ES LA ECONOMÍA

Sergio Massa, el rey tuerto

El acuerdo con el Fondo ceba al ministro, que ya promete "derrotar a la inflación" mientras la oposición se revuelca en el barro de sus herencias más pesadas.

"Voy a ser el presidente que derrote la inflación", se cebó Sergio Massa. Fue en San Juan, a las 14.28 de este viernes, tres horas después de que el Fondo Monetario Internacional ( FMI) echara el humo blanco de un acuerdo que empodera al ministro de Economía en el sprint final hacia las urnas de las PASO.

Ni él mismo estaba del todo convencido de que, con la economía en terapia intensiva, fuera razonable que se cargara, sobre el saco de conductor del Palacio de Hacienda, el traje de candidato a presidente. Un solo dato alcanzaba para que lo matara la duda: había prometido ponerle un 3 adelante a la inflación de abril, pero llegó a esa parada con el IPC en el pico de su gestión: un estremecedor 8,4%.

El alivio de mayo (7,8%) le permitió empezar a cambiar la narrativa para sepultar aquellos optimismos que se habían hecho añicos y comenzar a mostrarse ya no como el verdugo de la maldita inflación, sino como el piloto de tormentas que podía garantizar el premio consuelo de la estabilidad: conmigo, prometía, nada volará por el aire.

Junio fue una fiesta, en medio del velorio, con un 6% que vino con el pan bajo el brazo de una fuerte desaceleración en el rubro Alimentos y bebidas no alcohólicas, el más sensible para los sectores más vulnerables, donde se concentra el voto peronista.

Sin embargo, el festejo en el funeral no podía ser completo: el acuerdo con el Fondo, clave para pedalear los vencimientos que colgaban como espadas sobre la cabeza de la Argentina -también, sobre la del ministro duplicado, ya lanzado a la campaña como candidato de la cuasiunidad por la Patria-, se demoraba en negociaciones que se estiraban como chicle. El pacto llegó finalmente este viernes y Massa, tonificado, subió la apuesta del optimismo herido en abril: ahora promete ser el presidente que derrotará a la maldita inflación.

Lo ayudó el contexto, al hincha de Tigre.

El propio, primero. Alberto Fernández era la cara más visible del fracaso del Frente de Todos, admitido por el peronismo con el cambio de nombre de la coalición; a Cristina Fernández de Kirchner nadie pudo convencerla de hacer lo que tuviera que hacer, como ella misma había prometido; a Axel Kicillof no pudieron arrancarlo de la provincia de Buenos Aires -el gobernador hizo como el peludo en la cueva, como explicó Kevin Cavo- y Wado de Pedro no iba a poder remontar a tiempo la cuesta empinada de su altísimo nivel de desconocimiento en la sociedad.

El ajeno, después. A Juntos por el Cambio no le alcanzó el lastre de su primera aventura en el Gobierno, cuando se llamaba Cambiemos, con su legado de inflación, recesión, endeudamiento y pobreza, todo al alza. Ahora, además, decidió, como escribió Adrián D'Amore, emprender un viaje autodestructivo a la gran crisis nacional de 2001 -la del estallido que sí fue, la del corralito, la de la represión con 39 muertes, la de la pobreza al 54% y la desocupación al 28%-, tragedia de la que fueron partícipes necesarias sus principales figuras de hoy, como Patricia Bullrich y, aunque se haga el otario como perro que volteó la olla, también Horacio Rodríguez Larreta.

Massa es un hombre conservador que asa carne con camisa de vestir de manga larga. No por nada militó la UCedé de los Alsogaray en sus años mozos. Acaso ese rasgo indisimulable de su identidad explique su Wedding Style, ese look casorio que recién este viernes aflojó un poco. Sin embargo, acaso haya algo de estrategia en el traje y la corbata: más que candidato, yo soy el ministro de Economía. Mientras ustedes se pelean, yo resuelvo problemas. Por eso, ahora que pudo firmar el bendito acuerdo -un pacto para sobrevivir, uno más que el país y su población terminarán penando por los nuevos ajustes comprometidos-, vale predecir que no podrán sacarle esa pilcha ni en un quirófano.

Tiene sentido: con ese traje bien calzado, en un país de ciegos, Massa, el tuerto, créase o no, tiene chances de ser rey.

Sergio Massa, precandidato a Presidente de Unión por la Patria. 
Sergio Massa y Kristalina Georgieva

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