ELECCIONES 2023

Roberto Sukerman, el (pen)último albertista santafesino

Candidato en Rosario, el funcionario nacional responde a Agustín Rossi, uno de los presidenciables que auspicia Alberto Fernández. Massa y La Cámpora miran de costado.

Roberto Sukerman es el único candidato peronista a intendente de Rosario, pero el movimiento justicialista no luce totalmente encolumnado destrás de su postulación. Soldado del jefe de Gabinete, Agustín Rossi, funcionario del gobierno nacional, cosechó algunos gestos de parte de la tropa del gobernador Omar Perotti, pero en el massismo y en La Cámpora solo hay silencio para con él, hasta ahora. No se preocupa, dice que habla con todos los sectores y hasta se dio el lujo de negociar una interna en las PASO con el centroizquierda Ciudad Futura cuyos términos hicieron ruido puertas adentro de su propio cuartel.

Sukerman vende unidad, apuntalada por algunos gestos como la presencia de Roberto Mirabella, alter ego de Perotti, en la inauguración de su local. Sin embargo, tras el cierre de listas solo se mostró con Leandro Busatto, el precandidato a gobernador que patrocina el rossismo. Ni Eduardo Toniolli ni Marcos Cleri ni Marcelo Lewandowski se mostraron con él. En la rosca entre el massismo, el perottismo y el lewandowskismo que terminó con el periodista como candidato a gobernador, tampoco participó.

Tras quedar a las puertas del Palacio de los Leones en 2019 -Pablo Javkin lo aventajó por tan solo 8 mil votos-, Sukerman intentó mostrarse como algo más que un mero soldado del rossismo. Así, aceptó el convite de Perotti para convertirse en su ministro de trabajo y estuvo ahí cuando, tras la salida de Esteban Borgonovo, se abrió la vacante en la cartera de Gobierno y Justicia. Eran las épocas en las que el ruido entre el perottismo y la tropa de Rossi quedaba en el off the record. Incluso, se animaban a pedir que todo el ministerio, no solo el cargo, fuera para Sukerman.

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Más allá de su deseo de trascender las fronteras de La Corriente, como se llama el espacio que responde al jefe de Gabinete, pagó los platos rotos cuando Rossi decidió golpear la mesa y le plantó una interna a Perotti, en 2021. Si bien tuvo el decoro de no ser candidato, sus teléfonos dejaron de sonar y, por meses, fue un ministro testimonial: ni el gobernador ni ningún otro funcionario le abrían el juego. Finalmente, Perotti le pidió la renuncia y Sukerman, quien no había querido renunciar para no echar leña al fuego, se fue.

Recaló como jefe de Gabinete en el Ministerio de Trabajo de la Nación, a cargo del amigo presidencial Claudio Moroni. Fue el primer rossista en sumarse a la tropa albertista: tras él, Rossi se quedó con la AFI, la jefatura de la bancada en Diputados y la jefatura de Gabinete y hasta se lanzó como uno de los candidatos presidenciales de la Casa Rosada. A pesar de la renuncia de Moroni, Sukerman sobrevivió a los cambios en la cartera laboral y siguió siendo parte de la colonización rossista del gabinete de Alberto Fernandez. Si Rossi es el último albertista santafesino, Sukerman es el penúltimo.

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Desde esa plataforma albertista, Sukerman se lanzó a construir el escenario que permitiese que su tercera candidatura a intendente de Rosario fuera la vencida. Así, presionó moderadamente -condicionado por su peso relativo dentro del peronismo- para que Lewandowski fuera candidato a gobernador y le despejara el panorama de otros postulantes peronistas al Palacio de los Leones. Sin tener una confirmación de lo que iba a hacer el senador, levantó el perfil, inauguró el local y se lanzó como precandidato a intendente.

Con la sangre en el ojo, paralelamente, tejió un acuerdo con Ciudad Futura para competir en las PASO y que el peronismo creciera a la izquierda. Cegado por haber quedado a tan poco la última vez y envalentonado por una mala gestión de Javkin, aceptó ciertas cláusulas que hicieron bastante ruido puertas adentro: por ejemplo, que Ciudad Futura compitiera con una lista propia para el Concejo por afuera de la alianza peronista, para proteger sus activos en el cuerpo local.

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Así, Sukerman enfrentará a Juan Monteverde en las PASO, pero los postulantes al Concejo del espacio de centroizquierda irán por fuera. A su vez, Ciudad Futura acordó con el Movimiento Evita y, dentro de las PASO peronista, apoya la lista de ese espacio para el Concejo. La movida no cayó para nada bien en el propio rossismo, que lleva al filósofo Juan Giani como aspirante a edil y ve cómo, en su desesperación por asegurarse una victoria, Sukerman tiende puentes y acepta condiciones que terminan perjudicando a su propio espacio.

sukerman, bajo fuego cruzado
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