Luego de dejar la presidencia el 10 de diciembre, Mauricio Macri reapareció públicamente y sus declaraciones sobre la responsabilidad a la hora de tomar deuda agitaron la interna de Juntos por el Cambio. El radicalismo salió con los tapones de punta y, en la voz de Mario Negri, dijo que “no es la mejor forma de volver”.
Sin un liderazgo que ordene las tribus, en la alianza opositora suenan muchas voces pero ninguna se impone claramente sobre el resto. “Juntos por el Cambio en su interior tiene serios problemas”, asegura la directora de investigación en Zuban Córdoba y Asociados, Ana Paola Zuban.
En diálogo con Letra P, la politóloga descree de que Macri pueda continuar siendo el líder de Cambiemos, porque “nadie con menos del 30% de imagen positiva construye liderazgo”, y considera que el radicalismo aún no rompió con la alianza opositora gracias al radical Negri.
-¿Cómo califica la reaparición pública de Mauricio Macri tras su salida del gobierno?
-Fue un papelón. No hubo una autocrítica ni de Macri ni de ninguno de sus funcionarios. Me parece que su aparición ameritaba una autocrítica, más allá de plantearse como una “oposición constructiva”. Eso no lo vi de ninguno de los exfuncionarios y ni siquiera de Duran Barba. Me parece lamentable eso de transferir las responsabilidades a otro. Es una actitud de niño pequeño mandarse la macana y después echarle la culpa a otra persona. Desde lo comunicacional y lo personal, me parece lamentable esa actitud de Macri.
-Las palabras de Macri reavivaron la interna con el radicalismo. ¿Esa relación puede mantenerse en el tiempo o va a terminar rompiéndose?
-Juntos por el Cambio tiene serios problemas en su interior. El Frente de Todos intentó construir una unidad, mientras que Macri lo único que hace es destruir aquello que había logrado reunir en 2015. En Argentina estamos en un país bicoalicional, donde ya no tenemos la división peronismo-radicalismo, pero tenemos un país dividido en dos grandes coaliciones. Si el radicalismo no ha planteado la división hasta ahora es porque tiene algunos dirigentes que todavía tienen acuerdo dentro de Cambiemos, como Mario Negri, quien concentra una cuota de poder muy importante dentro del Congreso. Por supuesto, se han escuchado voces disonantes como la de Alfredo Cornejo y Ricardo Alfonsín, que están planteando la división.
-¿Quién conduce la oposición hoy?
-La conducen todos y no la conduce nadie. Hay un debate interno en Cambiemos que en algún momento va a tener que darse. No creo que Macri continúe siendo el líder del espacio. Juntos por el Cambio está bastante acéfalo de liderazgo. Macri tiene menos del 30% de imagen y con eso no se construye liderazgo, ni en la opinión pública ni dentro del partido. Elisa Carrió no está actuando para que el espacio tenga un piso de unidad y, del resto de los dirigentes, el único que ha quedado con cierta maniobrabilidad política es Horacio Rodríguez Larreta. Hay un resquebrajamiento en Cambiemos importante, lo cual no quiere decir que sea un espacio terminado. Pero hay una necesidad de replantearse un debate hacia adentro, primero en el radicalismo y después de la coalición en sí.
-Esta semana, Cornejo y Pichetto le aconsejaron a Macri quedarse callado. ¿Es un buen consejo?
-Sí, comparto. Pero, si no quiere quedarse callado, debería hacer alguna autocrítica. No está en su esencia ni en su pensamiento hacer algo por el estilo. Cada vez que habla, termina metiendo la pata y perjudicando a su espacio. No está construyendo absolutamente nada.
-¿Qué rol juega María Eugenia Vidal ahora?
-Ella puede tener una sobrevida después de la derrota en las elecciones. Depende de cómo construya su espacio personal puede tener una posibilidad de regresar al gobierno. Los argentinos hemos demostrado que a veces tenemos muy poca memoria con los políticos. No me parece que sea una dirigente que esté pensando en retirarse. Por el contrario, tiene todavía la voluntad política de seguir construyendo. Hay que ver hacia qué lado y con quiénes.