En los 45 días que median hasta la presentación de las listas tanto el peronismo, que gobierna la capital alterna de Córdoba, como Juntos por el Cambio, principal fuerza opositora, procurarán suturar hemorragias que impiden postular inequívocamente la existencia de unidad.
Los cálculos de Juan Manuel Llamosas
El intendente optó por De Rivas como delfín, en noviembre pasado, por la buena imagen que transmite a propios y extraños. Le reconocen perfil dialoguista, experiencia en gestión en diversos cargos públicos y moderación.
Sin embargo, desde entonces no ha podido repuntar en las mediciones. Desconocido para buena parte del electorado, ha crecido en las encuestas de este año, pero aún parece lejos del primer puesto, que ocupa Nazario.
Aunque desde la intendencia digan que “Adriana está estancada”, el llamosismo recorre varias vías para apuntalar a su hombre. Aprovechando su rol, lo muestran junto a Llamosas en cada acto oficial. También se ha incrementado su exposición con funcionarios provinciales, incluyendo actividades en otras ciudades. En las próximas semanas buscará más registros con Llaryora, que visitará Río Cuarto el martes. Con ellos, buscará acreditar una doble cláusula de continuidad, tanto del intendente como del líder provincial.
En paralelo, ya sin tiempo para seducción, se incrementa la presión sobre funcionarios y peronistas de cualquier tribu. El mensaje a todos es claro: el candidato es De Rivas.
También hay seducción para extrapartidarios, en especial radicales que ya actúan por fuera de JxC, como los “auténticos” que se referencian en la vicegobernadora Myrian Prunotto.
La porfía de Adriana Nazario
Desde el entorno de la contadora remarcan que la confirmación de fechas no altera su táctica. Tampoco esperan ya un reconocimiento a sus credenciales. “Ellos se levantaron abruptamente de la mesa de diálogo”, evocan.
Mientras, siguen a los restantes pre-postulantes. Decididos al formato de alianza, por fuera del PJ, no han cerrado el libro de pases. “Es una competencia, tenemos que armar una buena oferta”, aseguran.
Entre los nombres que se inclinan por “la gringa” destaca Alberto Cantero, exintendente, exdiputado, exrector de la Universidad y referente del kirchnerismo en décadas pasadas. Tal adhesión ha servido para añadir rótulo K al armado nazarista.
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Voceros de la contadora eligen hablar de amplitud, pensando en “la gente”. Como contrapartida remarcan que su inspiración es José Manuel de la Sota, enfrentado a Cantero en aquellos años de cordobesismo.
También confían en el apoyo del schiarettismo, crítico de la gestión de Llamosas, a la que facturan malos resultados del pasado año y escasa proyección regional.
En el municipio prefieren hablar de la organicidad del exgobernador. “Jugarán por dentro. Respetarán lo que pida Llaryora, que está con nosotros. Con ellos se quedarán dirigentes marginales o veteranos”, chicanean.
La contra de la UCR
Las posibilidades de éxito del peronismo también están supeditadas a lo que ocurra en JxC, alianza en la que no todos los socios parecen tener su deseo al día.
Operadores con carta blanca recuerdan a dirigentes PRO cavilantes la existencia de una sintonía, expresada en múltiples carteras provinciales en manos amarillas. Simultáneamente, echan sal sobre las heridas abiertas tras la interna que consagrara a Gonzalo Parodi sobre Gabriel Abrile.
Refractarios a esas especulaciones, emisarios del concejal creen que su armado es sólido y no temen fugas. Prometen, en simultáneo, que habrá más incorporaciones para un frente pensado con sello autóctono y en espejo a la receta del Partido Cordobés.
Tal confianza reposa en la debilidad que, como el nazarismo, adjudican a Llamosas. Además de señalar que la pluralidad de candidatos denota falta de liderazgo, se detienen en el calendario. El 23 de junio será el penúltimo domingo posible, previo a la entrega del mando. Pero también será un fin de semana extralargo, con dos feriados previos.
“Especulan porque no les dan los números. Nos quieren divididos y necesitan que poca gente vaya a votar. Dan un pésimo mensaje de picardía. Subestiman a los riocuartenses para atornillarse en el poder”, denuncian.
El cansancio por las internas en Río Cuarto
Sobre tal descripción los radicales buscan invertir el sentido de las triquiñuelas. Según explican, las internas del peronismo han llevado a una caída de la gestión, expresada en las carencias de servicios básicos.
Atento a tal vaticinio, Parodi recuerda que su alianza incluirá a justicialistas desencantados tanto de las estrategias del intendente como de las consecuencias de tanto internismo.
Sin descuidar pragmatismo, Llaryora se apresta a reforzar su rol ante la disputa por la segunda ciudad de la provincia. Durante todas estas semanas ha dado claros mensajes de apoyo a su "amigo" Llamosas, quien se juega mucho más que su rol de líder en la región sur.
Una derrota del peronismo completaría una sucesión de malos resultados para un dirigente que llegó a soñar con el Ejecutivo provincial, pero debió postergar hasta un importante rol legislativo para asegurar lo mínimo indispensable.
Una derrota es algo que tampoco se puede permitir el gobernador, en su primera partida como líder cordobés y aspiracional líder nacional de un peronismo sin timón y una oposición sin una contracara claramente definida para cotejar con el presidente Javier Milei.