"No pido permiso", respondió el senador. No es la primera vez que Luis Naidenoff, jefe del interbloque de senadores de Juntos por el Cambio (JxC), tiene una reunión de alto voltaje sin consultar a su partido. Se mueve casi como Patricia Bullrich, pero por la vereda del diálogo. Así acordó con Cristina Kirchner el inicio de las sesiones remotas y, después del reclamo y las movilizaciones contra Gildo Insfrán, tuvo una audiencia con el gobernador de su provincia y le presentó una propuesta y su protesta por escrito. Sin sesión en el Senado, Naidenoff, que sueña con gobernar Formosa algún día, se juntó con Juan Grabois, el líder de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), a quien le gustaría ver a Máximo Kirchner en la Casa Rosada.
Naidenoff y Grabois nunca se habían visto en persona. Se conocieron telefónicamente 15 días atrás, cuando el legislador consiguió el número de teléfono del dirigente social y lo llamó para hacerle algunos pedidos sobre Formosa. Tuvo que esperar al regreso desde Colombia del líder del Movimiento de los Trabajadores Excluídos y de Patria Grande para encontrarse personalmente. Un gesto del senador: la reunión fue este jueves en la oficina de Grabois, en Vicente López. La charla duró un par de horas y ambos se elogiaron mutuamente. El dirigente le contó sobre su Plan de Desarrollo Humano Integral para el acceso a la tierra, el techo y el trabajo. A Naidenoff le pareció una idea interesante y se llevó la propuesta para analizarla a fondo. Coincidieron, además, en la importancia de mantener abierto el diálogo y prometieron hablarse quincenalmente.
Tampoco pidió permiso Bullrich para interferir en el bloque del PRO en Diputados cuando consiguió adhesiones para denunciar la gestión de las vacunas argentinas ante la ONU. El titular del bloque amarillo siguió el tema desde Miami, ocupado en roscas de otro tenor. El motivo inicial del viaje de Cristian Ritondo fue la invitación para disertar en el Interamerican Institute for Democracy y en la America 's Society Council of the Americas (AS/COA). Lo más jugoso ocurrió fuera de la esfera pública. Además de sus reiterados encuentros con concejales y con el exalcalde cubano-estadounidense Tomás Regalado (por lo menos se vieron tres veces en una semana), el exministro de Seguridad de María Eugenia Vidal aceptó una invitación para conocer al alcalde de una localidad con delito cero. Aunque la tecnología no le resultó extraña (tienen reconocimiento facial como el que impulsó el macrismo), la localidad está ubicada en una isla con solo cuatro entradas, lo que facilita la vigilancia.
Ritondo, además, conversó largamente con empresarios argentinos que residen en Miami, cuna anticastrista, gracias a la gestión de su viejo amigo Norberto Spangaro, empresario y coordinador de campaña del PRO por aquellos lados, y al exembajador argentino en Israel, Mariano Caucino. La cita fue en la ciudad de Doral, en Florida. Paradójicamente, los comensales eligieron el menú regular de típica comida cubana en Las Vegas Cuisine y arrancaron con mariquitas green plantains (plátanos fritos) por 4,95 dólares. Entre los 20 comensales, hubo empresarios más y menos conocidos, entre ellos Mario Graziano, dueño de una cadena de restaurantes. También estuvo el "amigo del alma" de Mauricio Macri, Nicolás Caputo. Todos fueron críticos de la política exterior de la Argentina y Ritondo les endulzó los oídos en contra del vínculo con Venezuela y del voto en la ONU para investigar si Israel cometió delitos de lesa humanidad en la Franja de Gaza.
Los vuelos a Estados Unidos van llenos de argentinos y argentinas y no solo porque viajen a vacunarse. El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, partió este fin de semana en gira oficial, todo prolijamente coordinado con el presidente Alberto Fernández, con el canciller Felipe Solá y con el ministro de Economía, Martín Guzmán. Le ofreció a Ritondo sumarse a la comitiva, pero el diputado opositor, que además es su amigo, se excusó. Ritondo tampoco se sumó al grupo que acompaña a Vidal, que viajó a Washington acompañada por su exministro de Economía Hernán Lacunza. Además del economista, trabajaron en su agenda (¿como presidenciable?) dos exministros de la gestión bonaerense, ambos con domicilio actual en Estados Unidos: Santiago Cantón y Gabriel Sánchez Zinny. El exsecretario de Derechos Humanos volvió a vivir a Estados Unidos y ahora es par de Vidal como jefe de misión de la OEA, en su caso en México. El exdirector de Escuelas, por su parte, se instaló en la capital norteamericana como director senior de la consultora Blue Star Strategies, cargo desde el que asesora en negocios y gestión pública y privada sin dejar de dar charlas por Zoom con militantes bonaerenses y dictar cursos de formación a líderes jóvenes de la región.
Vidal fue a rendir cuentas de su tarea como observadora de la OEA ante Luis Almagro, pero también fue a renovar su trabajo en la organización, ahora en la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia. De paso, agendó varias reuniones. Entre otras, con fondos de inversión. A su regreso, prometió, definirá su candidatura.
La rosca mayor se dio en la Cámara de Diputados. En una maratónica sesión, en el Frente de Todos vivieron con escozor la discusión por la Ley de Equidad en los Medios, que pide paridad de género progresiva (sin punitorios) y mejores condiciones laborales (como los lactarios) que contribuyan a la inclusión. También impulsa la capacitación en no discriminación y en temas de género, el apoyo al reparto de tareas equitativas y protocolos contra la violencia de género. Diputadas del oficialismo y la oposición habían consensuado apoyar la iniciativa. Hasta la 'lilita' Marcela Campagnoli subió a las redes fotos con periodistas prometiendo su aval. Sin embargo, Juntos por el Cambio dio marcha atrás y aceptó el planteo de ADEPA y varios medios, en contra de la "preferencia" que tendrían en la distribución de pauta publicitaria quienes apliquen la ley. Ante el intento de dejar la sesión sin quórum, Massa, Cristina Álvarez Rodríguez y Cecilia Moreau rosquearon entre bambalinas y, finalmente, nueve integrantes del bloque opositor votaron en contra, pero acompañaron en sus bancas y cooperaron con el cuórum.
A la ley le sobró: hubo 134 votos afirmativos. Massa se mostró relajado, aunque tuvo que hacer uso de su muñeca política. Después de la aprobación de la Ley de inclusión laboral para la población trans, travesti y transgénero, cometió un furcio al darle la palabra a la diputada "Mónica Macho". Se corrigió, pidió disculpas de inmediato y presentó a Mónica Macha, miembro informante de la ley Equidad en Medios. Cuando el tigrense le dio la palabra a Pablo Carro, único varón que habló como presidente de la Comisión de Comunicación, el cordobés respondió: "Por esta noche, puede llamarme Pabla Carra". "Diputado, me salvó la noche", celebró Massa, mientras el recinto estallaba en aplausos y carcajadas a las dos de la madrugada. Massa también agradeció caso por caso a los diputados y las diputadas que se quedaron en sus bancas.