El batacazo del 26-O lo había puesto primero en la grilla libertaria para suceder a Axel Kicillof. La designación como ministro del Interior lo consagra.
Javier Milei y diego Santilli
Javier Milei y Diego Santilli
“Vamos por la provincia de Buenos Aires en 2027”, cerró Diego Santilli su discurso victorioso el domingo 26, cuando le dio a La Libertad Avanza un inesperado triunfo sobre el peronismo, que buscaba mantener la diferencia obtenida en septiembre. Javier Milei ya tenía en carrera a su primer candidato para suceder a Axel Kicillof dentro de dos años.
Con la designación de Santilli en el cargo de ministro del Interior, difundida este domingo, para que sea el arquitecto de los acuerdos con los gobernadores que necesita para concretar las reformas que viene prometiendo, el Presidente empodera al diputado, termina de convertirlo en un tropa propia y le da fierros al proyecto Colorado el 27.
La remontada histórica que Santilli produjo en los 18 días en los que lideró la campaña de la alianza entre el Gobierno y el PRO le alcanzó para dar vuelta la historia y dejar atrás la catastrófica derrota del 7-S, cuando LLA cayó por más de 14 puntos con Fuerza Patria. Santilli apostó por una campaña tradicional, con reuniones con vecinos, recorridas y actos para revitalizar a su partido y poner a la militancia a trabajar.
El hecho de acortar la distancia con la fuerza que gobierna la provincia ya hubiera sido una victoria para el Colorado, según sus propias palabras, pero un triunfo tan ajustado como inesperado lo ubicó en la carrera para disputar el sillón de Dardo Rocha, un puesto que Santilli desea desde 2023.
En la noche del domingo, Santilli agradeció al Presidente y a la plana mayor de LLA. Bajó el perfil y dijo que hizo lo que le "tocaba hacer”. “En cada recorrida sabía que estábamos más cerca”, señaló. Después, llegó la señal para los habitantes de Buenos Aires, con un guiño a 2027. “Los bonaerenses eligieron cruzar el río, dar ese paso de confianza esquivo, difícil, a veces imposible”, indicó.
Gobernar Buenos Aires es el viejo anhelo de Santilli, un objetivo que buscó sin éxito en 2023, cuando perdió la interna con Néstor Grindetti, el candidato de Patricia Bullrich. Entonces el Colorado iba en la boleta de Horacio Rodríguez Larreta, que también cayó de un hondazo de su sueño presidencial. El Colorado pegó el volantazo rápidamente y apoyó a Milei apenas el libertario asumió la presidencia.
Unos meses más tarde, comenzó el operativo convergencia para convertirse en el candidato de una alianza que entonces estaba lejos de conformarse. La tarea llevó meses, pero llegó a concretarse: Cristian Ritondo y Santilli llevaron las conversaciones con Karina Milei, Sebastián Pareja, Martín Menem y Lule Menem a la construcción de la Alianza La Libertad Avanza que debutó en septiembre.
Aquella derrota golpeó duro a la alianza pero revitalizó al PRO. La decisión de mantener los bloques amarillos en la Legislatura bonaerense y los concejos deliberantes, además de ser el candidato amarillo que más cerca estaba de la punta de la lista libertaria para los comicios de octubre, iban a darle a la vida política de Santilli un giro inesperado.
La renuncia de José Luis Espert a su candidatura oxigenó la campaña libertaria, que venía a los tumbos, envuelta en un narco escándalo y con pedidos a la Justicia electoral para que el Colorado pudiera encabezar la nómina. La CNA aceptó esa solicitud y Santilli, que salía atrás en las fotos de las recorridas, se puso la campaña al hombro: no dejó una sección electoral sin recorrer.
Comenzaron las reuniones con vecinos, las visitas a los comercios y los actos tradicionales. El PRO revitalizó a su militancia, que salió a bancar al Gobierno y a reclutar a un electorado que el 7-S se había ausentado en las urnas. Santilli se puso el objetivo de reducir la diferencia con el peronismo a un dígito y terminó ganando. Fue su segunda victoria en elecciones de medio término, ambas frente al peronismo.
Si bien el sueño de Milei era que Espert fuera el candidato a la gobernación en 2027, las cosas cambiaron. La victoria modificó el mapa político en Buenos Aires, por primera vez pintada de violeta y con todo el envión del Gobierno que, además, tendrá enfrente un oficialismo provincial golpeado, sacudido por una grieta interna que esta semana se convirtió en guerra total.
Santilli pensaba transitar los primeros dos años de su nuevo mandato en el Congreso con los ojos y el discurso puesto en la provincia, seguramente con una campaña anticipada, que le permitiera a Milei tener a un hombre fuerte en el distrito que concentra el 37% del padrón electoral nacional.
Este domingo volvió a cambiar la historia para bien del proyecto Colorado el 27: Santilli tendrá ahora, como ministro del Interior, más poder, más visibilidad y más fierros. Como si lo hubiera planeado. Aunque también tandrá más riesgos y menos estabilidad: el gabinete, se sabe -más, en el gobierno de Milei- es una montaña rusa.