-Para poder bajar los parámetros delictivos y de violencia había que tomar tres medidas urgentes: la primera era sacar la policía a la calle. La segunda, reordenar las investigaciones criminales complejas a través del Ministerio Público de la Acusación (MPA) y la Policía de Investigaciones. La tercera, reordenar la cárcel, que no se puedan cometer los delitos que se estaban cometiendo desde ahí.
-¿Cómo instrumentaron esas medidas?
-Desde el día que juro como gobernador teníamos un dispositivo armado para, en ese instante, dar las órdenes operativas para reordenar los pabellones, separar a los presos peligrosos y tenerlos con mayor margen de aislamiento. Posteriormente sale la reforma de la ley de Ejecución Penal, que nos dio más facultades, e incomodó a las organizaciones criminales, que perdieron poder de articulación desde la cárcel con el afuera.
-Esa incomodidad la hicieron sentir en la calle...
-Comenzaron las amenazas, hasta que en marzo una organización criminal cruzó el límite matando a cuatro civiles inocentes para quebrar la decisión que habíamos tomado. Era un reclamo, en definitiva, de volver a tener las libertades que tenían: celulares, ingreso de comida y la cantidad que quisieran de visitas íntimas. Los líderes estaban en pabellones comunes. Para que se entienda: en un pabellón hay entre 60 y 200 detenidos, el día de visita hay dos o tres visitas por detenido en un lugar común, con lo cual ni siquiera se necesitaba un celular para enviar una orden al exterior.
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El gobernador Maximiliano Pullaro con el sable del Brigadier Estanislao López a sus espaldas. // Foto: Farid Dumat Kelzi
-¿Para el gobierno el problema estaba ahí?
-Cuando ajustamos ahí, vinieron las amenazas. Cuando vieron que no aflojábamos, avanzaron sobre la población civil, lo que nos puso en un lugar de máxima y profunda tensión. Fueron los momentos más difíciles de mi vida. Valoro profundamente el acompañamiento del gobierno nacional porque vino Patricia Bullrich, vino Luis Petri, estuve en comunicación con Guillermo Francos, vino Mariano Cúneo Libarona. También del resto de los gobernadores, entre ellos el gobernador de Buenos Aires, que nos envió infraestructura logística, que era lo que ni Santa Fe ni las fuerzas federales tenían.
-¿Qué le pasaba por la cabeza en ese momento?
-Había mucha presión para volver atrás. Muchos entendían que teníamos que aflojar la cuerda en el Servicio Penitenciario. Ojo, no lo planteo como que era de mala fe.
-¿Lo evaluó?
-En el Poder Ejecutivo, nunca. En el MPA pusieron la preocupación arriba de la mesa, pero si aflojábamos ahí, las organizaciones criminales después iban a utilizar esa metodología para volver atrás diferentes políticas públicas. Descomprimimos la presión cuando empezamos a sentir el acompañamiento de diferentes organizaciones de la sociedad civil y -quiero ser muy honesto- la oposición nos acompañó, lo que valoro de manera considerable. Eso marcó un antes y un después, fue un mensaje muy fuerte de la sociedad que planteó no volver atrás.
-Entonces, visto este panorama, ¿qué cambió el gobierno?
-Trabajamos muchísimo para esclarecer los hechos y fueron esclarecidos. La vida no la devuelve nadie, pero si estos hechos quedaban impunes también iba a ser un mensaje muy fuerte de debilidad y dificultad del Estado. Estos tipos van a terminar todos con prisión perpetua. Indudablemente generaron una discusión muy profunda de las condiciones de detención sobre algunas personas que están en la cárcel y no se quieren regenerar, que desde allí creen que pueden hacer lo que quieran.
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La relación con Patricia Bullrich y el tema donde es “más duro”
-¿Su participación en el Congreso para defender leyes que promueve el Gobierno -intervención de Fuerzas Armadas, ley antimafia, registro de ADN- implica que está de acuerdo con ellas?
-En términos generales, sí, pero en la ley Antimafia hay un artículo que plantea que cuando se entiende que un territorio está cooptado por el crimen organizado, intervienen directamente las fuerzas federales con la justicia federal. Nosotros tenemos un MPA que funciona muy bien y eso sería un retroceso. Después, entender que la pena del delito más grave que comete una persona que pertenece a una organización criminal tiene que ir sobre todos los integrantes es correcto. No podemos seguir tabicando las investigaciones.
