Plano corto. Raffaele Sardella

El hombre del Presidente que reflota el lazo francés en el negocio del agua

El titular de ABSA otorgó la operación de una planta en la capital bonaerense a Veolia, firma que integró Aguas Argentinas. Disertará en abril en París. CV del todavía ejecutivo del Grupo Macri.

El sello francés en la operación de las aguas nacionales dejó una serie de turbulencias que se extienden hasta estos días. Los trece años (1993-2006) del privatizado servicio de agua potable para el Área Metropolitana de Buenos Aires estuvieron signados por acusaciones de incumplimientos, tarifazos atados a renegociación de contratos cuestionados -sobre todo, por dirigentes de la Alianza- y hasta por la particular denuncia de María Julia Alzogaray, quien posó la responsabilidad al grupo de empresas concesionarias por no materializarse su rimbombante promesa de sanear el Riachuelo. "Aguas Argentinas cobró para hacer conductos pero no los hizo”, acusó la otrora mujer fuerte del menemato.

 

El alto grado de incumplimiento de las metas establecidas –para la Auditoria General de la Nación, fue del 90% entre 1998 y 2003- llevó a la rescisión del contrato y la estatización del servicio en 2006, algo que generó la demanda por parte de las empresas concesionarias ante el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), tribunal arbitral independiente del Banco Mundial, el cual falló el año pasado condenando a la Argentina a pagar 383 millones de dólares a las ex prestadoras, dos de ellas de capitales franceses. En su reciente visita a Paris, el presidente Mauricio Macri llevó la intención de su gobierno de afrontar esta deuda. Sin embargo, ese gesto no alcanzó para que su par galo, Emmanuel Macron, le diera el visto bueno a un acuerdo Mercosur-UE, tiñendo así de fracaso la gira del jefe de Estado argentino.

 

Desmenuzando los U$S 383 millones que Macri se comprometió a pagar, U$S 223.043.289 corresponden a la firma que era accionista mayoritaria de Aguas Argentinas, la francesa Suez, U$S 123.276.448 a la española Aguas de Barcelona y U$S 37.261.504 a otra francesa, Vivendi, que, por aquellos años de turbulencias con el Estado argentino, se transformó en Veolia. Bajo este nombre, los intereses galos vuelven a operar en aguas locales y lo hacen de la mano de la estatal bonaerense ABSA, comandada por el hombre de confianza de Macri en el gobierno de María Eugenia Vidal: Raffaele Sardella, quien, además de este cargo, es director de Sideco Americana S.A., firma que integra el conglomerado de empresas de la familia presidencial.
 

 

BIO. Nacido hace 63 años en Nápoli, Italia, Raffaele Sardella es un ingeniero industrial graduado en la Universidad Católica Argentina y posee una serie de cursos de desarrollo profesional en la SDA Bocconi Milano y en la Universidad de California. Su ingreso al mundo Macri se dio de joven, a los 22. Director de LITSA, Autopistas del Sol y de las principales empresas de Ingeniería del Grupo Macri, Sardella formó parte del directorio de Correo Argentino entre 1997 y 2010.
Para arribar a ABSA, no fue necesario desistir de ser uno de los principales guardianes de los intereses de la familia presidencial. Según consta en su declaración jurada, Sardella es, en simultáneo a su función pública, director de Sideco Americana, cargo por el cual declaró una dedicación de seis horas semanales y por el que informó un ingreso anual neto de $2.841.515. Por dirigir las riendas de Aguas Bonaerenses, declaró un ingreso anual neto de $873.032.
Entre el largo historial –y presente- del napolitano en el Grupo Macri, figura su aparición desde mayo de 2016 en el directorio de Yacylec, compañía dedicada al transporte de la energía que produce la central hidroeléctrica Yacyretá. No parece casual esa incorporación. Semanas atrás, el presidente Macri había cedido a Sideco el 5,33% del capital que controlaba en la compañía energética. En mayo de 2017, Sardella fue ratificado como director titular de esa firma.  


Uno de los planes más ambiciosos de Aguas Bonaerenses S.A. es la rehabilitación, mantenimiento y operación de la Planta “Donato Gerardi”, que abastece a usuarios de La Plata y la región. Para esto, el desembolso previsto es de 650 millones de pesos, con un plazo de ejecución de dos años, más otro año de operación para la firma a la que se le otorgó este pez gordo: Veolia. El interés del Ejecutivo provincial en esta obra se puso de manifiesto con el desembarco de la gobernadora en la planta. El ingreso de la firma francesa a las aguas bonaerenses no mermó el reclamo vecinal por constantes cortes del servicio en la capital bonaerense, algo que derivó en un reclamo a ABSA por parte de la Defensoría del Pueblo provincial durante los últimos días de 2017.

