SANTA ROSA (Corresponsalía Patagonia) “La oposición no tiene que jugar a ser segunda”, dice el diputado Martín Maquieyra, precandidato a gobernador del PRO, para devolver gentilezas al radicalismo que le cuestiona la falta de pampeanidad. A menos de dos semanas de la interna de Juntos por el Cambio (JxC) en la provincia, la primera elección del año en todo el país, también quiere sacarse el fantasma de la ayuda capitalina y entonces denuncia al presidente Alberto Fernández como “el peor porteño”, porque -dice- toma medidas que perjudican a La Pampa.
Maquieyra es cuestionado por el padrinazgo porteño que le prodiga el alcalde Horacio Rodríguez Larreta y dice: “Se denosta a los porteños. No tengo nada contra los porteños y son parte de nuestro país”. Responde las chicanas de su contrincante, Martín Berhongaray: “Mi auto ya tiene 200 mil kilómetros y no conoce Buenos Aires. Di más de 50 veces la vuelta a la provincia”. Justifica sus faltazos a las sesiones del año pasado porque se tomó licencia después del casamiento y reivindica la Ley Lucio que lo posicionó en el Congreso: “El propio presidente vino a La Pampa, se juntó con la familia (del niño asesinado) y le dijo que iba a impulsar la ley”.
El legislador niega ser “antiperonista”, pero dice que no comparte "nada con el populismo” y que a la vez siente “aversión por el menemismo de los ’90, un peronismo rancio y neoliberal”. A sus 34 años, perteneciente a una familia de origen vasco-francés, recibido en Ciencias Políticas de la Universidad Católica Argentina, dice: “Me gusta el papa (Francisco), su mirada de la justicia social”.
-¿Cómo se define políticamente?
-No me encasillo. Prefiero el pragmatismo de ver lo mejor para solucionar la vida de los pampeanos. Me considero de centro, ni cerca de la derecha ni de la izquierda. Creo en la justicia social y en la dignidad del trabajo y por eso estoy en contra de los planes sociales como respuesta.
-¿Por qué imagina la posibilidad de ser gobernador sin haber pasado por cargos ejecutivos ni cargos provinciales o locales?
-Lo indispensable es que me voten los pampeanos. Ya me votó la mitad de la provincia, que me vio con responsabilidad y compromiso. Me han elegido diputado tanto en 2017 como en 2021. Los últimos gobernadores de la provincia (los peronistas Carlos Verna y Sergio Ziliotto) también venían de ser representantes en el Congreso.
-¿Por qué no quiso ser candidato a intendente de General Pico, que era un modo de garantizar la unidad de JxC?
-Porque ya había sido candidato en 2019 y vengo recorriendo la provincia preparándome para ser gobernador. Me motiva este compromiso que he tomado luego de la gran responsabilidad que nos dieron en 2021. También es una decisión de mi partido.
-¿La decisión de pelear por la gobernación la tomó la dirigencia nacional?
-El partido a nivel nacional siempre nos ha dado independencia. En la provincia vimos el panorama y hubo respaldo total. Siempre tuvimos la postura de encontrar un consenso, pero con la idea de encabezar nosotros. Nunca consideramos bajarnos, ya el año anterior cedimos aspiraciones respecto de la senaduría. Lo mejor que puede pasar es que tengamos elecciones.
-¿Es una presión extra que Larreta se juegue en esta elección el primer éxito o fracaso electoral del año?
-Al contrario, es un gran respaldo. Siempre es bueno el apoyo de nuestros referentes nacionales. No ato el resultado de la elección en La Pampa con algo nacional. Las cuestiones nacionales se dirimen en agosto y en octubre. No veo correlación, pero sí nos sentimos respaldados, tenemos ese acompañamiento a nuestro proyecto.
-La UCR y el peronismo coinciden en señalar que el PRO no representa el interés pampeano. ¿Qué opina?
-No hay quién represente más o menos el interés de los pampeanos. No me extrañaría que del peronismo no me pongan un voto, porque los cuestiono y les quiero ganar. La oposición no tiene que jugar a ser segunda. El PJ seguramente tenga predilección por otro candidato. Lo que va a marcar el rumbo de la elección es el interés de los pampeanos y no lo que quiera el PJ. Por más movida que hagan, por más que quieran que pase un candidato más débil, el pueblo de La Pampa va a tener la fortaleza en las urnas. La difícil situación que estamos viviendo se cambia votando.
-¿Habrá mucha o poca participación del electorado el 12 de febrero?
-Los pampeanos nos van a sorprender. Encuentro muchas ganas de participar en una elección que no estaba en el radar, fue una de las sorpresas que nos dio el PJ por temor a quedar atado al fracaso que es el gobierno nacional. Buscan distraer al votante fingiendo que no son lo mismo, pero lo son. Notamos el mismo respaldo que en 2021, eso nos da esperanza y nos hace disfrutar la campaña.
-¿En qué beneficiaría el programa económico del PRO a La Pampa y en qué se diferenciaría del gobierno de Mauricio Macri?
-Planteamos la exportación de más productos originarios de La Pampa, con la mayor manufactura posible. El presidente actual no lo hizo y lo complicó. El presidente que tenemos, tanto que se nos habla de “los porteños”, es el peor porteño, el que mayor daño le ha hecho a La Pampa cuando cerró las exportaciones de carnes. Lo único que trajo es la mayor indigencia en la provincia. Argentina tiene que volver a la cultura del trabajo y generar empleo privado.
-El último informe sobre Desarrollo Humano de la ONU posiciona a La Pampa como la mejor provincia y eso no coincide con el relato del PRO. ¿Qué piensa?
-Ese índice no esconde lo que se vive, la complejidad que muestran incluso los índices nacionales. Esa medición tiene alguna curiosidad, porque la siguiente provincia es Chubut, que hace años que no tiene clases, que tiene paros en Salud. Hay que ver el detalle, cómo se ha medido eso. No es lo que veo cuando camino y recorro la provincia. Yo diría que en La Pampa las cosas cambiaron en 2007, con la ola de populismo. Se empezó a socavar la educación y a centralizar en las grandes ciudades el sistema de Salud.
-¿Qué opina de la dirigencia del PRO que se fue hacia otro sector político, como Comunidad Organizada?
-Fueron decisiones personales, no partidarias. Decidieron ir con otro partido, tendrán otros principios que no compartimos. Están en libertad de hacerlo.