-¿Está de acuerdo con bajar la edad de imputabilidad?
-No tenemos que tener una edad determinada, yo no tengo piso. Soy más duro que lo que plantea Bullrich. No hablo ni de 12, ni de 11, ni de 14 años. El que pertenece a una organización criminal y comete un delito contra la vida, se lo tiene que juzgar como si fuera mayor, tenga la edad que tenga.
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-¿Aún cuando ese menor pueda haber sido utilizado o manipulado?
-Absolutamente, sabe muy bien lo que está haciendo, le está quitando la vida a una persona. Para empuñar un arma hay que tener una fuerza determinada en la muñeca, en el dedo, que no cualquiera lo tiene.
-Sobre ese tema, ¿usted pensaba distinto y su paso por el Ministerio de Seguridad lo hizo cambiar?
-Soy licenciado en Ciencia Política, entendía que los delincuentes eran personas a las que la sociedad no les había dado oportunidades. Si bien el contexto familiar influye, cambié porque vi todo el esfuerzo que hace el Estado. Cuando uno tiene la oportunidad de escuchar los diálogos entre los violentos, toda la sociología se la mete bajo el brazo y lo único que quiere es resolver el problema. Y se resuelve siendo muy duro en las políticas de persecución penal, pero llegando con mucha fuerza con las políticas más blandas que nos permiten contener y generar expectativas de futuro.
El abordaje en seguridad del gobierno de Santa Fe
-Esa línea que traza, ¿la comparten en otras dependencias, como el MPA?
-Al MPA le pasó lo mismo que a mí. Cuando se viene de la academia se tiene una mirada diferente, pero cuando se empiezan a a llevar adelante investigaciones, cambia la cabeza. Cuando viene un familiar de una víctima de un delito grave hay que darle respuestas, no se le puede explicar que ese delincuente no tuvo las mismas oportunidades. Recibí a familiares de algunos de los cuatro asesinados en esa semana tremenda de marzo y no es sencillo. Hay que dar justicia.
-Entonces, ¿el abordaje que propone el gobierno es múltiple, no exclusivo de seguridad?
-Vamos a ser cada vez más duros con los que pretendan seguir liderando organizaciones violentas desde la cárcel y no vamos a dar un solo paso atrás, pero vamos a tener políticas de desarrollo humano y social muy fuertes sobre los sectores más vulnerables para llegar y para acompañar a las personas que pueden caer víctimas de estas organizaciones criminales.
-¿Incluso en la cárcel?
-Cuando una persona va a la cárcel a visitar a un pariente y ve que todo es una joda, que los presos tienen celulares, amantes y hasta te suben fotos a Facebook, es un mensaje negativo para la sociedad. Entonces, en la cárcel ahora no la van a pasar bien, pero no porque nosotros querramos que la pasen mal, sino porque la cárcel está para que las personas se resocialicen. ¿Quieren hacer deporte? La cárcel se los permite. ¿Quieren estudiar? Les damos primaria, secundaria, terciarios y universidad. ¿Quieren aprender un oficio? Tienen 31 talleres de oficios. Ahora, ¿quieren cometer delitos violentos desde ahí? Les vamos a dar por la cabeza.
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Poder Judicial y gobierno: vínculo tenso
-¿Siente que el Poder Judicial acompaña?
-Propendemos a una Justicia eficiente. ¿Por qué no mandamos los pliegos (de cargos judiciales) que había llevado adelante Omar Perotti para cubrir vacantes? Porque estudiamos la cantidad de causas que tiene cada juzgado, que tiene cada Cámara, y en función de eso vamos a hacer las designaciones. Esto no es una máquina de hacer chorizos, que faltan 70 cargos y vos los cubrís sin saber si tienen 100 o 2.000 causas. Hicimos un pedido a la Corte Suprema para que nos diga cuáles eran las prioridades y volvió lo mismo: pedidos como una máquina de hacer chorizos.
-¿El Poder Judicial también se tiene que ajustar?
