La movida de Luciano di Nápoli en el PJ de La Pampa en desafío a Sergio Ziliotto terminó por abroquelar a la mayoritaria Línea Plural, históricamente tensionada entre el gobernador y su antecesor, Carlos Verna, pero ahora más cohesionada que antes.
Ahí Verna se corrió y el guiño que Copete podía esperar nunca llegó. Por eso tampoco pudo arriar a su molino el agua de otras intendencias con las que había puentes.
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El único intendente que se plegó fue el de Lonquimay, Manuel Feito, quien como candidato "renovador" a secretario general del partido desnudó parte de esas expectativas cuando en el acto para quejarse por la impugnación de la lista copetista soltó: “Verna es mi líder indiscutido. Hace rato no hablo, pero me gustaría mucho escuchar qué piensa de todo esto que está sucediendo”.
La respuesta de Verna, en realidad, fue en su silencioso estilo. Se integró personalmente como parte de la lista oficialista y en estas horas sus soldados más leales tejen en conjunto con Ziliotto la estrategia del peronismo con vistas a las legislativas de octubre.
Luciano di Nápoli: portazo y advertencia
El movimiento de Di Nápoli sacudió al peronismo provincial, pero quedó en suspenso. La elección interna quedó en la nada porque la Junta Electoral partidaria dejó fuera de juego la lista de “Renovación Peronista”, impugnada por el sector “Peronismo Pampeano”, que con la confluencia de todas las líneas internas se presentó como el de la “unidad”.
Di Nápoli dio un relativo portazo: retiró las candidaturas que le quedaban en pie por las unidades básicas de Santa Rosa y renunció a los cargos que tenía actualmente en la estructura partidaria.
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El intendente de la capital no competía en otros puntos de la provincia y en el caso de Santa Rosa tampoco completó postulaciones para todas las unidades básicas. A esa debilidad territorial le contrapuso como fortaleza el respaldo de importantes sectores gremiales, como la conducción de la CGT.
Después, Di Nápoli convirtió en hecho político su posición como víctima: se declaró “proscripto” en durísimos términos. Denunció que el PJ “le cierra las puertas a la renovación”. Además, se mostró desafiante para lo que viene y se lavó las manos respecto de la suerte electoral del peronismo en las legislativas. “No será responsabilidad nuestra el resultado electoral de octubre”, dijo Copete.
Las espadas de Carlos Verna, con el gobernador
Como botón de muestra de los nuevos ánimos conciliadores en la Plural, este jueves Ziliotto hizo una visita oficial de alto contenido político. Tras el portazo de Di Nápoli protagonizó un corte de cintas en General Pico, que es la segunda ciudad de la provincia, pero más que eso es el histórico bastión del peronismo en el norte pampeano. Allí hizo buenas migas con dos ultravernistas de la primera hora: la intendenta Fernanda Alonsoy la vicegobernadora Alicia Mayoral.
Alonso compartió con Di Nápoli el armado "no alineado", pero en este caso se paró en la misma vereda que Verna: ella también integró la lista de la "unidad".
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El gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto, este jueves, con las dos espadas del ultravernismo en General Pico: la intendenta Fernanda Alonso, la vicegobernadora Alicia Mayoral.
Ziliotto le bajó el precio a la movida de Copete, con el único párrafo que destinó a la interna del PJ: "Es una cuestión secundaria a la gestión, es normal a la vida de los partidos políticos. Un proceso electoral, presentación de listas, impugnaciones, decisión de la Junta Electoral, todo en el marco de la Carta orgánica, no hay nada que descubrir. Es secundario para los temas que estamos tratando hoy. En el tema partidario el gran objetivo es octubre".
El mismo camino siguió el consejo partidario, que el jueves hizo su reunión para avalar por unanimidad lo actuado por la Junta Electoral. Llegaron las renuncias formales del sector de Di Nápoli: el propio intendente, su secretaria de Gobierno, Carmina Besga, y Heriberto Mediza.
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Luciano di Nápoli, intendente de Santa Rosa, capital de La Pampa, al anunciar su renuncia a los cargos en el PJ. Al lado, Shirley Bustos, su frustrada candidata a vice, y Manuel Feito, intendente de Lonquimay. FOTO: www.radiokermes.com
El consejo no hizo consideraciones ni en el documento oficial donde difundió el encuentro ni en boca de sus dirigentes. Sí le puso fecha a las hipotéticas elecciones internas por las candidaturas legislativas: el 3 de agosto.
También se patearon para el mes de noviembre las disputas por conducciones partidarias lugareñas en las localidades de Victorica (en el noroeste), Colonia 25 de Mayo (suroeste) y Catriló.
Sergio Ziliotto: "No sobra nadie"
Los dardazos de Copete tuvieron como eco el silencio desde el otro campamento. “En el peronismo no sobra nadie”, bajo línea Ziliotto en el consejo partidario y los popes de todas las líneas se plegaron a esa estrategia.
Incluso el frustrado candidato de Di Nápoli al Consejo Local de Unidades Básicas de Santa Rosa, José Luis Sander, hizo un fuerte gesto de unidad con el que iba a ser su rival, Lucas Ovejero, que es concejal oficialista y parte del Nuevo Espacio de Participación que comanda el secretario general de UOCRA, Roberto Robledo.
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José Luis Sander, el frustrado candidato partidario de Luciano di Nápoli en Santa Rosa, se abraza con el que iba a ser su rival, Lucas Ovejero.
El PJ ninguneó la jugada de Di Nápoli. La interna que no fue le dejó alguna victoria sectorial y personal al intendente de Santa Rosa. Le dio visibilidad, lo instaló como pretendida cara de “la renovación” y le permite exhibir que hasta un punto “le dio la nafta” para plantarse.
A Di Nápoli lo envalentona su trayectoria. Llegó a la Intendencia dando en 2019 una pelea interna contra la estructura partidaria y los caballos del comisario, en otras circunstancias y con algunos aliados dirigenciales que hoy no son sus mejores amigos.
Hace rato se fue de La Cámpora, se alejó de la construcción de Cristina Fernández de Kirchner y dijo en las últimas semanas que no pertenecía al espacio kirchnerista. Terminó blanqueando su pacto con el Grupo Matzkin. Cuando le preguntaron por el rol del jefe del clan, Jorge “Toto” Matzkin, dijo: “hablo con todos” y lo comparó con Verna.
Matzkin fue engranaje clave del menemismo para las privatizaciones de los ’90 y ministro del Interior de Eduardo Duhalde. Buena parte de la familia está vinculada a la política y los negocios. Su hijo David Matzkin fue en 2023 la cara pampeana de Juan Schiaretti y Florencio Randazzo. Su sobrino, Martín “El Facha” Matzkin, está en la vereda libertaria: es mano derecha de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad y sueña con ser candidato legislativo de LLA enfrentando a un peronismo roto.