En una parrilla a la vera de la ruta, después de salir del juzgado de Dolores, Mauricio Macri se sentó relajado a comer un asado y a evaluar lo que acababa de pasar. Su abogado, Pablo Lanusse, dio detalles al resto de la mesa sobre la frustrada indagatoria. Dijo que lo sorprendió que el juez Martín Bava no contara con la revocatoria del secreto de Inteligencia para que el expresidente pudiera declarar. Lo escuchaban, con satisfacción, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich; los exministros Guillermo Dietrich, Pablo Avelluto, Andrés Ibarra, Nicolás Dujovne y Francisco Cabrera; dos de la personas más cercanas a Macri y también exfuncionarios, Fernando de Andreis y Hernán Lombardi; el exsecretario de Seguridad Gerardo Milman, el cordobés Gustavo Santos y su secretario Darío Nieto, cuyo domicilio fue allanado en busca de pruebas sobre el supuesto espionaje ilegal. El círculo más íntimo del halcón mayor.
En la versión macrista, Lanusse aprovechó el error (o "susto" del juez, por los llamados de atención de la Cámara de Mar del Plata, dijeron). Según relató el exfiscal, en el inicio de la indagatoria se notificó de la situación: el 1 de octubre, el juez consultó a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) respecto de la necesidad de eximir del secreto de Estado al expresidente y, cinco días después, la AFI respondió que no tiene atribuciones para tomar esa decisión. Aún así, insistió airoso el abogado, el juez citó a Macri para el 7 de octubre y, ante su apelación, volvió a citarlo para esta semana, sin pedir al presidente Alberto Fernández que deslindara a Macri del deber de confidencialidad. En la versión de quienes tienen vínculos con la Justicia y la Inteligencia, pero del lado kirchnerista, Lanusse se apoyó en el fiscal Juan Pablo Curi, que avaló su reclamo. Por eso, señalan en la comisión Bicameral de Inteligencia, quien se quedó afuera del juzgado para apuntalar políticamente la estrategia judicial fue uno de sus integrantes, con experiencia en la cuestión, el diputado y jefe de la bancada del PRO, Cristian Ritondo. Hay juristas que sostienen que la indagatoria podría haber continuado preservando el secreto y otros opinan que no. "Eduardo de Pedro debe estar enojado con el juez", se oyó en la comilona al borde de la ruta, donde la palabra más repetida fue "papelón".
Antes y después, Macri se mostró tranquilo. "Hizo y dijo lo que nunca le gusta hacer y decir", lo describía un senador que lo vio relajado, sacándose fotos en el interior de la Municipalidad de Dolores. Camilo Etchevarren, el intendente anfitrión, hasta cantó sobre el escenario al grito de "¡Sí, se puede!". Precisamente, en el entorno del expresidente apuntaron que hubo poca gente porque no se organizó un acto multitudinario y se buscó convertir las ausencias en un logro. "Estuvo todo muy tranquilo", apuntaban, mientras se repartían en los cafés de los alrededores a esperar la salida de Macri. Si alguien pensó en convertir el acto en un lanzamiento de campaña, la escasa presencia de adherentes lo frustró, aunque no faltaron voces que pidieran "¡volvé Mauricio!".
En ese contexto, en los últimos días el primo Jorge Macri, presidente del PRO bonaerense, y Lombardi se ocuparon de mover la convocatoria en apoyo al expresidente y el propio Macri llamó a las principales figuras. Hubo diferencias entre los aliados, explicitadas por el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y por el candidato a diputado Facundo Manes. "No estoy de acuerdo con las marchas en apoyo a Macri, parecemos el kirchnerismo", dijo el jujeño con aspiraciones presidenciales para 2023. Antes, el neurólogo había pedido "ejemplaridad" al expresidente y que se presentara a declarar.
Por segunda vez en la semana, el radicalismo y el PRO mostraron su grieta. El martes votaron en sentido contrario la Ley de Etiquetado en Diputados. Solo tres radicales se abstuvieron, mientras el resto votó a favor, incluso el tucumano José Cano, que protestó por la "demonización" del azúcar. El PRO se dividió entre los votos negativos y la abstención. "Cuando los K lo corrían con Milagro Sala, venía a pedirnos ayuda", reprochó en estricto off the record a Morales uno de los 20 diputados que se subió a las 8.15 al micro que partió desde el Congreso. Irónico, les deseó felicidades para el acto en Ferro armado para el neurocientífico y la cúpula de la UCR en un virtual posicionamiento.
En Dolores hubo un radical, el senador Luis Naidenoff, que en Formosa tuvo fuerte acompañamiento del PRO en contra de la estrategia sanitaria del gobernador Gildo Insfrán. Patricia Bullrich, Waldo Wolff y Fernando Iglesias estuvieron en su provincia como hoy acompañaron a Macri en Dolores. También estuvo el catamarqueño Oscar Castillo, radical pero del Frente Cívico. Por la Coalición Cívica (CC) solo viajó Javier Campos. En la fuerza que lidera Elisa Carrió aclararon que el diputado participó a título personal, por su fuerte amistad con Macri, y no en su representación. Campos fue quien concretó la primera reunión entre Macri y Carrió, que permitió la creación de Cambiemos. La jefa de la CC permaneció en Exaltación de la Cruz porque en el lilismo no comparten la épica que el macrismo le quiso dar a la indagatoria, estrategia que también ven parecida a la de Cristina Fernández. Creen que son actos más de la micropolítica que afines a las necesidades de la gente común y se concentran en actividades de campaña con agenda paralela a la de la alianza opositora. Actitud similar tuvo el senador Martín Lousteau, que partió a Catamarca. "Prometimos visitar todas las provincias donde se eligen senadores", justificaron cerca del legislador el oportuno viaje y su ausencia también en la sesión del Senado.
En el PRO, en cambio, hubo alto acatamiento a la estrategia, más allá de que Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Diego Santilli prefirieron solo tomarse una foto en la víspera. Viajó poco más de la mitad de la bancada de la Cámara de Diputados bonaerense. Por ejemplo, Daniel Lipovetsky, que se sintió castigado después de su apoyo a la ley del aborto pero avisó que "en las malas" siempre está. En el grupo de Whatsapp de Diputados de la Nación se repitió el "yo voy", por lo que Ritondo armó el viaje en micro. En el Senado acordaron, en cambio, que cada cual iría en su auto particular y no usarían vehículos oficiales, para atajar críticas. El jefe de la bancada del PRO, Humberto Schiavoni, viajó tomando mate en el asiento del acompañante. Al volante fue Agustín Giustinian, prosecretario del bloque. En el asiento de atrás, mascando coca, Castillo.