-Más allá de que no nos corresponde a nosotros, también lo vamos a hacer en la Justicia, porque hoy por hoy quien tiene que pagar los salarios de toda la administración pública soy yo.
-¿Cree que la Corte Suprema no está a la altura del momento histórico?
-La Justicia puede dar muchas más respuestas y quedó demostrado en el MPA en este tiempo, que mostró que puede ser más eficiente con menos recursos de los que tenía hace un tiempo. La Policía también lo demuestra: en diferentes hechos siempre hay detenidos. Cuando hay hechos de conmoción social, al tiempo aparecen los responsables. Es porque algo empieza a funcionar de manera diferente. La Justicia también puede hacerlo, porque no es que no haya gente inteligente ahí.
-¿Por qué no sucede, al menos a su entender?
-Porque para dar batallas hay que estar dispuesto. Para que las cosas cambien hay que sacar a mucha gente del lugar de comodidad. No está bien que algunos fiscales tengan diez audiencias en una semana y otros no tengan ninguna. No está bien que algunos jueces tengan pilas y pilas de causas y otros no tengan ninguna. ¿Eso le corresponde al Ejecutivo corregirlo? No. Le corresponde a quien tiene la mirada integral del sistema de justicia. ¿Por qué no se hace? Porque hay lugares de comodidad muchas veces. Si no se entra en tensión, no se reforma el Estado y las cosas siguen igual.
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El gobernador de Santa Fe Maximiliano Pullaro
-¿El problema, entonces, es la eficiencia?
-Santa Fe tiene potencia para salir adelante, hay que achicar el Estado al punto que pueda cumplir y ser eficiente. Lo vas a lograr si los empleados públicos ganan mucho más. ¿Y cómo van a ganar mucho más? Si hacen lo que tienen que hacer y no hay que pagar dos o tres veces por lo mismo. Esto va para los maestros, para los empleados de la administración y para la Justicia. Queremos pagarles más, pero para eso hay que ser eficientes.
-Concretamente, ¿tiene que haber una renovación en la Corte Suprema de Justicia?
-Estamos trabajando. Se está dialogando mucho en el frente Unidos para Cambiar Santa Fe y se está dialogando con la Justicia.
La reforma de la Constitución: importante, pero no prioritaria
-¿Se está dialogando también por la reforma de la Constitución?
-No es prioridad del Poder Ejecutivo. Estamos hiperconcentrados en la seguridad, en la economía, en la educación y en la producción. Estoy con la cabeza concentrada, mil por mil, en eso. ¿La reforma constitucional es importante? Por supuesto, pero hoy el Poder Ejecutivo tiene problemas más urgentes. No obstante, la Legislatura agenda el problema, que es un tema que se debe debatir y hay diferentes proyectos que tienen estado parlamentario.
-Felipe Michlig, como presidente de la UCR, dijo que las elecciones del año que viene deberían ser desdobladas, ¿coincide?
-Es la posición de la UCR, pero lo va a discutir el frente Unidos para Cambiar Santa Fe. Veremos si conviene o no conviene a los santafesinos. Obviamente, Felipe influye mucho sobre mí, no es que lo que digan Felipe o (el exsenador Carlos) Fascendini no influye, pero no es una decisión que voy a tomar solo.
-Michlig y la vicegobernadora Gisela Scaglia alentaron el ingreso de La Libertad Avanza a Unidos, ¿Qué posición tiene al respecto?
-Lo vamos a discutir en Unidos. Somos un frente sumamente amplio, que está concentrado en resolver problemas y que corre un poco lo ideológico, porque si empezamos a discutir el sexo de los ángeles no nos vamos a poner nunca de acuerdo. Ese es el mayor capital del frente, que es un frente santafesino, de gente de buena leche, de gente muy laburadora. Estoy muy contento con todos los partidos. Lo nuestro es resolver los problemas que tenemos en Santa Fe.
-¿Se terminará dando?
-Vamos a ver. Sectores del peronismo también pueden entrar a Unidos para Cambiar Santa Fe. Lo nuestro es un programa de gobierno para la provincia que pretende resolver los problemas de fondo. Hay mucha gente que cree que es un camino correcto y pueden ser de La Libertad Avanza o del peronismo. Obviamente, no del kirchnerismo, porque no piensa como nosotros.