PLANO CORTO | CARLOS BIANCO

Conduce y acompaña: el 4X4 de Kicillof

Es dueño y piloto del famoso Clio. También, jefe de campaña. Economista y ex funcionario de la Cancillería, limó a Moreno en 2011 y ablandó barones en la larga gira bonaerense del prediKador.

El plan original no lo especificaba, pero los kilómetros recorridos lo estacionaron en ese rol. Operador, armador, jefe de campaña y chofer, Carlos “Carli” Bianco es la sombra de Axel Kicillof. Lo acompaña a todos lados, participa en la mayor parte de sus reuniones y conserva un perfil bajo que sólo abandonó en esta campaña para salir a destripar el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea. Ex vicecanciller, Bianco es economista y maneja el taquillero Renault Clio 2011 que marca 159.750 kilómetros y da cuenta de la estrategia de campaña que el candidato a gobernador del Frente de Todos eligió hace más de tres años, cuando nadie imaginaba que pudiera penetrar la provincia de Buenos Aires con su mensaje.

 

El licenciado en Comercio Exterior dice que el Clio hizo por lo menos 70 mil kilómetros con Kicillof a bordo. Sin embargo, su papel no se limita a eso. Es el encargado de llevar adelante la coordinación de campaña con los delegados de Alberto Fernández y Sergio Massa, arma las recorridas del candidato y se ocupa de mantener aceitados los vínculos con el PJ en cada uno de los 135 municipios bonaerenses. Aunque son amigos y colegas, considera a Kicillof, antes que nada, su “principal referente político”.

 

 

Nacido en Quilmes y afiliado al PJ, la mano derecha del ex ministro tiene 43 años. Durante los últimos tres, se cansó de dar charlas sobre Economía en cada lugar al que lo llamaban. Además, ofició como el adelantado que iba a despejar sospechas y disolver tensiones entre las distintas facciones de cada municipio que veían con asombro el desembarco de Kicillof. Después de varios termos de mate, el ex ministro quedaba al fin con el terreno despejado para bajar a los distritos. “Antes íbamos a conocer la realidad de los distritos y a explicar por qué la estaban pasando mal. Ahora vamos a decir: Axel quiere gobernar y con propuestas concretas”, le dice Bianco a Letra P. Se refiere a un período que se inició a días nada más de que Mauricio Macri asumiera la Presidencia.

 

“Apenas terminó la gestión, lo empezaron a invitar. Tuvimos una charla interna y dijimos vamos a empezar a recorrer la provincia porque ahí se van a ver rápido la desindustrialización, la caída de los ingresos y las consecuencias de este modelo económico”. Explicar las razones de lo que empezaba a pasar, eso se proponían.

 

Bianco se acuerda bien. El primer acto del futuro candidato fue el 22 de marzo de 2016 en la Universidad Nacional de Quilmes. El ex ministro era el orador designado para hablar del modelo de Macri. “Pensábamos hacer una charla para 300 personas en el auditorio y terminamos en dos canchas de papi fútbol con 3.500 o 4.000 personas”, dice Bianco, docente de esa Universidad, investigador y miembro de su Consejo Superior. Ya entonces, Kicillof convocaba gente en el conurbano. Subestimado por aliados y detractores, el egresado del Colegio Nacional Buenos Aires había decidido cruzar la General Paz.

 

 

 

RUTAS BONAERENSES. A la sombra de Kicillof, le encanta manejar. Su registro de conductor encuentra un antecedente lejano: Con apenas 18 años, en 1994, “Carli” Bianco debutó como camionero. Durante el día trabajaba con un camión volcador Ford 600 modelo 1962 y durante la noche estudiaba Comercio Internacional en la UNQ. El doble rol lo acompañó durante los cinco años en los que cursó la carrera. Dos décadas más tarde, después de abandonar la función pública, Bianco volvió a tomar el volante para recorrer largas distancias con un objetivo de lo más ambicioso.

 

Apenas Kicillof decidió su incursión bonaerense, se ofreció como acompañante, puso a disposición el Renault Clio y empezó a acumular multas que el implacable periodismo oficialista logró detectar. “Efectivamente, las de Capital estaban todas pagas y en la provincia, no te las mandan. Cuando las quise pagar, empecé el trámite en la Casa de la Provincia en Capital. No las pude pagar on line, en la Dirección de Tránsito nos dijeron que la página estaba caída y terminé pagando en el Banco Provincia en efectivo. Lo más destacable es la ineficiencia de la gobernadora, no las multas de mi auto”, dice Bianco desde el banquillo del infractor.

 

 

 

En tres años de recorridas, Kicillof enfrentó la desconfianza de los intendentes del PJ que querían encabezar la fórmula y lo veían como una figura destinada a cocinarse en el fuego lento de la Ciudad de Buenos Aires. En paralelo, comenzó a reunir en las plazas una legión de fieles a Cristina Kirchner que habían quedado huérfanos y desamparados después del abrupto fin de ciclo. La adhesión sorprendió a casi todos y tendrá seguro su explicación. Los que iban a escuchar al predicador anti Macri repetían frases que daban cuenta de una excepcionalidad. “La última persona de referencia nacional del peronismo que pasó por acá fue Cafiero en el 88”, “este fue el acto más grande en la historia del pueblo”, les decían. Poco después, cuenta Bianco, el nombre de Kicillof empezó a surgir naturalmente en las encuestas. El grupo del candidato no encargó ninguna hasta hace muy poco, cuando decidieron hacer un estudio cualitativo.

 

Rarezas del destino, Kicillof, aquel verdugo que le retaceaba fondos a Daniel Scioli, le achicaba la coparticipación y le discutía sus posturas en privado, ahora tiene la enorme oportunidad de recuperar la provincia para el PJ. Tal vez, el ex motonauta no logre comprenderlo.

