EL PERONISMO EN SU LABERINTO

La Pampa: Carlos Verna bendijo al movimiento "no alineado" peronista que desafía a Sergio Ziliotto

El cacique torea al gobernador y respalda a Luciano di Nápoli, Fernanda Alonso y otras autoridades municipales críticas. El asado en el búnker de "El Barba".

El exgobernador Verna, uno de los líderes de la mayoritaria Línea Plural y sobre todo hombre fuerte porque supo jugar en las ligas mayores, abrió este jueves las puertas de su mítica quinta, donde se han tejido intrigas, pactos y listas completas, y se erigió en padrino del Grupo No Alineado. Para honrar al misterio, no hubo fotos.

Verna recibió a su preferida, la intendenta de General Pico, Fernanda Alonso; al jefe comunal de Santa Rosa, Luciano di Nápoli, y a otros integrantes del grupo que desde principios de año rosquea con mirada crítica al Ejecutivo provincial.

Fueron llegando a la propiedad de las calles 14 y 105 de la ciudad de General Pico, después de las cinco de la tarde. Hicieron cumbre hasta pasadas las nueve y antes de que empezara el partido de Boca contra Cruzeiro ya había humo: por un lado, fumata de la paz entre viejos enemigos; por el otro, carne en las brasas. Además del asado que se comieron, lo que se cocina es la repartija del poder: ahora, el año que viene y a partir de 2027.

El poder de Carlos Verna

Aunque el exgobernador se alejó de los puestos formales en diciembre de 2019, cuando dejó la gobernación y eligió a Ziliotto como su sucesor, conserva en La Pampa un poder envidiable para el resto de la dirigencia política. La siempre relativa buena imagen de sus gobernaciones, el aura de éxito que rodea sus prestaciones en el nivel nacional y la intervención clave para la unidad peronista que derrotara a Mauricio Macri en 2019 lo sostienen en el imaginario pese a otros barros.

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Ni su rol clave en la flexibilización laboral vía Banelco en tiempos de la Alianza, ni el cúmulo de acusaciones a lo largo de su trayectoria por traicionar al propio peronismo pampeano hacen mella en su incidencia sobre el PJ pampeano, y no sólo en los niveles dirigenciales, sino en las bases.

Además, el mito se acrecienta porque dejó la gobernación en 2019 con un cáncer avanzado y hoy no sólo sigue vivito y rosqueando, sino que es el último gran caudillo del PJ pampeano después del reciente fallecimiento del otro líder inigualable, su amigo-enemigo íntimo Rubén Hugo Marín.

El búnker, mito y leyenda del peronismo

El búnker de “El Barba”, como el peronismo local llama a Verna, es para el PJ pampeano un lugar histórico al que el resto “va al pie”. Ahí, en su bastión piquense, esperó a Ziliotto el año pasado, ya en plena veda antes de la elección provincial, para hacer la demoradísima foto que apaciguara las rencillas.

Ahí también fue armando su scrum de leales, que ahora copan el bloque oficialista: Daniel Lovera, Hernán Pérez Araujo, Silvia Larreta, Noelia Sosa, Juan Barrionuevo, Ana Giussi. Ahora abrió las puertas de manera formal a las intendencias “no alineadas”.

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Verna se fue de los cargos públicos, pero nunca se alejó del poder. Incluso su renuncia a postularse como legislador en 2021 también fue una movida política. Todo este tiempo, aún con el peronismo oficialista, demostró su poder de daño. A veces, con astucia y suavidad. A veces, de modo brutal.

La repentina aparición en Twitter, hace unos días, fue aperitivo de lo que se venía. Alonso, a quien Verna lanzó como posible candidata a gobernadora, hizo su lectura. “Para mí nunca desapareció, siempre estuvo al alcance de la mano, al menos con mucha proximidad hacia mi persona, así que no siento que haya aparecido, sí puede ser para la opinión pública, pero esa es la diferencia”, aclaró.

Miran de reojo al entorno de Sergio Ziliotto

La movida no alineada, ahora con Verna como padrino, es un modo de cuestionar la gestión -que es lo que en las intendencias vienen haciendo en voz baja-, aunque sobre todo la construcción política de Ziliotto, que es presidente del partido y aunque siempre mantuvo latente la chance de un “ziliottismo” nunca dio el portazo a la Plural, la línea mayoritaria en la que no le queda otra que compartir conducción con Verna.

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Las intendencias, como el ultravernismo, patalean contra lo que interpretan un círculo cerrado en el que tiene cabida únicamente el riñón más íntimo del gobernador, sin amplitud -se quejan- para atender otras necesidades y para hacer alguna autocrítica.

Cuando resuenan los chismes de palacio, las miradas del ejército de “El Barba” tratan como apóstatas a quienes se pusieron la camiseta de Ziliotto ni bien ocurrió el cambio de mando pese a que fue Verna el que los guió con los primeros palotes en los pasillos del poder.

En determinados sectores también generó alguna antipatía el acercamiento de Ziliotto con Axel Kicillof. La movida desafiante también se disparó con el derrumbe de Alberto Fernández, que mantuvo buena onda con Ziliotto y siempre fue cuestionado por Verna, desde el día en que lo sacudió con un "nos cagó un compañero".

El peronismo desnuda su pelea por la sucesión

La pelea es también por los cargos electivos, no solo en las legislativas del año que viene, sino de 2027. Para 2025, el ultravernismo y las intendencias quieren colar sus postulaciones. La interna tiene más pimienta porque la que termina su mandato en el Congreso es Varinia Marín y Convergencia quiere arreglar con Ziliotto la continuidad de ese espacio.

Las últimas chicanas del mismísimo Verna a Espartaco Marín auguran un tiempo tormentoso para el espacio “naranja”.

Además del mojón del año que viene, ya está muy a cielo abierto la puja por el legado 2027: Ziliotto no tiene otra reelección a mano, aunque todavía aspira a que su lapicera conserve tinta cuando se defina su heredero. Muy al anticipo parecen haber jugado quienes anotaron con prisa el nombre del senador Daniel “Paly” Bensusán como probable sucesor de un presunto consenso.

A Ziliotto este fuego amigo dentro del PJ se le junta con la artillería que le tiran los enemigos de afuera: la oposición provincial no le da cuórum para la aprobación del imprescindible “impuesto a la riqueza” y el gobierno de Javier Milei engorda cada día una deuda con la provincia que ya llega a $50.000 millones y obliga a que se vaya disgregando el mentado fondo anticíclico.

A la izquierda de la foto, el bloque de la UCR de La Pampa: Javier Torroba, Poli Altolaguirre, Pancho Aguilar; del otro lado, el bloque oficialista: César Montes de Oca y Liliana Robledo más visibles. Foto: www.radiokermes.com
Hipólito Poli Altolaguirre es jefe del bloque de la UCR en La Pampa: militó en el partido toda su vida y por primera vez tiene un cargo público. Foto: www.radiokermes.com

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