La calurosa feria judicial santafesina parecía haber otorgado calma a la tormentosa relación entre el Ejecutivo, comandado por Maximiliano Pullaro, y la Corte Suprema santafesina. Las señales del gobernador, en el sentido de querer renovar la cúpula del Poder Judicial con el argumento de la edad avanzada de los supremos, habían quedado en stand by. Sin embargo, la foto de Pullaro y su secretario de Justicia Santiago Mascheroni reunidos con el presidente de la Corte nacional Horacio Rosatti, encendió los grupos de Whatsapp y Telegram tribunalicios.
El encuentro, que en lo formal se hizo por un pedido de entrega a la provincia de aeronaves secuestradas en causas federales de narcotráfico, complementar la adhesión a la desfederalización de la persecución del microtráfico de drogas e impulsar el sistema acusatorio de la justicia federal, fue la primera luz amarilla de enero para la Corte santafesina y en particular para el presidente Rafael Gutiérrez, que en la disputa entre los supremos nacionales, tiene afinidad y juega con el rafaelino Ricardo Lorenzetti.
Que Pullaro se muestre en sintonía con Rosatti, provocó ruido. Y es que, en última instancia, el intento del nuevo gobierno provincial de renovar el máximo tribunal con el argumento de que los magistrados están excedidos en la edad fijada como tope, terminaría en la Corte nacional si se planteara una resistencia a dejar el cargo.
“Algo fueron a preguntar, no hay dudas. Gutiérrez siempre estuvo enfrentado con Rosatti, hay un mensaje que Pullaro dispara con la foto”, dice un habitué de la rosca judicial litoraleña y arroja al aire preguntas posibles: “Le habrá preguntado qué pensaba de la discusión sobre la edad jubilatoria, o si acompañarían la posición del Ejecutivo en caso de avanzar con el recambio”, vaticinó.
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El secretario de Justicia Santiago Mascheroni será crucial en esa negociación. Con Gutiérrez son amigos y tienen una estrecha relación desde que eran jóvenes y comparten una visión de poder parecida. “Tienen charlas muy frontales”, cuentan quienes los conocen a ambos. A lo largo de toda la década del 90 y hasta 2007, año en el que ganó la gobernación el socialista Hermes Binner, el peronismo condujo la Casa Gris y tuvo mayoría en ambas cámaras. Para sostener una cuota de institucionalidad, los gobiernos del PJ tuvieron buena sintonía con radicales dialoguistas, entre los que estaba Mascheroni.
En esa mesa de confianza, dicen desde tribunales, que el freno al conflicto que le puso Gutiérrez a Mascheroni fue: “No me usen para pedirle la renuncia a los demás”. Cuentan también que Eduardo Spuler (80) y Mario Netri (81), los dos seniors de la Corte, ya tienen bastante masticada la cuestión y hasta tendrían redactada la renuncia para presentársela al gobernador e irse con distinción. Sin embargo esperan una convocatoria de la Casa Gris para discutir los términos. De mayor a menor, les siguen Roberto Falistocco y María Angélica Gastaldi tienen 76, Rafael Gutiérrez 74, y Daniel Erbetta cumplió 70 años.
Como adelantó Letra P, sobre este tema, la Corte Suprema de Justicia de la Nación restableció el límite constitucional de 75 años para la función judicial. Son diez años más de los que otorga la Constitución provincial. Hasta ahora, el máximo tribunal santafesino, con los argumentos del caso planteado por el excortesano Casiano Irribarren, se aferró a la obligación de las provincias de someterse a la letra de la Constitución nacional.
Sin embargo, esa interpretación es diferente a la predominancia de la letra de la Constitución provincial que hizo la Corte santafesina cuando el senador provincial Armando Traferri llevó la discusión sobre el alcance de sus fueros parlamentarios. En ese fallo, excepto Erbetta, el resto de los integrantes dio lugar a la protección más amplia que le otorgaba al legislador la Constitución provincial. Con esa decisión, la pusieron por encima de la nacional dando lugar a que si se usara el mismo criterio en el caso de la edad de retiro de los ministros de la Corte, los seis están excedidos de los 65 años fijados por la Carta Magna de la provincia.
