"De eso se ocupa Kari". En charlas privadas, para desligarse de la política, un tema que no lo apasiona, Javier Milei llama a su hermana por un apodo menos intimidante que el que repite en público: "El Jefe". El mote, que quienes la padecen sostienen que bien merecido está, define el rol de Karina Milei en la administración libertaria, que se maneja con compartimentos estancos, a través de gerencias que saben qué roles deben cumplir, sin pisarse entre sí.
Sin embargo, a veces eso ocurre: se pisan. Por lo menos, quienes están siendo desplazados por Karina buscan el cobijo de Javier, que no duda en responder mensajes que pueden entrar en contradicción con las avanzadas de su hermana. En la normalidad, el sistema es así: en cuestiones económicas manda él, en cuestiones político electorales, con la mirada en 2025, ella.
La línea gerencial se completa con Nicolás Posse, Guillermo Francos y el ministerio de Sandra Pettovello. El jefe de Gabinete controla las tareas administrativas, el ministro del Interior domina la macrorrosca política de gestión y Capital Humano, con Pablo de la Torre, opera en la microrrosca municipal. Desde la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, el hermano de Joaquín de la Torre articula con intendentes, concejales y otros funcionarios del primer mostrador de la gestión.
Javier Milei, la economía
En la Casa Rosada saben que el Presidente evita meter los pies en el barro de la política. No lo hizo en la campaña electoral, que dejó en manos del armador Carlos Kikuchi y el excandidato a jefe de Gobierno Ramiro Marra, ambos caídos en desgracia por pelearse con "El Jefe". El segundo fue rescatado por el mandatario, comida en Olivos incluida, para integrar un comité de asesores.
Milei sólo mira una cosa: el rumbo de la economía. A pesar de su obsesión en la materia, en lugar de eclipsar a Toto Caputo, terminó empoderándolo, al punto de que el ministro de Economía -dicen quienes lo conocen- se siente más cómodo que cuando fue funcionario de Cambiemos. Otro de pasado macrista, Federico Sturzenegger, se sienta en la mesa de reformas estructurales que supervisa Milei.
Los otros números que desvelan al mandatario son las encuestas. Ambas variables, junto a los likes y reproducciones de Twitter, constituyen la fórmula M de la administración del poder. Sin embargo, como en todo, hay excepciones a la regla.
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Diana Mondino, Nicolás Posse, Javier Milei, Toto Caputo y Karina Milei en Zúrich. Foto: Captura de @OPRArgentina.
Karina Milei, el armado electoral
A pesar del teléfono descompuesto del que se quejan ciertos díscolos del Congreso, en la Casa Rosada creen que no hay malos entendidos sobre quién tiene la última palabra en estos temas. "Saben que Karina lleva el 95% de la rosca política y que Javier sólo interviene si es necesario".
Así lo hizo: el ejemplo que enarbolan fue la puesta en escena del abrazo con Victoria Villarruel, cuando la interna entre ambos salió por completo a la luz. En realidad, la pulseada de la vicepresidenta no es -siguiendo la cuasitradición argentina- con el Presidente, sino que fue otra de las figuras de LLA que sufrió el veto de Karina. "Es brava, yo también y Javier está en el medio, pobre jamoncito...", describió la situación la presidenta del Senado, sin anestesia, en una explosiva entrevista que le dio a TN.
En las últimas horas, Milei también habría intervenido, con un llamado a Marcela Pagano, para apaciguar los ánimos rupturistas de la diputada en el marco del terremoto que resquebraja al oficialismo en la Cámara baja. Figura de alto perfil, la experiodista es otra de las desplazadas por Karina: como especialista en economía, pretendía encabezar esa comisión, silla que terminó ocupando José Luis Espert, que fue y vino en su relación con los Milei.
