La UCR provincializó el discurso, recorrió La Pampa, denunció la “extrapolación porteña” de su rival e hizo una demostración de fuerza en los territorios donde gobierna: obtuvo diferencias de votos en las ciudades de General Acha y Eduardo Castex.
Pero la gran sorpresa fue General Pico, segunda ciudad de la provincia, donde Maquieyra es, desde hace años, un fenómeno electoral, pero esta vez cayó derrotado por 53,7% a 46,27%. Fue la victoria más festejada por la UCR, porque fue un batacazo.
El otro punto geográfico clave resultó la capital, Santa Rosa, donde Berhongaray, oriundo de la ciudad, ganó con contundencia y en la que hubo puja por la candidatura a la Intendencia. El elegido fue Francisco Torroba, quien ya gobernó Santa Rosa entre 2008 y 2011. Venció al macrista Martín Ardohain, también diputado provincial, y a Federico Roitman, un radical suelto que la jugó de outsider. Torroba enfrentará el 14 de mayo a Luciano di Nápoli, dirigente de La Cámpora que va por la reelección con una lista de unidad de todo el frente peronista.
El PRO tuvo un trago muy amargo en Pico, pero logró ganar la interna por la Intendencia. La candidata será Adriana García, tras vencer a tres postulantes de la UCR que se dividieron los votos de su partido: Eduardo Amato, Juan Pablo Vieta y Juan Carlos Passo. El PRO también se hizo sentir en la zona del norte provincial más rico, a partir de la producción agropecuaria (las localidades de Intendente Alvear, Quemú Quemú, Realicó, Ingeniero Luiggi). Lo mismo ocurrió en otras de las localidades más pobladas, como la sureña Macachín, de donde es oriunda la derrotada candidata a vicegobernadora, Josefina Díaz; y en Colonia 25 de Mayo, en el suroeste de la provincia.
Baja participación
El comicio fue evidencia de la desinformación, desinterés y apatía por lo que sucede con la actividad política: la participación fue reducida al punto de que algunos dirigentes terminaron analizando la contienda “más como un concurso que como una elección”. También incidieron en esa escasa movilización las altas temperaturas -superiores a los 35ºC- y la fecha dispuesta para el enfrentamiento, en plena época de vacaciones.
El oficialismo miró de reojo la votación, en algún momento disfrutó con la baja participación y metió la cola en algunas localidades. Desde un primer momento, el peronismo prefería como rival a Berhongaray, convencido de que, si el PRO pasaba a liderar la coalición opositora, se exacerbarían los discursos opositores para ensanchar la grieta y lloverían recursos generosos para la campaña electoral que se viene.
Antes de llegar al Congreso, Berhongaray fue diputado provincial, está alineado en el espacio de Lousteau y es uno de los líderes del sector interno “Celeste”, que en La Pampa catapultó su padre, Antonio “Pacheco” Berhongaray, un histórico dirigente que fue senador, ocupó cargos ejecutivos nacionales y fue constituyente en el ’94.
La elección no fue obligatoria y permitió la participación de independientes y de personas afiladas a los partidos de Juntos por el Cambio. Por primera vez se aplicó la Ley de Paridad de Género, que obliga a los partidos a intercalar una mujer y un hombre en sus listas.
“Juntos” fue la única fuerza que dirimió en las urnas sus postulaciones provinciales, porque, además del Frente Justicialista Pampeano, el resto de las fuerzas que participarán en mayo conformó listas de unidad: Comunidad Organizada, el Frente de Izquierda, el Movimiento Federalista Pampeano y Desde el Pie.