La era libertaria

El Gobierno le sacó un guiño a la CGT para una reforma laboral "light"

Guillermo Francos y Nicolás Posse encabezaron la cumbre de 3 horas. Regla Caputo para la homologación de las paritarias. El paro del 1 de mayo, a votación.

Después de casi tres horas de reunión y en el medio de un gran hermetismo, el Gobierno recibió este miércoles en la Casa Rosada a los principales líderes de la CGT para conseguir en un principio de acuerdo para una reforma laboral "light", una "modernización" de la legislación del trabajo como prefieren llamarla, bajo la amenaza sindical de un posible paro general para el 1 de mayo, que sería votado el jueves en un plenario de Camioneros.

Hubo un gesto de distensión, al menos, lo cual es bastante para el historial compartido por ambas partes. Sucede que fue el reencuentro entre la administración de Javier Milei y la cúpula de la central obrera, que ya marchó contra el DNU 70/2023 a Tribunales y, luego, al Congreso para rechazar también la ley ómnibus. Los puentes con el oficialismo, tendidos primero por el ministro del Interior, Guillermo Francos, estaban cortados. El funcionario mileísta ofició de anfitrión de la cumbre junto al jefe de Gabinete, Nicolás Posse. El asesor presidencial Santiago Caputo estuvo también por la zona.

Según confiaron a Letra P fuentes que participaron de la reunión, los líderes sindicales se mostraron permeables a acompañar una "modernización" de la legislación laboral, que las autoridades oficiales indicaron que están elaborando junto a la Unión Cívica Radical (UCR) y que pretenden incluir dentro de la ley ómnibus XS en los próximos plenarios de comisión de la Cámara de Diputados, a través de los bloques dialoguistas.

Ante esto, la central obrera les advirtió que no estaba de acuerdo con el texto de reforma laboral propuesto por el radicalismo. Como ya habían manifestado en la previa del reencuentro, algunos de los artículos más conflictivos giran en torno a la limitación de las cuotas solidarias y la ultraactividad de los convenios colectivos de trabajo, además de la intransigencia del Gobierno a homologar paritarias por encima de la inflación.

Ambos funcionarios, sin embargo, ratificaron la propuesta del ministro de Economía, Toto Caputo, de no homologar ningún acuerdo por encima de la suba de precios que mide el INDEC.

Lo que sí está claro es que poco antes del encuentro, que se dio después de una frustrada convocatoria a los representantes obreros al inicio de la gestión libertaria, la CGT dio a conocer un documento de 13 páginas en las que se mostró permeable a debatir una reforma laboral acotada a un punto específico que es la modernización de los convenios colectivos de trabajo.

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La central obrera abrió el paraguas. Como contó Letra P, se reunió con el bloque de senadores del peronismo para buscar poner la reforma laboral, tal como la quería el Gobierno, en modo stand by, bajo la expectativa de que la oposición frente la ley ómnibus en el Congreso.

Los nombres de la reunión en la Casa Rosada

Por el lado del Ejecutivo estuvo, además de Posse, que se retiró cerca de las 19 y Francos, que fue el primero en irse de la reunión a las 18.30; el secretario de Trabajo, Julio Cordero, y el viceministro del Interior, Lisandro Catalán. A partir de las 16.30 recibieron a los secretarios generales de la central obrera Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (SOESGyPE); y Hugo Moyano (por FEDCAM).

Estuvieron las autoridades de los gremios de la construcción, Gerardo Martínez; de la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN), Andrés Rodríguez; de los Seguros, Jorge Sola, y de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri, como los principales pesos pesados del sindicalismo, además de Marina Jaureguiberry (SADOP); Cristian Jerónimo (Empleados del Vidrio); Susana Benítez (SATSAID), y Oscar Rojas (Maestranza).

Todos ellos salieron por la explanada de la Casa Rosada sin hacer declaraciones y en la previa del plenario de la CGT de este jueves, en el que los sindicalistas analizarán la viabilidad de convocar a una nueva medida de fuerza para el 1° de Mayo, el Día del Trabajador.

En el Gobierno se mostraron confiados en la posibilidad de desactivar el paro, sobre todo a instancias de lo que definieron fue "una buena primera reunión".

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