Sólo una gestión del gobernador Martín Llaryora podría resolver la interna del peronismo de Río Cuarto. A cuatro meses de la entrega del poder, el partido no tiene candidato oficial para suceder a Juan Manuel Llamosas. Su delfín, Guillermo de Rivas carretea en las encuestas. Adriana Nazario, la que mejor mide, no negocia y repite que no declinará intenciones.
Con posiciones inflexibles, la ruptura parece inevitable. En otras palabras, hoy parece inasible un acuerdo entre dos sectores que ya trabajan pensando en un escenario con ambos nombres en pugna. Es decir, un PJ con dos postulantes que disputarán los votos del partido que gobierna la ciudad de desde hace ocho años.
Hasta el momento, nadie admite públicamente la necesidad de una intervención del hombre fuerte de la provincia. Por el contrario, voceros de uno y otro lado consideran que se trataría de una opción inconveniente. Pero tampoco niegan la profundidad de las porfías, cada uno con sus argumentos.
Mientras el llamosismo estira los plazos para convocar a las elecciones, especulando con que De Rivas repunte en los indicadores clave de las mediciones (conocimiento e intención de voto), desde el nazarismo señalan esas mismas encuestas como piedra basal de sus ambiciones.
El diálogo que propone Juan Manuel Llamosas
Desde el Palacio de Mójica confirman que los comicios se realizarán en los últimos días de junio, al límite del plazo para la entrega de mando. Las fechas son dos: domingo 23 o domingo 30.
Hasta que se produzca la confirmación, con un mínimo de 90 días, el gobierno continúa apuntalando a De Rivas. Presente en cuanto acto oficial se realice, el delfín de Llamosas es presentado como continuidad y garantía de gestión, atributo que le reconocen propios y extraños. No obstante, encuestas que circulan por la región lo ubican en segundo o tercer lugar, alternando con nombres de JxC varios puntos por detrás de la exdiputada.
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Pese a ello, desde el llamosismo no dan indicios de timonazos en su estrategia. Con el sello y los atributos de poder en la mano, trasladan la carga de responsabilidad al bando nazarista.
“Nosotros seguimos abiertos a una conversación razonable. Es ella la que debe salir de su posición inflexible. Si quiere ser candidata del espacio que comanda el intendente, que ganó dos veces la ciudad, tiene que llamarlo y ponerse a disposición. Acá no hay alfombra roja para nadie”, enfatizan desde la intendencia.
El desafío de Martín Llaryora
Como ya contara Letra P, la “gringa” no sólo parece inflexible. Con números en la mesa y el apoyo cada vez menos velado del schiarettismo, su equipo no vislumbra fatalidad ante una potencial ruptura del PJ.
Por el contrario, contrastan su firmeza con los vaivenes de una estrategia oficial que, aseguran, nunca los consideró una opción. “Nosotros estábamos dispuestos a acordar según las reglas que puso el intendente, quien en noviembre dijo que no habría internas y que la decisión se tomaría por encuestas. Adriana es la mejor posicionada, pero no es su candidata. Por el contrario, quieren más tiempo. Hacen cuentas para que Guillermo repunte, porque mide poco”, aseguran a este portal.
Las mismas fuentes recuerdan que la mesa de negociación, sugerida incluso desde la gobernación, sólo tuvo una edición, hace un mes. Por ende, consideran que el propio intendente ha cerrado la puerta a cualquier acuerdo. “No somos nosotros los que tenemos que bajarnos. Pero ellos no están dispuestos”, aseveran.
En ese marco, no descartan una decidida intervención del gobernador Llaryora, a quien adjudican lógico interés en retener el gobierno de la capital provincial alterna. “De él depende que haya una o dos listas.”, espolean las voces riocuartenses.
Con Adriana Nazario y la oposición dividida
Ante la imposibilidad de un acuerdo, desde los sectores en pugna prestan atención a las cuitas de la oposición. Aunque Gonzalo Parodi sea el candidato ungido en las urnas, la institucionalidad de Juntos por el Cambio no termina de expresarle un apoyo monolítico.
En las últimas semanas, voces del PRO sondearon caminos alternativos al que alumbra el concejal. Incluso, se animaron a especular con una fusión con sectores libertarios.
El comodín de todas las especulaciones es Gabriel Abrile, a quien adjudican incapacidad de metabolizar su derrota en septiembre. Ajeno a ello, el médico asegura que trabaja para un triunfo cambiemista y señala el mismo punto que Parodi: hasta no tener fechas no hay necesidad de mostrar todas las cartas.
Desde el entorno del candidato oficial confían en que Abrile y los amarillos “díscolos” terminarán siendo parte de un ambicioso armado con marcado cuño riocuartense.
Tal unidad podría obrar como pegamento para el peronismo. Aunque ya evalúen un escenario con oficialismo y oposición fragmentados, saben que Llaryora necesita algo más que un triunfo. En su primera disputa como tal, el gobernador espera dar un mensaje contundente, tanto hacia la tribuna nacional, como hacia las tierras donde germina el Partido Cordobés.