Representantes de cinco provincias de la Patagonia intentarán correr el límite de la barrera sanitaria impuesta al sur del Río Colorado a la Región Centro, con la idea de no perder mercados y el estatus sanitario obtenido en los últimos años, sobre todo en ganadería, ante la inminente circulación de carne con hueso desde el norte argentino.
El plan se presentará este lunes, en conjunto, al secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Sergio Iraeta, y el titular del Senasa, Pablo Cortese, un experto en estrategia fitosanitaria. “No vemos el motivo, después de estos años, que una parte del resto del país no esté integrado a este estatus, por eso queremos incorporar a la Región Centro”, le dijo a Letra P un importante funcionario de las provincias patagónicas, que estará en la reunión de este lunes con integrantes de la Mesa de Enlace de entidades agropecuarias y funcionarios del gobierno nacional, reflejando un espíritu de preocupación por el destino de la incipiente ganadería desde el sur de La Pampa, la única provincia patagónica que no fue convocada a la reunión, a Tierra del Fuego.
Para los promotores de la iniciativa, lo recomendable sería avanzar a un esquema como Brasil, Bolivia o Chile donde se unificó el estatus sanitario. El caso brasileño es precisamente, el norte. Tras 50 años de vacunación, se declaró libre del virus de aftosa sin la necesidad de aplicar dosis de inmunización. De no ser posible, intensificarán esfuerzos para correr el límite hasta el centro del país, con el único objetivo de exportar a mercados de altísimas exigencias como Japón o Qatar.
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El año pasado, las "Provincias Unidas del Sur" conformaban un scrum de la Patagonia Rebelde. Hoy pelean por un estatus sanitario.
La pelea por el estatus
El estatus sanitario define la situación sanitaria de los países en relación con las enfermedades animales. La Patagonia tiene un estatus diferenciado por el hecho de ser reconocida por una región libre de fiebre aftosa sin necesidad de vacunación, dato fundamental para su inserción en los mercados internacionales. En marzo, el Senasa adecuó las exigencias sanitarias para el tránsito de carnes entre las zonas libres de fiebre aftosa y habilitó el ingreso de la carne con hueso desde el norte del país, algo que generó la alarma entre los especialistas y funcionarios del sur.
El temor del funcionariado, sobre todo el de Neuquén y Río Negro, es el impacto a un incipiente mercado que traccionan productores de la región. La resolución nacional del Senasa, suspendida por 90 días tras su publicación el pasado 18 de marzo, elimina la restricción del ingreso de carne con hueso y sin hueso, algo que ya sucedía en los principales supermercados o carnicerías patagónicas al sur del Río Colorado.
Hasta que entre en vigencia la resolución que se discutirá entre jugadores del sector ganadero, el país continuará con cinco zonas libres de aftosa: dos con vacunación, denominada centro-norte y el llamado cordón fronterizo; y tres sin vacunación, denominadas Patagonia Norte A (partido de Patagones, norte rionegrino y parte de Neuquén), Patagonia (desde Río Negro a Tierra del Fuego) y el Valle de Calingasta, en San Juan.
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El mapa sobre el estatus sanitario de la fiebre aftosa. La Patagonia tiene un diferencial histórico.
“Nuestra idea es correr el límite de la barrera, incorporar a La Pampa, Mendoza, Córdoba, Buenos Aires, parte de Santa Fe y Entre Ríos”, respondió el funcionario, haciéndose eco de las declaraciones del legislador neuquino Francisco Lépore, quien advirtió la eventualidad de perder “estatus y precios bajos” por liberar las restricciones que nacieron hace más de dos décadas.
Ganadores y perdedores
Los gobernadores Rolando Figueroa y Alberto Weretilneck son los principales interesados en mantener la barrera sanitaria. La ganadería es un motor de algunas comunidades de sus provincias, sobre todo en los límites con La Pampa, y el golpe podría traducirse en “pérdidas de puestos de trabajo”.
Justamente del lado pampeano, el final de la barrera es una política de Estado. Sea en el mandato del caudillo Carlos Verna o en los dos períodos de Sergio Ziliotto, la provincia ejecutó acciones a favor de los frigoríficos que producen carne de alta calidad. Una de las banderas pampeanas es la posibilidad de abastecer el mercado sureño a un precio significativamente menor al actual, aunque la afirmación fue puesta en duda en más de una oportunidad.
La mejor expresión de ese ánimo se dio en la última sesión de la Legislatura neuquina. La última semana, Figueroa buscó respaldo político para sentar posición en la previa del encuentro en la Secretaría de Agricultura, pero estuvo lejos de lo previsto. Ni siquiera logró una escolta de aliados para rechazar la jugada del gobierno nacional, algo que provocó fastidio en el gabinete neuquino.
Este lunes, participará de la reunión ampliada el ministro de Economía, Producción e Industria neuquino, Guillermo Koenig, una de las espadas más importantes que tiene Figueroa. Su presencia, advirtieron a Letra P, es clave "para defender y explicar los intereses" del sector ganadero provincial.
La reunión marcó una brecha más entre gobernadores de la región. La misiva oficial convocó a la representación técnica de Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, pero dejó afuera a La Pampa, que integra la región desde mediados de los 90. Si no hay acuerdo, una paradoja será notable: Sergio Ziliotto, uno de los mayores detractores a Javier Milei, se verá beneficiado por una medida histórica de la administración libertaria.
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Gobernadores de la Patagonia discuten por el estatus sanitario.
Precio vs. sanidad en la Patagonia
Weretilneck, también tiene su estrategia. Desde que era un rumor el retiro del estatus diferencial, propuso una participación privada en el manejo de la barrera sanitaria, que si no tiene una incorporación de las provincias del centro, parece tener un final inexorable.
“Más del 60% de la carne que se consume en Río Negro proviene del norte del país, y los precios no bajaron. El consumo no mejoró. Y los que realmente pierden son los productores locales”, advirtió el cipoleño, en un contrapunto con las autoridades pampeanas.
“No podemos dimensionar lo que está en riesgo. Estamos realmente preocupados ante la posibilidad de que esto avance. Por eso defendemos la Patagonia, el trabajo, la salud animal y el desarrollo de nuestra región. Defendemos a nuestros productores”, dijo en su momento.
En ese entrevero, el espíritu consumidor refleja el acompañamiento a lo que puede certificar un serio deterioro a la producción norpatagónica de ganado que ya recibe, al sur de la barrera sanitaria, 100 mil toneladas al año de pulpa y los precios varían según el establecimiento o la calidad del producto.