El gobernador de La Pampa se juega en 2025 a todo o nada: la elección legislativa, que podría ser mirada de reojo como una más, representa para Sergio Ziliotto una bisagra que marcará su influencia o no en la definición de lo que viene para la provincia y para el PJ local.
La gestión de Ziliotto concluye el 10 de diciembre de 2027 y la Constitución lo inhabilita para una nueva reelección: esa realidad ya disparó la puja por el poder político oficialista, además en un contexto extraordinario, donde quedaron a la vista en las últimas elecciones el crecimiento opositor y la aparición repentina de la rabia de La Libertad Avanza.
El gobernador construye su base de sustentación y su mística desde la resistencia al gobierno nacional de Javier Milei, con la expectativa de que distintas líneas permitan que sea su dedo el que determine las candidaturas del año que viene. Si la jugada le sale bien, puede tener el derecho de liderar el proceso siguiente con un candidato de su paladar.
No será sencillo: además de la oposición y las fuerzas del cielo, crecen las llamaradas del fuego amigo.
Un movimiento no alineado en La Pampa
Después de un festival de ruidos y cruces, Ziliotto consiguió el año pasado la reelección con respaldo unánime del peronismo, aunque tuvo que entregar espacios simbólicos y concretos, sobre todo a su amigo/enemigo íntimo Carlos Verna, viejo caudillo, exgobernador y líder de la mayoritaria Línea Plural.
Verna está retirado de la práctica activa de la política, pero hace apariciones periódicas, aconseja a la dirigencia de su riñón, reniega del gobierno de Ziliotto y da por demostrada su capacidad de daño: cuando el cacique patalea, encuentra seguidores leales. A lo largo de su trayectoria, ya fue estorbo para las ambiciones de más de un compañero.
ziliotto y el vernismo.jpg
Impuso a la vicegobernadora Alicia Mayoral, colocó soldados fieles en la Legislatura y siente que lo ladearon a la hora de armar el gabinete. Por eso en la interna se cuecen habas. A su intendenta preferida, Fernanda Alonso, de General Pico, se sumaron en una cumbre sugestiva representantes de otras jefaturas comunales con el mote de “no alineados” con Ziliotto.
Estuvieron el intendente de Santa Rosa, Luciano di Nápoli; Adriana García (Winifreda), ultravernista de la primera hora; Horacio Alberto Lorenzo (Trenel), Facundo Sola (Realicó), Manuel Feito (Lonquimay), Gustavo Adrián Pérez (Anchorena) y Roberto Oscar Kronemberger (Perú).
Sergio Ziliotto ensaya algunos caballos del comisario
Ziliotto planteó hace un par de años la necesidad de incentivar lo que bautizó como “transversalidad” dentro del PJ pampeano: un estilo que intente apartarse de los fuertes liderazgos personales que marcaron históricamente la vida interna del partido provincial, con las caras más visibles de Verna y el fallecido Rubén Marín.
En las filas del Ejecutivo pampeano da la sensación de que el caballo del comisario para 2027 tiene nombre y apellido: el senador Daniel Bensusán se fue acomodando al ziliottismo. Aún así, el gobernador lanzó a la cancha de distintos modos otras figuras que crecen y le responden: el diputado Ariel Rauschenberger y el ministro de Gobierno y Asuntos Municipales, Pascual Fernández, son los casos más emblemáticos.
Bensusán y Rauschenberger tienen sus bancas seguras hasta 2027. Quizá Pascual Fernández pueda ser un ensayo para 2025, sin que pueda ignorarse el alto perfil que cobra el rector de la Universidad Nacional de La Pampa, Oscar Alpa. También hay un llamativo cambio de estilo del secretario de la gobernación, José Vanini, siempre dado a sus modos de monje negro, pero en los últimos tiempos curiosamente visible en redes sociales, con posicionamientos políticos e ideológicos que, aún toscos, resuenan.
Mojón clave, "canuto" y malos recuerdos
Ziliotto necesita que la jugada de 2025 sea un mojón exitoso si quiere ahuyentar la teoría del “pato rengo” para lo que resta de su mandato. Desde el punto de vista del resultado concreto, eso parece a la mano: con un tercio de los votos, el peronismo conservará la banca legislativa que pone en juego y hasta puede soñar con incrementar esa representación si se dan algunas variables. Por lo pronto, juega fuerte para elevar su presencia nacional en la vereda opuesta al libertarismo y apela al fondo anticíclico que creció en varias gestiones: con ese "canuto" afronta la obra pública y otras inversiones, en una movida que también le garantiza respaldo sindical.
A la vez, el panorama político y electoral es tan confuso que pone en riesgo los análisis y comportamientos tradicionales. Para empezar, es un misterio cuántas fuerzas opositoras habrá en las gateras: una probabilidad es que la UCR, el PRO y La Libertad Avanza vayan a las urnas por separado justamente para medir fuerzas en la previa del 27.
Ziliotto tiene otras dificultades fronteras adentro. Por ejemplo, que la que termina su mandato es la reconocida Varinia Marín, de Convergencia, y por lo tanto es probable que ese espacio haga fuerza para que le sea respetado ese cupo.
Por otro lado, las últimas experiencias de elecciones legislativas no le traen buenos recuerdos al peronismo. Ziliotto también se jugó todo en 2021 y le salió mal: perdió una banca en el Senado a manos de Juntos por el Cambio. Para esa contienda el gobernador apadrinó a Bensusán y su siempre aliada María Luz “Luchy” Alonso, jefa de La Cámpora, diputada provincial y vicepresidenta del PJ pampeano.
Si en 2025 se repitiera un escenario similar, con el peronismo de La Pampa derrotado, ya no sería un tropezón, sino una caída.