 

Mientras, la Provincia anunció semanas atrás la obtención de financiamiento de una nueva planta potabilizadora para la región capital a través de un crédito proveniente de un fondo kuwaití que tuvo como emisario para la firma del convenio a Ghanem Sulaiman Al-Ghenaiman, quien, tal como contó Letra P, aparece en los Paradise Papers por haber integrado once entidades offshore radicadas en la guarida fiscal de Bermudas.
 

 


La prestación deficitaria que ABSA arrastra desde hace varios años persiste por estos días en varios puntos de la provincia. Durante la gestión Sardella, ocho intendentes solicitaron que sus municipios pasen a AYSA, mientras que, dentro de aquellos distritos que aún se mantienen bajo la órbita de la estatal bonaerense, en algunos resuenan los reclamos por cortes del servicio –como en La Plata- y en otros, por los altos niveles de arsénico y nitratos en el agua –como Chivilcoy, Casares y 9 de Julio. En ese escenario, en abril la tarifa de ABSA tendrá un aumento del 40%.

 

“El ajuste se plantea porque en estos dos años hubo inflación hubo paritarias -que hemos honrado- y hubo aumento del dólar -tenemos algunos insumos en dólares. También tuvimos incrementos de tarifas como la electricidad, porque el agua no camina sola, es con bombeo, y, además, al poner en funcionamiento todas las plantas que estaban paradas, hay más consumo eléctrico. El efecto de todas estas cosas nos llevó a que necesitáramos el reajuste. En estos dos años, tuvimos una inflación del 72%, según el INDEC, y hemos pedido un 40%”, argumentó Sardella a Infobae.
 

 


Precisamente, en el mes donde se aplicará el tarifazo de ABSA, su titular estará en el Marriott Rive Gauche Hotel & Conference Center de Paris, Francia, disertando en el Global Water Summit, evento donde se expondrán, entre el 15 y el 17 de abril, las oportunidades de negocios en la industria del agua. Allí, Sardella participará de una mesa redonda centrada en el contexto y las oportunidades emergentes en mercados clave como América Latina.

 

También tendrá lugar la gala de premiaciones que en 2016 tuvo como máximo ganador a la empresa que, jugando de local en esta edición, tendrá presencia con plantel de CEOs completo: Veolia. En ese marco conocido estará disertando Sardella, quien no será el único argentino: lo acompañarán el secretario de Recursos Hídricos de la Nación, Pablo Bericiartua, y el presidente de AySA, José Luís Inglese.  

 

Y si de aprovechar “oportunidades emergentes en mercados clave” se trata, Veolia logró un sustancioso crecimiento en América Latina durante 2017. En su balance anual, la firma francesa dio cuenta de una variación positiva del 22,4% y lo adjudicó, entre otras cosas, “al aumento de tarifas en Argentina” y “la puesta en marcha de nuevos contratos de agua” en los que menciona la planta potabilizadora de Punta Lara, Ensenada.


 


Claro que el agua no es la única unidad de negocios de Veolia en nuestro país. En 2014, el Gobierno porteño, por entonces a cargo de Mauricio Macri, firmó un contrato de diez años con Proactiva Medio Ambiente, filial de Veolia, por la recolección de residuos sólidos húmedos y de la limpieza urbana en el centro de la Ciudad, lo cual, según informó la empresa francesa en esos días, “representa una facturación acumulada de unos 500 millones de euros”.

 

Veolia también es propietaria de Dalkia, empresa dedicada al mantenimiento de centros de salud y establecimientos educativos que supo ganar varias licitaciones de estas características en la Ciudad de Buenos Aires. En efecto, Dalkia forma parte del selecto grupo de nueve compañías que, según informó Perfil oportunamente, obtuvo adjudicaciones para mantenimiento y limpieza hospitalaria. Entre ese círculo, la firma de Veolia aparece, entre otros, junto a SES, empresa ligada al mejor amigo del Presidente, Nicolás Caputo.

 

Asimismo, Dalkia supo crear Sadmitec, un joint venture con Techint, el gigante local que tiene en la mira una de las obras hidráulicas más ambiciosas de la gestión Vidal: el acueducto Bahía Blanca-Río Colorado, proyecto multimillonario que tuvo recurrentes aplazamientos en su llamado a licitación –ahora, está fijado para abril próximo, el mismo mes en que Sardella estará disertando sobre las oportunidades emergentes en el mercado local rodeado, entre otros, por los CEOs de la empresa que volvió a las aguas locales de la mano de ABSA.

 

Maximiliano Pullaro y Axel Kicillof. FOTO: Farid Dumat Kelzi / Red Boing.
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