El Senado avaló el texto de Diputados, que implica un aumento y un aporte anual por salarios. Sólo un voto PRO en contra. Villarruel evitó participar de la votación.
El Senado sancionó la reforma jubilatoria que rechaza Javier Milei.
Mariano Recalde, senador de Unión por la Patria, promotor de la sanción de la movilidad en las jubilaciones.
Javier Milei recibió este jueves un nuevo golpe del Congreso: la oposición del Senado sancionó la ley de movilidad jubilatoria que lo obliga a sacrificar el superávit fiscal para aumentar los haberes previsionales. La votación en general fue por 61 a 8, con dos tercios, la misma cantidad necesaria para rechazar un eventual veto presidencial.
Sólo votaron en contra los siete miembros de La Libertad Avanza y Carmen Álvarez Rivero, del PRO. En cambio, el resto del bloque amarillo apoyó la reforma, en otro duro mensaje al Gobierno de los dirigidos por Mauricio Macri, quien siempre defendió la disciplina fiscal de Milei.
Pero el mayor fracaso del Presidente es que ni siquiera pudo evitar una mayoría especial en contra en los tres artículos que quiso cambiar, una maniobra que intentó a último momento para luego hacer un veto parcial y tener resguardo en el Senado. Ya no tendrá esas garantías. Victoria Villarruel demoró dos meses la sesión, pero hace quince días se resignó a la derrota y se retiró de las negociaciones. Molesta, no participó de la votación.
Si bien Milei anunció en varias oportunidades que tiene previsto vetar la ley, con estos números debería pensarlo, porque en ambas Cámaras habría una mayoría para rechazar esa decisión y obligarlo a una promulgación después de una doble derrota. No haría más que extender el costo político. En Diputados, el proyecto también se aprobó con mayoría especial, aún con el PRO alineado por completo al Gobierno. En la actualidad, no existen esas garantías.
Para evitar el dilema que le genera el veto, Milei envió a sus funcionarios a negociar hasta último momento modificaciones, pero no logró consenso. Chocó con un núcleo duro de la UCR, que insistió en sostener el proyecto aprobado en Diputados. Los más intransigentes fueron Martín Lousteau, Daniel Kroneberger, Pablo Blanco y Flavio Fama.
El jefe de este bloque UCR, Eduardo Vischi, lideró una negociación para modificar dos artículos: la suba anual por variación salarial del 50% -el Gobierno proponía que fuera de 25%- y la eliminación del mínimo -un 9% por encima de la canasta básica de alimentos- y de la asistencia a las cajas previsionales de las provincias, una obligación que ya tiene el Gobierno y la ley lo obliga a cumplirla con la asignación específica de impuestos.
Estos tres artículos fueron aprobados en particular con dos tercios. También los apoyó Guadalupe Tagliaferri, del PRO y aliada a Lousteau. También se sumaron por la UCR Carolina Losada y la dupla mendocina: Mariana Juri y Rodolfo Suárez. Está vez, el gobernador Alfredo Cornejo no ayuydo. De haberse modificado, el proyecto volvía a Diputados, una dilación que significaba un costo político para quien la permitiera.
La oposición respaldó el resto del texto que incluye una suba del 8,1% de los haberes retroactivo a abril -el dictamen del oficialismo, que ni se trató, lo proponía a partir de este mes-, que se suma al aumento de 13% dispuesto ess mes. La intención es cubrir la inflación del 20,1% de enero, que no fue contemplada en la vieja fórmula jubilatoria. Se mantiene la actualización mensual por Índice de Precios al Consumidor (IPC), que ya rige por decreto.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el costo fiscal de la medida es de 0,44%, pero podría incrementarse si sube el salario real. Ese es el temor.
Una vez más, el Gobierno fue víctima de una negociación entre Unión por la Patria y el sector rebelde del radicalismo, que podría haber sumado un voto si Maximiliano Abad llegaba a tiempo: se atrasó un vuelo desde Estados Unidos. El mismo problema tuvo la cordobesa Alejandra Vigo. Con Silvana García Larraburu, la única ausencia de UP, la reforma hubiera salido con tres respaldos más.
El debate tardó en empezar porque el Gobierno hizo el último intento para negociar, con un pedido de cuarto intermedio pedido por Bartolomé Abdala. Logró ablandar a la mayoría de la UCR y de los partidos provinciales, pero no fue suficiente y a la media hora se retomó la sesión.
Mariano Recalde fue el miembro informante de UP. “Es una herramienta que consideramos sumamente útil, pero no suficiente, sobre todo por el momento en que se comenzó a actualizar así, en marzo, habiéndosele comido a los jubilados y pensionados los dos meses de inflación más alta”, dijo el senador.
Lo siguió Lousteau, que inició la zaga de radicales y dialoguistas que rechazaban las últimas modificaciones sugeridas. "Para dar por DNU $100 mil millones para gastos reservados a la SIDE, sin control a la vista de todos, hay plata. Para los jubilados, no hay plata. Eso es inmoral", denunció el economista.
Fama y la chubutense Edith Terenzi -cercana al gobernador del PRO Ignacio Torres- aclararon que no votarían modificaciones. "Sería dilatar y no es la idea", dijo el senador. Más contemplativa fue la rionegrina Mónica Silva, quien en su discurso dijo estar dispuestas a aceptar nuevas propuestas.
El radical Víctor Zimmerman fue el primero que reveló una negociación con el Gobierno, que luego detalló Vischi en el discurso de cierre. "Tenemos que mantener el equilibrio fiscal y es importante saber como vamos a costear lo que estamos votando", reclamó el correntino y defendió bajar la suba por salarios a 25% de la variación real. También consideró injusto atar las jubilaciones a la canasta básica.
Unión por la Patria fue intransigente. “No tenemos que dilatar más esto, la situación de 7 millones de jubilados es de emergencia, no pueden pagar sus medicamentos. Seamos conscientes y resolvamos esto hoy", pidió José Mayans, el jefe de esa bancada.
El PRO no tuvo oradores y las únicas voces en contra que se escucharon en le recinto fueron de LLA. “Si tenemos que actualizar y reparar es porque existe un problema que es la inflación. Estamos en este gobierno solucionando ese problema, para no tener que vivir parchando la fórmula vamos a atacarlo directamente, a la maquinita de imprimir la apagamos”, se lamentó Atauche.