Como ocurre en la previa de cada año impar desde que la grieta impone condiciones hace ya una década, el peronismo comienza a pasar revista a la tropa en busca de figuras que potencialmente puedan cautivar al electorado blando para hacer diferencia en ese terreno y sumar puntos al núcleo duro. Con su ícono clasemediero, Sergio Massa, en el podio de accionistas del Frente de Todos (FdT) y sin necesidad de ir a las urnas, el oficialismo vuelve a enfocar la mirada en uno de sus exponentes con mayores niveles de conocimiento público, Daniel Scioli, un equilibrista que cultiva el centrismo hasta la exasperación.
Scioli con el expresidente Lula Da Silva en Brasil.
Hiperactivo en su rol como embajador argentino en Brasil en procura de propiciar las exportaciones argentinas al país hermano, el exgobernador bonaerense es pieza de conversación en las mesas de arena de la pretemporada 2021 a ambos lados de la General Paz.
La difusión de una encuesta que ubicaría a Scioli por encima de María Eugenia Vidal en la provincia de cara a las próximas elecciones alentó las especulaciones en algunos sectores del peronismo gobernante. Sin embargo, la posibilidad de un regreso a las fuentes porteñas del exmotonauta se recorta de manera más nítida en el horizonte electoral. De hecho, ya entusiasma a algunas tribus del archipiélago capitalino panperonista que brega sin éxito desde 2005 para hacerle frente al macrismo en la ciudad imposible.
Scioli embajador, promotor de los productos argentinos en el exterior.
“Seguramente, Daniel está arriba de Vidal si lo medís entre los bonaerenses, pero todos sabemos que el peronismo unido gana este año en la provincia más allá de los candidatos”, razona una fuente platense. Se ampara en dos opiniones de peso. Primero, la de la propia dirigente del PRO, que esquiva la jeringa de competir en el distrito que gobernó cuatro años porque sabe que en su trayectoria política no hay margen para otra derrota más. Segundo, en la mirada del presidente Alberto Fernández, que resume el talante de la coalición de gobierno y sostiene que la historia está sellada en territorio bonaerense y que ni Vidal en las boletas de Juntos por el Cambio (JxC) podrá cambiarla.
Un baqueano de la política local con tantos cierres de listas encima como madrugadas de rosca en los surcos de su rostro agrega un dato. “Si el peronismo sabe que en provincia gana este año, ¿para qué meterle ruido al 2023? La Capital es un desierto, Daniel ahí tiene todo para hacer”, lanza. Con o sin intención, tira a la cancha un elemento clave. Un triunfo de Scioli en las legislativas de este año no tiene proyección en el distrito que administra un Axel Kicillof con reelección habilitada y con Máximo Kirchner al frente del justicialismo. En cambio, en la Ciudad, lo ubicaría en buena posición en la hoy escuálida grilla de postulantes que tiene el Frente de Todos para disputar la jefatura de Gobierno porteño dentro de dos años.
“Yo no creo que Daniel mida acá menos que (Matías) Lammens, de mínima”, arriesga un peronista porteño que no comulga con el camporismo y ve con buenos ojos una candidatura de Scioli en los dominios de Horacio Rodríguez Larreta. El ministro de Turismo de la Nación es otro posible candidato del FdT, pese a su derrota en primera vuelta ante el alcalde en 2019.
En la orilla kirchnerista, desdeñan las encuestas y, en el caso puntual del sondeo que comparó a Scioli y a su sucesora, hacen hincapié en la estrategia política de JxC. “Larreta quiere a Santilli en la provincia y a María Eugenia en CABA. Si los números lo dan a Daniel ganándole a Vidal, entonces que se presente en la Ciudad, porque ella va a terminar jugando en Capital”, analizan a la luz del plan canje que pergeñan los estrategas del jefe de Gobierno en su camino a la Casa Rosada y resiste el macrismo duro.
Volver a empezar
Todo tiene un inicio. El sábado 25 de octubre de 1997, Boca derrotó 2 a 1 a River en el estadio Monumental. No se anunció esa tarde y se presumía que ocurriría pronto, pero aquel fue el último partido de Diego Maradona como futbolista profesional. Al día siguiente, la Alianza del Frepaso y la UCR debutó en las urnas y ganó las elecciones legislativas con el 45% de los votos. Tampoco se anunció esa tarde y se suponía que ocurriría pronto, pero ese día comenzó la despedida del menemismo. Sin embargo, aquellos comicios también marcaron un comienzo. A pesar de haber sido arrasado por la boleta encabezada por Chacho Álvarez, Scioli fue electo por primera vez diputado nacional por la Ciudad al frente de la lista del Partido Justicialista.
Allí empezó una carrera política que este año, un cuarto de siglo después, coloca al expresidenciable frente a la posibilidad de volver a competir en su ciudad para meterse en la rosca política vernácula, en la que picotea en sus viajes cuando se lo permite la agenda de la embajada.
Curiosamente o no, en aquella boleta de 1997, en la que también estaba el incombustible Miguel Ángel Toma, lo acompañaban dos albertistas hoy en funciones: el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el legislador porteño Claudio Ferreño. También fue parte de aquella nómina el que fue hasta 2019 diputado provincial bonaerense de JxC Tuta Torres. Cosas del peronismo.
Si las historias personal y política de Scioli en la Ciudad confluyen nuevamente en 2021, tal vez el presente se anote otra coincidencia. En 1997, la Lista 133 para la Cámara de Diputados, que integraban el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) y Unión por Todos, estaba encabezada por Patricia Bullrich. En este caso, que se repita el duelo dependerá de la rosca del oficialismo porteño. y del truco gallo caliente que juega Mauricio Macri contra Larreta y Vidal, el triángulo equilátero que define todo en el PRO.