"La verdad aunque duela”, repite el gobernador de Chubut, Ignacio Torres. Con esa máxima marcándole el camino, este viernes dejará inaugurado en su provincia el período ordinario de sesiones en un clima todavía convulsionado por el enfrentamiento por los fondos coparticipables con el gobierno nacional de Javier Milei.
Será la primera vez que “Nacho” estará en ese rol, después de haber asumido sus funciones el 10 de diciembre del año pasado, luego de 20 años de gobiernos panperonistas. Fueron casi tres meses frenéticos en los que Torres, el gobernador más joven del país, ya desnudó parte de su estilo. Ahora hace lo posible para ser la cara del "ajuste bueno" y transparente contra la corrupción, contrastándolo con el "ajuste malo" hacia el que desborda el gobierno nacional cuando toma decisiones arbitrarias y agresivas.
Es obvio que no faltarán los reclamos por la coparticipación, ni la advertencia de lo que significan las producciones del petróleo y de la pesca. No obstante, si a principios de esta semana en la misma Legislatura Torres cavó una trinchera en tono altisonante, como haciendo honor a su Modo Subcomandante, el discurso institucional estará más cerca del que dio en la conferencia del Senado, cuando bajó un cambio en la escalada de la guerra entre libertarios y federales.
El pasado reciente de Chubut
Se prevé en el discurso oficial de Torres un repaso algo más detallado de la mentada herencia que dejó el peronista Mariano Arcioni. El gobernador ya dijo el día de su asunción que era “plenamente consciente” de lo que recibía. Llegó la hora de poner en blanco sobre negro lo que su gestión define como “un desmadre institucional” y “un gobierno incendiado por la desidia y la corrupción”.
Aunque haya quien pueda reprocharle las quejas por el pasado, Torres ya tiene respuesta: está decidido a transparentar la herencia, porque promete que nunca se manejará “entre gallos y medianoche”.
A una importante porción de la dirigencia del peronismo de Chubut ni siquiera le viene mal esa exposición de los hechos: Arcioni tiene numerosos y visibles enemigos internos, que ya vivieron su gestión como una mochila preelectoral y que no ven con malos ojos que en un contexto de puja interna se refresquen algunas de sus falencias para sacarlo de juego en la pelea que viene por los liderazgos del PJ.
La épica de la Patagonia rebelde
La épica de la Patagonia rebelde de estas semanas le tendió a Torres una alfombra roja: el lunes lo bancaron las figuras de todos los partidos con representación en la Legislatura chubutense. Su imagen positiva en la provincia pica bastante más alto que el porcentaje de votos que sacó el año pasado, cuando dio el batacazo con lo justo. Habrá especial mención para el scrum regional que trama nuevos hitos.
Para salir de las alusiones constantes al pasado, Torres instalará en su discurso una mirada de futuro: la Educación es temática central de su gestión. La puso en foco en campaña y es de las principales preocupaciones de la población chubutense.
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Se acumularon largos años sin clases de manera normal. La docencia mal paga derivó en medidas de fuerza constantes y se acumularon problemas de infraestructura y políticas públicas ausentes. Por eso Torres no anduvo con dudas ni cabildeos cuando la motosierra de Milei podó los fondos del Incentivo Docente: creó su propio fondo provincial para garantizar esa porción salarial.
Sin sacarse la camiseta del PRO, pero en modo keynesiano, Torres reafirmará también una decisión para Chubut: “obra pública, sí”. Eso demandará alguna forma creativa de sostener el financiamiento de emprendimientos, algunos estratégicos, que la Nación no piensa bancar más.
Reivindicación de la política en la era de Javier Milei
Otro de los costados de su mensaje irá por el lado de la seguridad, una problemática que afecta especialmente a algunas de las ciudades más pobladas de la provincia.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, tuvo su momento de romance político con Torres. Lo abrazó el día en que ganó las elecciones locales, lo acompañó de cuerpo presente cuando asumió la gobernación, lo llenó de elogios todo el tiempo. “Te quiero mucho”, devolvió gentilezas el gobernador, pero en los últimos días, y como eco de la guerra total con Mauricio Macri, Pato lo maltrató en público y ninguneó a la provincia.
“Yo prometo franqueza y sinceridad contra la hipocresía, la especulación y el oportunismo político”, dice el gobernador, que incluirá en su discurso, como cada vez que puede, otra reivindicación de la política, con un mensaje que incluso suena algo extraño no sólo en la era Milei, sino en su propio espacio, donde tallan alto el marketing, las consultoras o la apuesta a lo que llaman “gestión”, en tono casi empresarial. Como si viniera de otro palo, Torres lamenta “la política denostada” porque la considera “la herramienta transformadora por excelencia”.