La gobernadora está mejor que Macri, pero por primera vez carga con un diferencial negativo: El 38,5% aprueba su gestión, pero el 55,8% la rechaza.
Vidal avanzó esta semana un casillero importante en la reunión con el jefe de Gabinete y Nicolás Dujovne, detrás de su objetivo principal: no reasignar partidas del Fondo del Conurbano en el año electoral en el que el macrismo se juega la supervivencia. La Casa Rosada apuesta a convertir el Presupuesto en ley en diez días en el Senado y frustrar los planes de los gobernadores que ya anotaron el reclamo por el Fondo Sojero como moción de preferencia en la misma sesión.
Una vez que se despeje ese escenario -con Rogelio Frigerio de regreso de su gira inoportuna por China-, Macri, Peña y Dujovne están dispuestos a habilitar en obras el decreto compensador que evite la licuación del Fondo del Conurbano. Es la llave para que Vidal enfrente una campaña en la que, no tiene dudas, Cristina Kirchner volverá a ser protagonista en la provincia de Buenos Aires. No llegará para atravesar los días calientes de diciembre, pero sí para un 2019 cuesta arriba.
Figura en el manual de Jaime Durán Barba. María Eugenia volverá a ser noticia a medida que se acerque la batalla electoral. La gobernadora recuperó la centralidad como parte de una pulseada pública que agranda a Cambiemos. Suelta algunos funcionarios, como el ex massista Joaquín De La Torre, para que dispare contra la Casa Rosada y después regula con su mano derecha y ministro clave, Federico Salvai, para aplacar los ánimos. A Macri tampoco le conviene que se incendie la desesperación en el Gran Buenos Aires. “La caja es la misma y el proyecto también”, según dicen desde La Plata.
DIFERENCIAL NEGATIVO. Las encuestas que manejan al lado de la gobernadora exhiben el rápido deterioro del oficialismo en la provincia que el PJ dominó durante casi tres décadas. Números que se repasan de manera permanente pero casi nunca se difunden, los sondeos de Isonomía, Durán Barba y Federico Aurelio muestran el derrumbe en la imagen de Macri y la caída de Vidal. Coinciden, además, en que la economía hoy es el monotema que preocupa a los bonaerenses.
Una encuesta reciente a la que accedió Letra P muestra que el Presidente tiene apenas un 23,7% de aprobación en la provincia de Buenos Aires y un 69,7% de rechazo, mientras que un 6,6% no sabe o no contesta. La gobernadora está mejor, pero por primera vez carga también con un diferencial negativo, algo hasta hace poco impensado. El 38,5% aprueba su gestión, pero el 55,8% la rechaza, mientras el 5,9% no sabe o no contesta. Con el ajuste, la recesión, la caída del poder adquisitivo, las tasas de interés asesinas para las pymes, el aumento de la pobreza y la destrucción de empleo, Macri arrastra a Vidal a un mundo de desesperanza.
¿TINELLI SUMA? En ese marco, se entiende la cena de la gobernadora con Tinelli, el miércoles pasado. El conductor de Showmatch quiere largarse a la política y se mueve como candidato. Pero está dominado por las dudas y no se define. Su cercanía con el peronismo no kirchnerista se mantiene y hay diálogo habitual con Sergio Massa, Miguel Angel Pichetto y Florencio Randazzo a través del diputado Eduardo “Bali” Bucca.
Como adelantó este portal, los operadores del peronismo del medio que debutó en las oficinas de Guillermo Seita situaban a Tinelli como eventual candidato a gobernador de un PJ que no hace pie en la provincia y tiene a su principal figura, Massa, anotado por ahora en la carrera presidencial. Pero Tinelli advierte que la polarización no se quiebra y no sabe en qué equipo anotarse. Cerca del conductor, le dijeron a Letra P que Marcelo le aportaría a María Eugenia “la cercanía con la gente que ella ya perdió en el Gran Buenos Aires”.
En un mar de especulaciones, aparece la posibilidad de que Tinelli se venda como parte de una campaña macrista con rostro humano en la provincia.
A su absoluto conocimiento, Tinelli le suma muy buena imagen en el segundo y en el tercer cordón del conurbano. Ese, afirma, es su principal capital. En un mar de especulaciones, aparece una posibilidad de que se venda como parte de una campaña macrista con rostro humano en la provincia o asuma, incluso, un rol más importante si, por ejemplo, Vidal tiene que ir forzada de candidata a vicepresidenta o Macri desiste de ir en busca de un segundo mandato, por alguna razón que hoy no se ve.
La relación entre ellos es buena, como lo es con Horacio Rodríguez Larreta, el jefe histórico de la gobernadora. Puede redundar en un acuerdo político si “Marcelo” decide jugar o puede ser parte de una campaña de “Horacio” y “María Eugenia” para neutralizarlo. “No está claro dónde, él todavía no sabe”, sostienen al lado de Vidal. Desde su Fundación y su pico de rating, Tinelli recorre la provincia de Buenos Aires.
Para el vidalismo, podría sumar como parte de una estrategia para no seguir perdiendo adhesiones en los sectores de menores recursos.
AJUSTE Y PAZ SOCIAL. Aunque los intendentes del PJ la cuestionan cada vez más, la gobernadora busca diferenciarse de Macri. Con la crisis, no sólo los leales a Cristina Kirchner -el arco amplio que va de Verónica Magario a Jorge Ferraresi- se paran en la vereda de enfrente. También se endurecen los que acompañaron a Florencio Randazzo en 2017, como el grupo de Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta. La señalan como un apéndice del Presidente, con un programa de ajuste atado al Fondo Monetario en el que los municipios no alienados con Cambiemos no reciben partidas adicionales por el Fondo del Conurbano y sufren en cambio el hachazo en las partidas que Macri decidió por decretó en el Fondo Sojero.
En ese mapa, cobra importancia la negociación personal que Vidal encaró el jueves último en un hotel porteño con Massa. Con un peso cada vez más reducido en la Cámara de Diputados de la Nación, el massismo todavía conserva 12 diputados provinciales y dos senadores que resultan vitales para el Presupuesto de ajuste que también aprobará la gobernadora, con más impuestos y más deuda.
Los ministros de Vidal buscan diferenciarse del hijo de Franco con anuncios como el paquete para las pymes, los créditos para el consumo y otra serie de partidas para contener el desborde social que, según dicen, se ubican por encima de la inflación: las pensiones, el Plan Más Vida y paritarias que se acercan más al índice de precios descontrolado que las concedidas por la Casa Rosada en el caso de los estatales. Y, finalmente, vuelven siempre a la misma muletilla: “A María Eugenia no la votaron para controlar la inflación”. Esa era la tarea que el ex presidente de Boca iba a resolver en cuestión de segundos y, los bonaerenses advierten, no resolvió.
Como el Presidente, la misión de la gobernadora ahora es pasar el último diciembre y sentarse a esperar el rebote de la economía con el que sueña Dujovne. Ya en marzo arranca el calendario electoral. Si el ajuste pasara y la paz social se mantuviese, seguiría en marcha el Plan A que hoy está a la vista: el macrismo con la única virtud de ser distinto al cristinismo.
Si, en cambio, la crisis se profundizara y el Gran Buenos Aires no aguantase el combo de inflación por las nubes, tasas que aniquilan la producción y caída del poder adquisitivo, entonces el escenario sería otro. El Círculo Rojo tendría más argumentos para pedir un Plan V, siempre y cuando Macri no arrastrase a Vidal. Como sucedió en estos tres años.