Guillermo de Rivas, Adriana Nazario y Gonzalo Parodi, los candidatos con más chances en la elección de Río Cuarto
Eugenio Agostini
La Municipalidad de Río Cuarto adhirió a la ley de seguridad que impulsa el gobernador de Córdoba.
A cuatro semanas del cierre para las actividades proselitistas por las elecciones municipales del domingo 23 de junio, un grave hecho de violencia urbana impuso una pausa forzada a una campaña en ebullición en Río Cuarto. En la madrugada del domingo, Facundo Pereyra, un remisero de 46 años, fue asesinado por un grupo de adolescentes.
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Hasta el momento hay cuatro detenidos, cuyas edades oscilan entre 14 y 16 años. Tres de ellos, con antecedentes penales.
La conmoción por el caso impulsó una tácita tregua entre los 10 postulantes a la intendencia de la capital alterna. El respeto a la familia del trabajador asesinado obró como toda justificación.
Pero, aunque valoran la “lealtad” de sus competidores, los integrantes del gobierno municipal ya se preparan para la consolidación de la inseguridad como eje obligado de la campaña, tan pronto ésta reanude.
La cautela de los candidatos no implicó una atenuación de la discusión pública en las redes y en las calles riocuartenses. En la tarde de este lunes el propio gobernador decidió involucrarse en ella. Tomando como referencia el caso de Pereyra, admitió una reciente adhesión a las proclamas que piden una baja en la edad de imputabilidad de los menores.
“Tenía una postura tomada, pero a medida que pasa el tiempo la estoy empezando a cambiar. Porque no se puede más, hay que hacer modificaciones al régimen penal, por lo menos para algunos delitos. Es increíble la cantidad de hechos que están pasando con menores que matan, que no es su primer ingreso”, dijo el gobernador a medios locales.
La @RegionCentroOf es una construcción conjunta que surge de la visión de reforzar el #federalismo y de entender que juntos somos más que separados. Los procesos de integración no se hacen de un día para el otro. Es una historia constante que se va cimentando en espacios comunes. pic.twitter.com/XRjQhXAFCW
Desde su entorno remarcan que el asesinato de Pereyra conmocionó a una ciudad “mediana”. Especialmente por las múltiples violencias cristalizadas en el caso. “Lo mataron a sangre fría, pibes de 14 años, para robarle un celular que no vale un peso”, admiten.
“Fue paradójico. El 25 de mayo el gobernador vino y expuso el músculo de la policía, con el Ejército y la guardia local. Pero al otro día matan un remisero. El problema es que uno de cada tres riocuartenses son pobres o indigentes. Para generar una sociedad sin violencia hay que achicar la desigualdad”, fustigan.
La versión del llamosismo
Desde el gobierno municipal admiten que la dimensión del caso podría haber ameritado una escalada desde la oposición. Por eso valoran la “ética” exhibida por sus competidores. “La sacamos barata”, susurran.
No obstante, saben que tan pronto el semáforo vuelva a verde las críticas llegarán con renovada dureza contra Guillermo de Rivas, quien asume l a continuidad de una gestión de ocho años en el poder. Incluso desde tribus cercanas, que sostienen la seguridad como principal estandarte de una gestión que hasta aquí no ha mostrado la velocidad augurada.