En los 45 días que median hasta la presentación de las listas tanto el peronismo, que gobierna la capital alterna de Córdoba, como Juntos por el Cambio, principal fuerza opositora, procurarán suturar hemorragias que impiden postular inequívocamente la existencia de unidad.
Aunque desde la intendencia digan que “Adriana está estancada”, el llamosismo recorre varias vías para apuntalar a su hombre. Aprovechando su rol, lo muestran junto a Llamosas en cada acto oficial. También se ha incrementado su exposición con funcionarios provinciales, incluyendo actividades en otras ciudades. En las próximas semanas buscará más registros con Llaryora, que visitará Río Cuarto el martes. Con ellos, buscará acreditar una doble cláusula de continuidad, tanto del intendente como del líder provincial.
En paralelo, ya sin tiempo para seducción, se incrementa la presión sobre funcionarios y peronistas de cualquier tribu. El mensaje a todos es claro: el candidato es De Rivas.
También hay seducción para extrapartidarios, en especial radicales que ya actúan por fuera de JxC, como los “auténticos” que se referencian en la vicegobernadora Myrian Prunotto.
Mientras, siguen a los restantes pre-postulantes. Decididos al formato de alianza, por fuera del PJ, no han cerrado el libro de pases. “Es una competencia, tenemos que armar una buena oferta”, aseguran.
Entre los nombres que se inclinan por “la gringa” destaca Alberto Cantero, exintendente, exdiputado, exrector de la Universidad y referente del kirchnerismo en décadas pasadas. Tal adhesión ha servido para añadir rótulo K al armado nazarista.
Martn Llaryora, Juan Manuel Llamosas, Guillermo De Rivas.jpg
Voceros de la contadora eligen hablar de amplitud, pensando en “la gente”. Como contrapartida remarcan que su inspiración es José Manuel de la Sota, enfrentado a Cantero en aquellos años de cordobesismo.
En el municipio prefieren hablar de la organicidad del exgobernador. “Jugarán por dentro. Respetarán lo que pida Llaryora, que está con nosotros. Con ellos se quedarán dirigentes marginales o veteranos”, chicanean.
Tal confianza reposa en la debilidad que, como el nazarismo, adjudican a Llamosas. Además de señalar que la pluralidad de candidatos denota falta de liderazgo, se detienen en el calendario. El 23 de junio será el penúltimo domingo posible, previo a la entrega del mando. Pero también será un fin de semana extralargo, con dos feriados previos.
“Especulan porque no les dan los números. Nos quieren divididos y necesitan que poca gente vaya a votar. Dan un pésimo mensaje de picardía. Subestiman a los riocuartenses para atornillarse en el poder”, denuncian.
El cansancio por las internas en Río Cuarto
Sobre tal descripción los radicales buscan invertir el sentido de las triquiñuelas. Según explican, las internas del peronismo han llevado a una caída de la gestión, expresada en las carencias de servicios básicos.
Atento a tal vaticinio, Parodi recuerda que su alianza incluirá a justicialistas desencantados tanto de las estrategias del intendente como de las consecuencias de tanto internismo.
Sin descuidar pragmatismo, Llaryora se apresta a reforzar su rol ante la disputa por la segunda ciudad de la provincia. Durante todas estas semanas ha dado claros mensajes de apoyo a su "amigo" Llamosas, quien se juega mucho más que su rol de líder en la región sur.
Una derrota es algo que tampoco se puede permitir el gobernador, en su primera partida como líder cordobés y aspiracional líder nacional de un peronismo sin timón y una oposición sin una contracara claramente definida para cotejar con el presidente Javier Milei.