El malestar de "El Jefe" con Villarruel y Pagano parece responder a la lógica libertaria que determina que nadie puede opacar la figura presidencial en un andamiaje completamente personalista del poder. Fue su protagonismo más que sus contactos con Mauricio Macri, afirman fuentes de la campaña, lo que condenó a la vicepresidenta a ojos de ambos Milei.
Gabriel Bornoroni, Karina Milei, Martin Menem
Gabriel Bornoroni recibió a Karina Milei y Martín Menem.
Hay una estrategia también detrás de los dardos venenosos de Karina: no son lanzados al azar. El desplazado Oscar Zago, referente del MID en la Ciudad; Marra, que apostaba a una interna libertaria entre Ricardo López Murphy y Milei; Carolina Piparo, que de Cambiemos pasó a ser candidata a gobernadora libertaria, y Osvaldo Giordano, que también fue corrido de la ANSES, a donde llegó por el acuerdo cordobesista, tienen en común una cosa: no denostar a la política tradicional, como hacen los Milei.
Con las encuestas en la mano y una oposición desorientada, en la Casa Rosada también saben que los relegados no pueden actuar orgánicamente porque no hay otra cosa que los una. Además, porque hoy no es negocio electoral enfrentar al Presidente. Mientras, avanza el plan para constituir LLA en todo el país. A contramando del consejo de Cristina Fernández de Kirchner a Cambiemos, el team Milei primeri ganó las elecciones para después armar un partido. La escoltan en el periplo dos Menem, Martín y Lule.
Santiago Caputo, la batalla cultural
El asesor estrella de Milei encabeza la avanzada contra la "vieja política". Desde los pasillos de la Casa Rosada se jacta de que, así como no vio venir la victoria de LLA, la dirigencia tradicional no entiende la forma de administrar el poder de Milei.
Caputo celebra la crisis interna permanente del oficialismo. En apenas cuatro meses, se acumulan renuncias en el gabinete como nunca antes en los albores de un gobierno. Desde su génesis, el mileísmo se siente cómodo en medio de las turbulencias. Improvisada, la campaña electoral 2023 tuvo altos y bajos, al punto de que hasta hubo denuncias de compra de candidaturas.
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Santiago Caputo, asesor presidencial.
Como escriba del relato libertario, el asesor coincide con Karina Milei en la necesidad de alimentar un núcleo duro propio para el año que viene, una tropa que pueda no sólo enfrentar a la oposición en un virtual referéndum de Milei, sino fagocitar al PRO de Macri, el principal rival que hoy vislumbran en Balcarce 50.
Posse-Francos, en la diaria con la casta
Ya no está solo en las urgencias cotidianas, Francos: el ministro del Interior está escoltado por el Jefe de Gabinete, que recién a fin de mes romperá el silencio público en el primer informe de gestión que brindará en Diputados. El dúo trabaja en la diplomacia con lo que el mileísmo denonima "la casta".
Vienen de oficiar de anfitriones de gobernadores para negociar el pacto fiscal y la ley ómnibus XS y de la CGT para una reforma laboral "light". Desde afuera, parece todo una puesta en escena, ya que el propio Presidente juega con la idea de que no es necesario el consenso de esas políticas, bajo la amenaza de gobernar por decreto hasta el recambio legislativo en 2025.
Francos, Posse y los gobernadores de Juntos por el Cambio.jpeg
"Están los principales funcionarios de los ministerios más importantes en estas charlas, no es un acting, hay voluntad de que las leyes se aprueben", juran cerca de uno de ellos. El rol de Francos, describen en la sede de Gobierno, siempre fue el de juntar la piezas del rompecabezas que Milei se encargaba de desordenar.
Por el otro lado, Karina Milei y Caputo parecen estar más inclinados en ganar con la falta de consenso. Evalúan modificar la reglamentación para darle la Orden de Mayo -la distinción sólo se entrega a extranjeros- a los gobernadores que acepten firmar el Pacto de Mayo, para dejar en evidencia a quienes descuentan que no aceptarán ir a Córdoba.