 

 

 

DE QUILMES A MORENO. Kicillof y Bianco se conocen desde hace 21 años. Corría el segundo cuatrimestre de 1998 cuando el futuro ministro de Economía fue a dar un curso de “Corrientes Económicas Contemporáneas” para los estudiantes de Comercio Internacional Universidad de Quilmes. Bianco, que tenía 22 años y estaba en el grupo, le había oído hablar de Kicillof a Bernardo Kosacoff, el ex director de la CEPAL que todavía es profesor en la UBA y en la UNQ.

 

Comenzaron un vínculo de alumno-profesor que se potenció en 2002, cuando “Carli” se sumó a las clases de Kicillof en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Dictaban juntos “Economía II” para los alumnos de Sociología y el académico Kicillof dirigía entonces la “escuelita” de Economía Política, que rescataba autores alternativos en medio del reinado neoclásico de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Bianco reconoce haberse formado junto a su copiloto en la heterodoxia de la Teoría Económica: estructuralismo latinoamericano, keynesianismo, Adam Smith, David Ricardo y, también, el horror del marxismo que persigue a Macri, a Pichetto y al Círculo Rojo. 

 

En el 2004, el futuro vicecanciller se integró al Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA), el think tank que Kicillof armó para observar, de manera crítica, la primera economía kirchnerista. Fue entonces cuando la relación que surgió en la academia comenzó a mutar hacia la política.

 

 

 

En diciembre de 2011, Bianco ingresó como subsecretario a la Cancillería. Cuando Kicillof desplazó al todopoderoso Guillermo Moreno y nombró en su lugar a Augusto Costa como secretario de Comercio Interior, Bianco asumió como secretario de Relaciones Económicas Internacionales. En esos años, comenzó a ganar sus primeros detractores, a fastidiar a los diplomáticos de carrera del Palacio y a ser motivo de “orgullo” para la Presidenta. En 2015, los grandes diarios hoy oficialistas lo convirtieron en noticia por las “irregularidades” en la organización del Pabellón Expo Milán. Misiones comerciales a Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Angola lo tuvieron como factotum. Visto desde el presente, fue desde la Cancillería que Kicillof fue hachando las atribuciones de Moreno, motivo más que suficiente para que hoy Alberto Fernández le reconozca su capacidad.

 

“Los compañeros de La Cámpora son los más cercanos, tenemos diálogo cotidiano, pero nunca formamos parte. Busca demonizarnos”, le dice ahora Bianco a Letra P.

Ya entonces, los medios que ahora apoyan a Macri comenzaron a confundir a Kicillof  y a su equipo con La Cámpora. La misma estrategia que hoy adopta la gobernadora Vidal, mientras intenta acortar casi con desesperación la distancia que ubica al Presidente entre ocho y diez puntos abajo de los Fernández en el territorio madre de todas las batallas. “Los compañeros de La Cámpora son los más cercanos, tenemos diálogo cotidiano, pero nunca formamos parte. Busca demonizarnos”, le dice ahora Bianco a Letra P.

 

Alguna vez en una reunión en el Centro Cultural de la Cooperación, oyeron al ex vicecanciller contar “la verdad” de aquel acuerdo con la Unión Europea que impulsaba también el kirchnerismo. Según dijo, la ex presidenta no quería ese entendimiento y su tarea era, precisamente, impedir su avance.

 

RECTA FINAL. Como contó Letra P, la elección para Vidal se presenta de lo más complicada. El veto de Macri y Marcos Peña al adelantamiento de los comicios en provincia de Buenos Aires la obliga a cargar con la mochila de plomo que, guste o no, resulta el Presidente en el conurbano bonaerense. En contraste, Kicillof retiene como nadie el voto que respalda a la senadora en el bastión bonaerense. En la gobernación, apuestan a perder por cinco puntos como mucho en las PASO para revertir la distancia con una afluencia mayor de votantes amarillos en las generales. Mientras Vidal hace malabares para explicar por qué los indicadores del macrismo son peores que los del kirchnerismo, Kicillof y Bianco siguen con las recorridas. En los últimos días, estuvieron en San Nicolás, Morón y San Martín. El viernes, estarán en Mar del Plata para la presentación del libro de Cristina, el sábado van de Avellaneda a San Miguel y el lunes visitan Hurlingham.

 

Las diferencias y tensiones que existieron en la previa hoy parecen en segundo plano. La pelea por ocupar posiciones se resolvió a favor de Kicillof, aunque también los intendentes recibieron espacio en las listas y pacientes explicaciones, una ternura desconocida para el manual del kirchnerismo en el poder. Los sectores internos más criticos le plantearon al candidato que deje de hablar de economía y haga eje en los problemas de la provincia. Sorpresivo o no, encontraron eco. Dos intendentes del PJ le dijeron a Letra P que el discurso de la campaña bonaerense se va ordenando y las sugerencias fueron escuchadas. “El otro día lo discutimos”, cuenta Bianco. “Es una fase que terminó. En las últimas entrevistas que le hicieron, Axel habló de la falta de nafta en los patrulleros, la falta de lugares en los hospitales, la falta de calefacción en las escuelas y la falta de trabajo y un modelo productivo para la provincia”. Y agrega: “Es muy difícil despegarlo del rol de economista, es lo que estudió toda la vida y a lo que se dedicó. Ahora está en otro plan, ya no está hablando de la macroeconomía y está enfocado bastante en los problemas de la provincia”. 

 

Con ese mensaje y con el Clio de Bianco, el ex ministro de Economía apuesta a ganar para el peronismo el territorio más preciado que perdió a manos de Macri y de Vidal, hace cuatro años, cuando decían ser lo nuevo.

 

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