A horas de las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires, Cristian Ritondo visitó a Rogelio Frigerio en Entre Ríos. Fue este viernes por la tarde, durante la inauguración del nuevo local del PRO en Concordia. La cumbre amarilla transcurrió con el 18M como telón de fondo. En el encuentro quedó claro que para ambos dirigentes el lunes arranca una nueva batalla.
Especialmente para Frigerio, el día después del 18M será determinante para decidir los próximos movimientos de cara a octubre. El gobernador sabe que el lunes empieza el verdadero y más arduo trabajo que es el de ocuparse del armado para las legislativas nacionales. Para Ritondo, el lunes significará volver al barro de la rosca bonaerense después de la escapada a tierras litoraleñas. Una alianza con La Libertad Avanza está en el horizonte en medio del tiroteo porteño.
Tanto Ritondo como Frigerio se ocuparon de bajarle el tono a la disputa personal entre Javier Milei y Mauricio Macri. Para el bonaerense, todo se trata del clima de campaña. Apuesta a que el lunes, cuando las aguas se calmen, otro será el tono de voz. Como ejemplo, recuerda la campaña 2023 y los cruces entre el presidente y Patricia Bullrich, hoy figura central del gobierno nacional.
“Queremos terminar con cualquier personalismo. Hay que bajar la tensión que dan las elecciones. La semana que viene va a quedar claro que todos queremos un país distinto y que La Libertad Avanza y PRO pensamos lo mismo. Está claro que sin nuestra voluntad en el Congreso, el gobierno nacional no hubiera conseguido muchas cosas, entre ellas la ley Bases”, dijo el jefe del bloque PRO en Diputados.
En su breve discurso, aprovechó para resaltar la figura de uno de los tres gobernadores que el partido ostenta. “Frigerio representa muchas cosas del PRO en toda la Argentina. Su apellido es desarrollo. Hace transformaciones y no tiene que anunciar motosierra”, apuntó. Al anfitrión le valoró también su capacidad política. “Rogelio es el maestro. En donde gobernamos, el que garantiza la gobernabilidad es el gobernador”, respondió ante la consulta de Letra P sobre una eventual alianza con LLA en estas tierras.
Rogelio Frigerio, en modo conciliador
Frigerio recogió el guante que le ofreció Ritondo y dijo que todavía cree en el rol de sostén de la democracia que tienen los partidos políticos. Se ocupó de mandar su propio telegrama a la Casa Rosada cuando dijo que en la provincia la alianza gobernante tiene 28 partidos. “Nos caracteriza la diversidad. Acá ya entendimos qué es lo que nos tiene que amalgamar, más allá de las diferencias. Acá entendimos que el desafío era desterrar para siempre al populismo. Es eso lo que nos tiene que unir”, lanzó.
En un párrafo más directo aún, pidió no detenerse en las mezquindades y escuchar las demandas de la gente. “Nos pide que no nos dividamos más. Llegó la hora de escuchar a la gente”, afirmó, con la mirada hacia la Capital Federal.
Un Ritondo suelto en Entre Ríos
El presidente del bloque PRO en Diputados vivió su viernes en esta provincia como una escapada en medio de la caótica previa electoral. En más de una oportunidad, bromeó con lo bien que le vino irse de Buenos Aires por un día. Llegó cerca del mediodía, almorzó con la dirigencia local y hasta participó de una actividad con Frigerio. Por la tarde, en la nueva sede, sus pares del PRO le mostraron otro partido, en una provincia en la que la interna nacional no derramó casi ninguna gota. De resaltar eso se encargaron las autoridades locales, la diputada Nancy Ballejos y Eduardo Caminal, presidente del partido.
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Cristian Ritondo en la inauguración del PRO en Concordia, junto a Rogelio Frigerio.
Para recibir al referente nacional, el PRO llenó la sede -una vieja casona reciclada- con militancia local y provincial. De la dirigencia no faltó casi nadie. Todos querían mostrarle al bonaerense un partido vital. Concordia logró reunir en un mismo espacio a los dos presidentes de bloque en el Congreso porque entre la audiencia estuvo Alfredo De Angeli, titular en el Senado. Del bloque de Juntos por Entre Ríos se sumó el radical Atilio Benedetti.
Ante todos ellos, Ritondo valoró la comunidad “que todavía existe acá” entre el PRO y la UCR. Hasta hizo un chiste con la insignia partidaria que todos los presentes se colocaron, un símbolo parecido al corazón amarillo que repartieron en Buenos Aires. El que lo aceptó y se lo puso fue el jefe de gobierno local, el radical Francisco Azcué. “El intendente ya se puso el amarillo”, bromeó Ritondo, que se ganó el aplauso de la platea macrista.