NUEVO GOBIERNO | CHUBUT

Estilo Ignacio Torres: hiperactividad y equilibrio entre los nuevos vientos

Es el gobernador más joven y el único del PRO en la Patagonia. Tiende puentes con el gobierno libertario, pero nutre su gabinete de filoperonismo.

El gobernador de Chubut, Ignacio Torres, viste de sport, suena descontracturado, se sale de las tradiciones y aparece en mil escenarios. Es el jefe territorial más joven y la coyuntura reafirmó su decisión de ser un vital militante de lo “nuevo”: subido a los vientos de cambio que en la Patagonia lo depositaron en el cargo después de dos décadas de panperonismo, le toca ahora surfear una ola de lógicas complicaciones, con un gobierno nacional algo esquivo, una motosierra que le pasa cerca y dudas que se agigantan a la hora de buscar alianzas.

Si es cierto que de los laberintos se sale por arriba, Torres reafirma la apuesta y hasta la sobreactúa: hiperactivo, aparece en todos lados mostrando “novedad”, que en un país de grietas y fracturas también puede ser el equilibrio. En esa anda: seduciendo peronismo en el pago chico, tendiendo puentes con La Libertad Avanza y explorando una coalición regional que pretende compensar cambio y experiencia y que tiende a la provincialización de los espacios políticos.

Aunque es una cara nueva que también le cae en gracia a los medios televisivos porteños, Torres tiene ese rumbo en su radar: evalúa cada vez con más ganas tomar una prudente distancia de lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio y generar un armado provincial concreto, con sello propio, sea bajo el nombre de Despierta Chubut o bautizado de otro modo. Ahora, una porción de la dirigencia nacional del PRO lo tironea para que sea prenda de unidad y emparche la interna presidiendo el partido. Torres mira de reojo y se hace el distraído.

Su nuevo rol, como único gobernador de su partido en el sur, lo lleva a aparecer todo el tiempo donde sea: en Israel con el embajador norteamericano, en el despacho del ministro del Interior, en Villa La Angostura con sus pares de la región, en las historias de Instagram o en un pequeño municipio. En ese viaje inquieto, a veces con temporales en contra, ya encontró algunos golazos: las leyes que quiere en la provincia se van aceitando en la Legislatura incluso con apoyo opositor, la alianza de gobernadores patagónicos cobra cuerpo y al vínculo con el gobierno nacional no le falta espíritu colaboracionista, pero resultó un éxito plantársele a Javier Milei contra el ataque al sector pesquero.

La pesada herencia

En el camino que eligió Torres hay un estilo que siempre paga bien: revolear de modo masivo mensajes contra las pesadas herencias es buen negocio. “Nacho” no desperdició la posibilidad que el peronista Mariano Arcioni le sirvió en bandeja: le dejó la provincia endeudadísima en dólares y una de sus falencias más escandalosas es un área tan sensible como la educación. “Chubut se autoboicoteó”, resumió Torres ante Letra P.

Aunque alentó una transición ordenada y de apariencias cordiales, con encuentros y fotos posando como caballeros, el gobernador entrante marcó diferencias, denunció un “manejo anárquico” de su antecesor y voló de un plumazo las contrataciones en la administración pública que se habían hecho en los últimos tiempos, y a las que denunció por acomodaticias. Hasta le ganó de mano a Milei: la motosierra chubutense enfocó los acomodos antes de que lo hiciera la Casa Rosada.

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En Chubut el gobernador tiene vigente la luna de miel con su población, aunque sabe que tarde o temprano el peronismo, monstruo que pisa fuerte, podrá acomodar sus cuentas internas para definir liderazgos y volver a ponerlo en jaque, sobre todo desde la populosa Comodoro Rivadavia, que le fue electoralmente esquiva.

En esta etapa Torres eligió como aura las mismas palabras que hubiera abrazado en su profesión de administrador de empresas: idoneidad, transparencia, austeridad, eficiencia, agilidad. En un mes de gestión, potenció los gestos de acercamiento a la industria petrolera, que había puesto en evidencia cuando eligió como candidato a diputado a un sindicalista de trayectoria peronista como Jorge “Loma” Ávila. Ese canal abrió nuevas puertas, sobre todo con el gobierno de Santa Cruz: empezó a funcionar en tándem con Claudio Vidal, también gremialista del oro negro, también compañero, 43 años. La rosca regional incorporó a ese scrum rápidamente al neuquino Rolando Figueroa y al rionegrino Alberto Weretilneck. Los hidrocarburos fueron tema central de la agenda de la cumbre de La Angostura.

Torres, 35 años, es de los más pibes en la política de las grandes ligas, pero a fuerza de realidad y también de sesiones y pasillos en el Congreso, tuvo que hacerse especialista en equilibrios: se convirtió en líder de una coalición muy diversa, a la que llama “movimiento ciudadano” y le tocó lidiar con la puja interna entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Fue protagonista de la foto de la victoria que Juntos por el Cambio buscó en todo 2023 y nunca dejó de mantener la equidistancia entre ambas figuras.

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En el agitado proceso entre las PASO y la segunda vuelta también fue espiando de reojo el escenario, en una Patagonia que se percibía pintada de violeta y con la sensación de que la ola de Milei era imparable en Chubut. Nacho Torres activó el grupo de Whatsapp de los sub-40 y multiplicó chateos con Ramiro Marra y otros alfiles libertarios.

Gabinete compañero y correligionario

El gabinete de Torres también es hijo de la búsqueda de pluralidad en lo generacional, lo geográfico y lo político. El gobernador no dudó, ni siquiera, en dejar espacios a autoridades que venían de la gestión anterior.

El ministro de Gobierno es Andrés Meiszner, que tuvo una importante participación en el área de Trabajo durante la primera etapa de la gestión de Arcioni. Torres busca con él experiencia y contactos nacionales.

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El ministro de Energía e Hidrocarburos, Federico Ponce, había sido designado por el Ejecutivo anterior como presidente de Petrominera. Otra compañera, Elba Willhuber, es su ministra de Desarrollo Humano: la exdiputada del Frente para la Victoria ocupaba antes la Subsecretaría de Políticas de Género y Diversidad y además es esposa del exintendente de Esquel y diputado del PJ, Rafael Williams. Nicolás Cittadini, elegido secretario de Infraestructura y Planificación, es otro ejemplo de cercanía peronista.

En el agitado sector de Educación nombró al docente José Luis Punta, un radical de Trelew. De la misma ciudad llegó a hacerse cargo de la Economía Facundo Ball, un abogado con perfil académico y sin experiencia en la gestión pública. Como una mano dura no se le niega a nadie, la Seguridad quedó a cargo del exfiscal penal Héctor Iturrioz, que levantó su perfil con investigaciones sobre corrupción de la gestión anterior.

Oriundo de Esquel, el vicepresidente de la Cámara Argentina de Turismo, Diego Lapena, ocupa la cartera de Turismo y Áreas Protegidas; el sector de Producción lo encabeza Digna Hernando, que viene de ser concejala de Juntos por el Cambio en Comodoro Rivadavia. De todo ese grupo, nadie tiene tanta confianza con Torres como una de sus manos derechas en esta aventura, el secretario general de Gobierno Guillermo Aranda.

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Martín Llaryora, gobernador de Córdoba. 

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