PLAN CORTO | GRACIELA CAMAÑO

Oveja Negra

No siguió al rebaño que volvió al corral del kirchnerismo. Lavagna y Urtubey la quieren en la primera línea de la campaña, pero ella no estaría mal en su casa. ¿Rompió con Massa o hay 2023?

Irreductible, una vez más, Graciela Camaño está al margen de la euforia de la unidad que se construye en torno a la figura de Cristina Kirchner. La jefa del bloque de diputados del Frente Renovador durante los tres años largos de Mauricio Macri en el poder no siguió los pasos de Sergio Massa y no ve, tampoco, razones para el optimismo.

 

Refugiada en el silencio, sin querer juzgar al hijo político que acaba de retornar al espacio de CFK y Alberto Fernández, el hada madrina del ex jefe de Gabinete decide por estas horas si acepta o no asumir el fiero desafío que le plantan Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey: ser la candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, el talón de Aquiles del peronismo no cristinista.

 

Quienes la conocen bien dicen que, si fuera por ella, no sería candidata a nada y retornaría al llano, al menos por un tiempo.

Junto con Luis Barrionuevo, Camaño quedó comprometida en la difícil operación de unidad que llevó a la conformación de Consenso Federal y ahora se siente en deuda con el nuevo espacio. Pero quienes la conocen bien dicen que, si fuera por ella, no sería candidata a nada y retornaría al llano, por lo menos por un tiempo.

 

A Lavagna y Urtubey les serviría también que la ex ministra de Trabajo de Eduardo Duhalde encabezara la boleta de diputados de la corriente peronista que sobrevivió a Alternativa Federal, pero ahí también aparece el nombre de Margarita Stolbizer. Según pudo saber Letra P, Camaño sólo estaría dispuesta a pelear contra María Eugenia Vidal y Axel Kicillof si tuviera indicios de que la alianza del PJ no K avanza hacia un armado potente y no la entrega apenas como postulante testimonial. Para arriesgar en la madre de todas las batallas, no sólo hace falta una organización política y una serie de lineamientos claros. Además, es necesario el financiamiento de una campaña que corre desde atrás a los dos tanques que se enfrentan.  

 

Este miércoles había una reunión para resolver la encrucijada bonaerense. Si Camaño decía que no a todo, en el campamento del ex ministro de Economía, afirman que el candidato puede ser el ex randazzista Eduardo “Bali” Bucca.

 

 

¿CHAU SERGIO? El aparente divorcio político entre Camaño y Massa llega después de seis años de ser aliados fundamentales y de toda una vida de amistad en la que la ex ministra apañó siempre que pudo al ex intendente de Tigre. Para la diputada, sucede en un momento extraño, en el que parece alejarse de la política.

 

Hace un año y medio, Camaño le dijo a Massa que no quería renovar la banca que obtuvo como parte del Frente Renovador. Para ese entonces, ya Massa iniciaba un camino de oposición cada vez más dura que lo depositaría en las costas del cristinismo. A partir de ahí, iniciaron un largo proceso de discusión, paralelo a la crisis económica y el fracaso del macrismo. El mensaje de Graciela era siempre el mismo: “Yo no voy a ir al kirchnerismo ni ebria ni dormida”. Massa escuchaba a su histórica jefa pero, igual que ante el resto de los mortales, no confirmaba ni rechazaba su pensamiento. Hasta que -lo dicen al lado de la dirigente peronista- Camaño advirtió que la decisión ya estaba tomada -Massa iba a la unidad con el kirchnerismo- y era ella la que mantenía al candidato en un estado de aparente confusión.

 

El mensaje de Graciela era siempre el mismo: “Yo no voy a ir al kirchnerismo ni ebria ni dormida”.

La mujer que nació en Roque Saenz Peña, Chaco, y ocupa además un sillón en el Consejo de la Magistratura por el massismo residual, solía graficar la disyuntiva de Massa como la del que tiene dos ángeles que le hablan. Uno era ella, el otro era el resto de los dirigentes que le pedían que arreglara con Fernández, incluida Malena Galmarini. Madre adoptiva, Camaño deja trascender que comprende a su amigo, aquel joven que llegó desde la Ucedé de San Martín para incorporarse al PJ a comienzos de los años noventa, pero -dice- no comparte su regreso al origen.

 

La dirigente que incorporó al ex intendente al PJ hace un cuarto de siglo considera que la decisión de Massa es un “retroceso” indiscutible. Para ella, hubiera sido mejor que su hijo político se preservara sin ser candidato, antes que volver a Cristina. Por eso, insistía en que es un dirigente joven, que estaba para más y que podía -todavía- encarnar una idea de peronismo refundacional.

 

Como otros dirigentes que lo conocen y lo acompañaron hasta el umbral del Frente de Todos, Camaño considera que Massa decidió ir al acuerdo con Fernández motivado -por sobre todas las cosas- por su situación en Tigre, donde su poder está amenazado como nunca. El tercer lugar que obtuvo el ex jefe de Gabinete en 2017 como candidato a senador y la autonomización de Julio Zamora gatillaron la candidatura de Malena para enfrentarlo. Designado por Massa, el intendente en funciones dio el salto al kirchnerismo antes que su ex jefe y ahora está decidido a enfrentar a su esposa, como sea. Si el acuerdo de Alberto con Sergio incluye negarle la PASO, Zamora no descarta ser candidato con una boleta corta para cosechar, así, el respaldo de los vecinos de la Miami del conurbano, más el de Consenso Federal y, quizás, el vidalismo.  

