Cuando carreteaba el armado del gobierno del Frente de Todos, Alberto Fernández dejó en claro que quería a Matías Kulfas como el ministro de la economía real. Con la chapa de Desarrollo Productivo, se ocuparía de los sectores, los vínculos con el consumo, el trabajo y todo lo que no fuera finanzas. Para los números finos y la deuda ya había elegido a Martín Guzmán, que asumió con la idea central y casi única de resolver la cuestión con el Fondo Monetario y los bonistas privados. “Me dijeron que iba a ser difícil, pero no tanto”, bromeó el pupilo de Joseph Stiglitz con gente del gabinete en una de las últimas reuniones semanales.
El ministro debió dejar una vida plácida en los Estados Unidos para resolver los pasivos internacionales del desborde endeudador de Mauricio Macri, pero nunca esperó que aquello que llamaban situación crítica fuese, hoy, casi una anécdota. Por decisión propia, Guzmán empezó a ocuparse buena parte del día a la política para la economía diaria y a pensar soluciones para evitar que todo se derrumbe. Lo que antes eran reportes de deuda en los encuentros del gabinete económico, hoy son opiniones y cuestiones estudiadas para los sectores que mueven la economía.
Las salidas a la cuarentena, en las reuniones del gabinete económico.
El ministro confía en que sus equipos técnicos lleven la diaria de la negociación y él mantenga el vínculo casi diario con la titular del FMI, Kristalina Georgieva. El contexto, consideran en su entorno, ayuda. El sector financiero ya está asegurando que tiene que haber una quita grande en los bonistas privados. Todo eso contribuye a darle más tiempo para dedicarse a la crisis del coronavirus. Lo que pensaba tener resuelto para el otoño, ahora deberá esperar.
El gabinete económico se transformó en el comité de crisis que en el Gobierno se ocupa de todo lo que no es sanitario. En esa mesa, que comparten Kulfas, Guzmán, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, y la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, hay un abanico de temas y medidas que se irán tomando incluso antes del 13 de abril, final por ahora incierto de la cuarentena. Por caso, para la metalmecánica que exporta, como los proveedores de repuestos a las cosechadoras. Este es un tema que trabajaron los funcionarios y la mesa de crisis de la Unión Industrial (UIA).
Los funcionarios también evalúan el tema impositivo. En principio, no descartan demorar algunos meses los vencimientos de Ganancias.
También analizan seriamente algo que ocurre en todos los lugares del mundo salvo en Argentina: que el sector bancario sea considerado servicio esencial. Hoy, los bancos están cerrados salvo para atención excepcional a jubilados y beneficiarios de planes. El Gobierno observa que hay una tensión y una resistencia mayor en el gremio La Bancaria, que es el que puja para proteger a los trabajadores y evitar la atención al público.
Para Guzmán, además, tendrían que empezar a moverse algunos comercios menores que hoy están con ventas cero. El ministro está obsesionado por evitar que caiga el sector privado para que el Estado no desgaste aún más las cajas, ya golpeadas por una recaudación de marzo quedó 15 puntos debajo de la inflación. Y lo peor estará en abril.