POCA ESPALDA Y LA PARED DEL FONDO

Guzmán sale sin armas a dar su batalla decisiva

Está obligado a contener los precios, pero el FMI le detona dos anclas: dólar y tarifas. El tictac del reloj aturde. Al choque frontal en la interna.

Sometido al bombardeo cristinista y avalado por el presidente Alberto Fernández, Martín Guzmán dijo en las últimas horas que reducir la inflación "es el principal foco de la política económica" y que, de ahora en más, gestionará "con gente que esté alineada con el rumbo que se ha definido". Las definiciones –autoexigente la primera, políticamente temeraria la segunda– regirán, se supone, para después de que se conozca, este miércoles, el índice de inflación de marzo, que –admitió– será superior al 6%. El problema para él no es solo el mismo que el de los DT que pierden varios partidos al hilo y son confirmados por las comisiones directivas de los clubes, sino uno incluso más acuciante: lo que definió como el plan económico oficial –el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)– lo deja en el frente de la batalla casi sin armas, al menos en el corto plazo.

 

Jugado, el ministro de Economía no le sacó el cuerpo a las críticas que ha recibido en los últimos días y hasta se refirió a los dardos de Roberto Feletti: concedió que es cierto que la Secretaría de Comercio Interior no obra milagros con sus canastas de precios cuidados, pero aclaró en varias ocasiones que es solo con un apoyo político fuerte que la inflación puede desacelerarse.

 

En breve: Feletti ubica a Guzmán como responsable de ponerle techo a la escalada y este último, nada menos que a Cristina Kirchner, la autora intelectual de la andanada en su contra.

 

 

Si algo se le acaba al funcionario es el crédito. Fernández gambetea cuando se le pregunta por los relevos ministeriales que reclama su vice y se dice dispuesto, en esta etapa, solo a "cambiar pañales". Sin embargo, mucho antes de que Francisco controle esfínteres, se verá si acepta otro tipo de modificación. Mientras, lo cierto es que sondeos existieron y que la negativa de Emmanuel Álvarez Agis a volver a la función pública es el principal seguro de Guzmán. Al Presidente y a Cristina Kirchner –pese a la guerra fría, no dejan de mandarse señales– no les sobran aspirantes binorma al Palacio de Hacienda y esa carta, desechada por el aludido, era la más fuerte.

 

Como sea, la tarea será ardua y la guerra el Ucrania no hace más que complicarla. En efecto, a despecho del optimismo que irradian algunos despachos oficiales, la contienda entró –aun después del marzo fatídico para los precios internacionales de los combustibles y los alimentos– en una espiral todavía más peligrosa en el terreno. Y tal vez vaya para largo.

 

De acuerdo con un informe de la consultora Consultatio Plus, la inflación a la que se enfrenta Guzmán pondrá el dato de marzo "seguramente en el podio de los tres registros más altos de los últimos 30 años". Más allá de eso, "lo verdaderamente especial es que se trata de uno cualitativamente distinto a cualquiera de sus tristemente célebres precedentes: no surge como el efecto de un shock cambiario".

 

"Con la aceleración del ritmo de devaluación del tipo de cambio en alrededor de 20 puntos porcentuales (de 40% a 60% TEA) y la inminente convocatoria a revisión de tarifas, la economía perderá las últimas dos anclas nominales que le quedaban", añade, indicando la complejidad del escenario.

 

Siempre de acuerdo con Consultatio, "en 2021 la devaluación oficial del tipo de cambio fue del 22,3%, una cifra que estuvo bastante por debajo de la inflación (50, 9%). Si bien la inflación de nuestros socios comerciales ayud+o a mitigar la pérdida de competitividad, el tipo de cambio real multilateral se deterioró 17,6%".

 

Los problemas pasan por el hecho de que Argentina no puede confiar en que el real siga apreciándose y que al Banco Central se le está haciendo cuesta arriba acumular reservas con la temporada de la soja ya en marcha, a pesar de los precios internacionales elevados. Así, el tipo de cambio no tiene margen para atrasarse.

 

Sobre llovido, mojado. "La segunda ancla que venía conteniendo la inflación eran las tarifas. En 2021, el aumento promedio para el servicio de electricidad fue de 9% y el de gas, de solo 6%. El Gobierno debe convocar este mes a las audiencias públicas de gas y electricidad si quiere aplicar, a partir de junio, los nuevos cuadros tarifarios que acordó con el FMI", dice el informe.

 

De hecho, en la entrevista del lunes a la noche en C5N, Guzmán dio por cumplidas las metas de acumulación de reservas del primer trimestre no por méritos propios sino por el aporte del FMI y señaló que la emisión monetaria también apunta a converger en lo planteado por el acuerdo. Lo fiscal, dijo, se afinará en lo que queda de este mes y en el que viene.

 

Según recuerda Consultatio, "en las próximas semanas, la economía podría perder a las dos anclas que le quedaban para contener la inflación. El punto de partida no podría ser más desafiante".

 

El ministro, que pondera el crecimiento que sigue mostrando la actividad, ¿impondrá, por fin, su idea de segmentación tarifaria, que implica la quita de todo subsidio tarifario a los sectores más acomodados e, incluso, a uno sensible de la clase media? Si así no lo hiciere –decir que la gestión se llevará adelante "con gente que esté alineada" es más fácil que concretarlo–, le quedaría aún una carta en la manga: la propia inflación.

 

"La inflación es la variable de ajuste que permite contener los desequilibrios que no se encaran en el programa con el FMI. Una sorpresa alcista en materia inflacionaria permitiría mitigar el déficit fiscal gracias a que los ingresos se indexan por la inflación presente y parte de los gastos, por la inflación pasada. A su vez, ayudaría licuar la deuda en moneda doméstica", explica Consultatio.

 

El cristinismo no atina a entender por qué la inflación se disparó en marzo, cuando los tipos de cambio paralelos estuvieron planchados, la soja registró una elevada cotización, el Central subió la tasa de interés y hasta crecieron las reservas gracias al aporte del FMI. Guzmán responde que el fenómeno se explica por el efecto rezagado del déficit fiscal y la emisión monetaria y, en este caso, el país paga la cuenta, al igual que tantos otros en el mundo, de lo hecho en 2020 para que la pandemia no liquidara el aparato productivo. Para sus enemigos íntimos, demasiado ortodoxo.

 

Llega para él la hora de demostrar que su teoría se aplica a la realidad de una Argentina peculiar. Si le da el tiempo, claro.

 

Javier Milei y Victoria Villarruel.
Los números en la era Javier Milei

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