Scioli, otra vez en la mesa de arena preelectoral. Lo sondean en la provincia pero suena en la Ciudad, cuna personal y política. Flashback y proyección 2023.
Como ocurre en la previa de cada año impar desde que la grieta impone condiciones hace ya una década, el peronismo comienza a pasar revista a la tropa en busca de figuras que potencialmente puedan cautivar al electorado blando para hacer diferencia en ese terreno y sumar puntos al núcleo duro. Con su ícono clasemediero, Sergio Massa, en el podio de accionistas del Frente de Todos (FdT) y sin necesidad de ir a las urnas, el oficialismo vuelve a enfocar la mirada en uno de sus exponentes con mayores niveles de conocimiento público, Daniel Scioli, un equilibrista que cultiva el centrismo hasta la exasperación.
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Un baqueano de la política local con tantos cierres de listas encima como madrugadas de rosca en los surcos de su rostro agrega un dato. “Si el peronismo sabe que en provincia gana este año, ¿para qué meterle ruido al 2023? La Capital es un desierto, Daniel ahí tiene todo para hacer”, lanza. Con o sin intención, tira a la cancha un elemento clave. Un triunfo de Scioli en las legislativas de este año no tiene proyección en el distrito que administra un Axel Kicillof con reelección habilitada y con Máximo Kirchner al frente del justicialismo. En cambio, en la Ciudad, lo ubicaría en buena posición en la hoy escuálida grilla de postulantes que tiene el Frente de Todos para disputar la jefatura de Gobierno porteño dentro de dos años.
“Yo no creo que Daniel mida acá menos que (Matías) Lammens, de mínima”, arriesga un peronista porteño que no comulga con el camporismo y ve con buenos ojos una candidatura de Scioli en los dominios de Horacio Rodríguez Larreta. El ministro de Turismo de la Nación es otro posible candidato del FdT, pese a su derrota en primera vuelta ante el alcalde en 2019.
En la orilla kirchnerista, desdeñan las encuestas y, en el caso puntual del sondeo que comparó a Scioli y a su sucesora, hacen hincapié en la estrategia política de JxC. “Larreta quiere a Santilli en la provincia y a María Eugenia en CABA. Si los números lo dan a Daniel ganándole a Vidal, entonces que se presente en la Ciudad, porque ella va a terminar jugando en Capital”, analizan a la luz del plan canje que pergeñan los estrategas del jefe de Gobierno en su camino a la Casa Rosada y resiste el macrismo duro.
Volver a empezar
Todo tiene un inicio. El sábado 25 de octubre de 1997, Boca derrotó 2 a 1 a River en el estadio Monumental. No se anunció esa tarde y se presumía que ocurriría pronto, pero aquel fue el último partido de Diego Maradona como futbolista profesional. Al día siguiente, la Alianza del Frepaso y la UCR debutó en las urnas y ganó las elecciones legislativas con el 45% de los votos. Tampoco se anunció esa tarde y se suponía que ocurriría pronto, pero ese día comenzó la despedida del menemismo. Sin embargo, aquellos comicios también marcaron un comienzo. A pesar de haber sido arrasado por la boleta encabezada por Chacho Álvarez, Scioli fue electo por primera vez diputado nacional por la Ciudad al frente de la lista del Partido Justicialista.
Allí empezó una carrera política que este año, un cuarto de siglo después, coloca al expresidenciable frente a la posibilidad de volver a competir en su ciudad para meterse en la rosca política vernácula, en la que picotea en sus viajes cuando se lo permite la agenda de la embajada.
Curiosamente o no, en aquella boleta de 1997, en la que también estaba el incombustible Miguel Ángel Toma, lo acompañaban dos albertistas hoy en funciones: el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el legislador porteño Claudio Ferreño. También fue parte de aquella nómina el que fue hasta 2019 diputado provincial bonaerense de JxC Tuta Torres. Cosas del peronismo.
Si las historias personal y política de Scioli en la Ciudad confluyen nuevamente en 2021, tal vez el presente se anote otra coincidencia. En 1997, la Lista 133 para la Cámara de Diputados, que integraban el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) y Unión por Todos, estaba encabezada por Patricia Bullrich. En este caso, que se repita el duelo dependerá de la rosca del oficialismo porteño. y del truco gallo caliente que juega Mauricio Macri contra Larreta y Vidal, el triángulo equilátero que define todo en el PRO.