Mientras se desempeñaba como director de Capital Humano del Grupo Telecom, Marcelo Eugenio Villegas fue premiado durante tres años consecutivos (2012, 13 y 14) por la AMIA y la DAIA en reconocimiento “por su permanente compromiso en el trabajo por la diversidad y el desarrollo solidario”. Poco después, ya como ministro de Trabajo bonaerense y desarropado de prédicas de pluralidad por las que supo ser laureado por las dos entidades centrales de la comunidad judía argentina, Villegas confesó su íntima visión del mundo: “Si yo pudiera tener una Gestapo para terminar con los gremios, lo haría”.
La alusión a la Gestapo (policía secreta de Hitler e importante engranaje de la maquinaria genocida nazi), la hizo ante funcionarios y empresarios en un encuentro donde, a estos últimos, les garantizaba una estrategia coordinada con el Poder Judicial y avalada por “Nación y Provincia” para enjuiciar a diversos gremialistas del sector de la construcción. Esa reunión fue filmada y forma parte de la denuncia que la AFI presentó a la justicia platense.
Ya desde su desembarco en el gabinete de María Eugenia Vidal, en diciembre de 2015, en el arco gremial no dudaban del lugar en que se iba a parar el flamante ministro, que llegaba con un CV de 25 años al servicio del otro lado del mostrador. Durante dos periodos distintos de la década menemista, Villegas fue jefe de Recursos Humanos en el Grupo Pérez Companc (de 1991 al 93 en SADE y del 97 al 99 en el área de energía), pulpo empresarial que en 2019 hizo un desembolso millonario para la infructuosa incursión vidalista por la reelección.
Huellas
Además, Villegas reportó varias temporadas en empresas del Grupo Suez, multinacional de capitales franceses que tenía la mayor porción de la torta de Aguas Argentinas y que demandó al Estado nacional por la rescisión del contrato y estatización del servicio en 2006, en medio de acusaciones de incumplimientos de obras y tarifazos injustificados. En 2018, Mauricio Macri se comprometió a pagarle a Suez 223 millones de dólares.
En Aguas Argentinas, Villegas manejó los recursos humanos durante cuatro años. Allí coincidió en la última etapa con Martín Heinrich, un ingeniero especializado en “privatización de Servicios Públicos” con el que fue socio en varias firmas, algunas de las cuales cayeron en quiebra con resonancia judicial. En 2018, Heinrich llegó al cargo de director provincial de Agua y Cloacas, a partir de su cercanía con quien era el ministro de Infraestructura de Vidal, Roberto Gigante, otro de los asistentes al mitin del escándalo.
Tras algunos años en el retail –sector largamente denunciado por casos de precarización laboral–, con pasos en Walmart y Grupo Cencosud (Disco, Vea y Jumbo), Villegas recaló en Telecom, donde ofició de capital humano y orbitaba el destino de 15.845 empleados.
Más allá de su formación como abogado en la UBA, Villegas fue moldeando un perfil gerencial del área de recursos humanos esculpido por los manuales de las multinacionales que transitó: desde posgrados de formación en management del Grupo Pérez Companc, pasando por cursos de similar tenor en la Universidad Corporativa del Grupo Suez, hasta pupilo de los Wallmart’s Programs. Eso sí, antes de asumir al frente de la cartera laboral hizo un coaching “Ontológico Empresarial” en el programa “The Art of Business Coaching”.
El ministro
Al frente de uno de los ministerios clave del entramado público provincial, Villegas asumió una actitud beligerante, adosó la prédica vidalista de “lucha contra las mafias” en la confrontación con algunos gremios y, también al igual que su gobernadora, identificó en el titular del Suteba, Roberto Baradel, a un adversario. El punto más alto de este enfrentamiento se dio con el intento de Villegas de aplicar al gremio docente una multa de $ 659 millones por un supuesto no acatamiento de la conciliación obligatoria y haber realizado paro a mediados de 2018, algo que, finalmente, la justicia desestimó.
Bajo esa tesitura, en 2017 celebró la detención del entonces titular de la Uocra de La Plata Juan Pablo “Pata” Medina, a quien acusó de usar la cartera laboral provincial como una “escribanía”. En ese contexto, sobrevuelan las declaraciones del video recientemente develado por Página/12. En modo grieta, el exgerente de RR.HH. de varias multinacionales supo etiquetar de “patética” a CFK, asegurando que la expresidenta le causaba “malestar estomacal”.
Además del largo derrotero de conflictividad que signó la gestión vidalista con los diversos sindicatos con representación en la administración pública bonaerense, el paso de Villegas por la cartera de Trabajo también fue cuestionada por numerosos trabajadores que en esos años fueron despedidos y perjudicados en el recorte de sus indemnizaciones (avaladas por el ministerio). En medio de reclamos que caían en saco roto al buscar una intermediación positiva y propositiva de Villegas, también caía el duro brazo de la represión. Eso quedó evidenciado en casos paradigmáticos como PepsiCo y Cresta Roja.
Pero el aluvión de despidos también azotó a lo largo y ancho del mapa bonaerense: Banghó (Vicente López), Atanor (Baradero), Paquetá (Chivilcoy), Dass (Coronel Suárez), Unitec Blue (Chascomús), numerosas sucursales de Musimundo, son solo algunas de las que se mecharon con recortes desde el ala estatal, como Atucha (Zárate-Campana), Fabricaciones Militares (Azul) y Ferrobaires.
La herencia
Cuando Villegas dejó el Ministerio de Trabajo, la provincia de Buenos Aires sufría una desocupación de 12,7% en el conurbano, una tasa de desempleo femenino que alcanzaba el 13,2%, una caída interanual del 2,7% en la cantidad de asalariados registrados en el sector privado solo en el último año (que representa más de 50 mil puestos de trabajo menos) y un 38,4% de bonaerenses sumidos en la pobreza.
Esa radiografía crítica del mapa laboral bonaerense lejos estuvo de verse reflejado en la fisonomía patrimonial de Villegas que -comparando las declaraciones juradas públicas al ingresar y al dejar la función- sumó una casa en Punta Ballena, uno de los balnearios más exclusivos que rodean Punta del Este, en Uruguay, valuada (formalmente) en más de $ 24 millones en 2019.