 

NI MACRI NI CRISTINA. A fines de mayo, Camaño expresó una postura propia en el Congreso del Frente Renovador que autorizó a Massa a confluir con el cristinismo. Era parte de un discurso muy estudiado, en el que la diferenciación con el ex intendente era sutil pero marcaba un camino separado. Allí dejó en claro su juicio letal sobre el gobierno de Macri, pero también deslizó la responsabilidad del gobierno de CFK. En privado, Camaño es todavía más contundente: “Creo que el macrismo es lo peor que le pasó a la Argentina, pero siento que el kirchnerismo es responsable del macrismo”, suele decir.

 

En el massismo kirchnerizado advierten que "la Negra no se peleó nada con Sergio" y aseguran que la pesunta ruptura es una pantalla que esconde un plan de mutua conveniencia pensando en 2023.

La decisión de abandonar a Massa por parte de Camaño puede leerse como parte de una trayectoria reciente marcada por el rechazo furioso a la experiencia del ex Frente para la Victoria y, en especial, a los años de Cristina como presidenta. Pero también como parte de una definición que la diputada le dio a Letra P en diciembre de 2017 y que ahora se confirma: “No tengo alma de oficialista”. Si esa constante es producto únicamente de la persistencia del cristinismo como actor fundamental de la oposición a Macri o de una deriva más intransigente de Camaño, también puede debatirse.  

 

Con la partida de Massa hacia el Frente con Todos y de Miguel Pichetto hacia el proyecto de Macri, la ex ministra quedó como uno de los pilares que sostuvo lo que quedaba de Alternativa Federal, el espacio que buscaba quebrar la polarización. La prolongada relación con Urtubey, que nació en la estadía común en la Cámara de Diputados entre 1999 y 2007, colaboró con la redención del gobernador que más cerca se había mostrado del Presidente. Camaño, que había debutado como diputada nacional en 1989 durante el amanecer del menemismo que tuvo a su esposo en lo más alto, le enseñó al esposo de Isabel Macedo a moverse en el Congreso. Señalada junto con Barrionuevo como la artífice de Consenso Federal, Camaño sólo dice que Lavagna y Urtubey tuvieron la “adultez” de entender que, separados, no tenían destino.

 

La diputada está convencida de que el espacio de los que no quieren ni a Macri ni a Cristina sigue existiendo. Todavía cree que hay un sector vacante que busca otra cosa y recuerda que en 2015 la convergencia de Massa con José Manuel De la Sota reunió un 20% de los votos a nivel nacional. Sin embargo, dicen a su lado, no está dispuesta a ser candidata testimonial en un espacio débil. Una oferta potente y competitiva no sólo depende de una fórmula atractiva que nuclee hombres y mujeres con potencial que puedan ser candidatos a gobernador, vice y encabezar la lista de Diputados. También del financiamiento de la campaña electoral de Lavagna-Urtubey que, en principio, cuenta con dos sostenes principales: Barrionuevo por parte del ex ministro y el banquero Jorge Brito por parte del gobernador de Salta.

 

 

 

Si Camaño decide en estas horas no ser ni siquiera candidata a diputada, deberá abandonar el lugar que ocupa por la oposición en el Consejo de la Magistratura.

 

“Lamento mucho perder mi banca en el Consejo -dice a su entorno-, pero cuando acordaron conmigo sabían que yo terminaba mi mandato”, afirma.

 

En el massismo kirchnerizado advierten: "La Negra no se peleó nada con Sergio". Y aseguran que la pesunta ruptura es una pantalla que esconde un plan de mutua conveniencia: Camaño evita el trago amargo de pegarse a Cristina y retiene su banca en el Congreso; Massa deja un caballo de Troya en el residuo del peronismo del medio y usa las listas de sus ex compañeros Lavagna y Urtubey para mantener con trabajo a la tropa que no entre en la nómina de Todos. "Massa se bajó en ésta pensando a largo plazo y la Negra lo va a ayudar a reagerupar la tropa para 2023", desarrolló un dirigente que dice conocer el pensamiento del tigrense.  

 

 

 

EL PALACIO Y LA CALLE. Aunque la mayor parte de la dirigencia suele subestimar el tema, Camaño viene advirtiendo hace tiempo sobre la falta de legitimidad de la política, que se agudiza con la crisis económica y el fracaso de Macri. Con la posibilidad de abandonar la Cámara de Diputados después de 16 años ininterrumpidos, la ex ministra de Duhalde dice sentirse perturbada por una cultura de Palacio que desconecta del afuera. Afirma que no quiere “aferrarse al poder” y busca bajar para mirar qué está pasando con la sociedad. “¿Estoy interpretando lo que la gente quiere? ¿Estoy representando genuinamente al tipo que me vota tantos años?”, pregunta y el interrogante vale también para otros y otras, que lo ignoran.

 

Camaño no parece dispuesta a ser candidata en la provincia. A las dudas sobre el armado del PJ del medio, le suma el desgaste que le demandaría una campaña cuesta arriba en tierra de Vidal y un dato que, según dice, para ella es fundamental: a diferencia de otros candidatos que no van al Congreso en años electorales, la chaqueña afirma que seguirá yendo a su despacho hasta diciembre y que lo mismo hará, hasta el último día, en el Consejo de la Magistratura. Sin embargo, en el espacio de Lavagna y Urtubey todavía piensan que puede volver a competir en algún lugar destacado.

 

Lisandro Catalán y Osvaldo Jaldo, referentes de La Libertad Avanza y el peronismo en Tucumán. 
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