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Ciudad de Buenos Aires: ¿a quién le conviene que vote poca gente?

Un alto nivel de ausentismo marcó a las cinco provincias que fueron este año a las urnas. Cómo impactaría esa tendencia en el reparto de la Legislatura porteña.

Antes de meternos en la distribución, se debe tener en cuenta un fenómeno que no es nuevo y se sostiene a lo largo del tiempo: la fragmentación electoral.

Enfrente de la máquina que imprimará su Boleta Única Electrónica (BUE), la ciudadanía tendrá 17 opciones aleatorias diferentes, con la siguiente particularidad: hay tres listas que se reconocen peronistas, tres listas libertarias, dos referenciadas en el PRO, dos en la izquierda y el resto, en otras expresiones políticas.

Debate de candidatos porteños.
Elecciones 2025 en la Ciudad de Buenos Aires: 17 aspirantes a la Legislatura participaron de un debate imposible.

Elecciones 2025 en la Ciudad de Buenos Aires: 17 aspirantes a la Legislatura participaron de un debate imposible.

Dentro de esa heterogeneidad (y cierta confusión), a partir de las 19 habrá una tendencia clara de cómo salió la votación, dado que el escrutinio de la BUE es rápido, tal como pudo verse el domingo pasado al conocerse los resultados de Salta, que usa el mismo sistema. El Tribunal Electoral de la Ciudad ha decidido que la difusión de los datos pueda realizarse una vez que que se haya computado el 25% de las mesas totales junto con el 33% de las mesas de las 15 comunas.

El reparto de bancas en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires

De acuerdo con el Código Electoral de la Ciudad, la distribución de bancas respeta un reparto proporcional con un sistema de cocientes (D´Hondt) con un piso de 3% de los votos válidamente emitidos (afirmativos y blancos). Quizás el número presta a confusión con el porcentaje a nivel nacional, que también es 3%, pero del padrón total de votantes. Es central entender la diferencia.

Al considerar la Ciudad un umbral electoral sobre el total de votos válidos, quedan fuera de esa relación los votos nulos, recurridos e impugnados; así como también el ausentismo. Esto lo cambia todo. Dicho coloquialmente, se reduce la torta de reparto. Donde las elecciones nacionales fijan un umbral muy elevado para definir el cociente, en la Ciudad, a menor cantidad de votantes, se necesitan menos votos para obtener una banca.

Elecciones-porteñas.jpg - PASO porteñas
Las urnas esperan al electorado de la Ciudad de Buenos Aires, convocado a votar este domingo.

Las urnas esperan al electorado de la Ciudad de Buenos Aires, convocado a votar este domingo.

Para el próximo domingo hay un total de 2.526.676 personas registradas en condiciones de votar. Si se aplicara el 3% del padrón que rige para las nacionales, el umbral electoral sería de 75.800 votos, pero, como los cálculos se harán sobre el total de votos válidos, la barrera será mucho más baja.

Quiere decir, entonces, que las fuerzas políticas deberían incentivar a sus votantes a que acudieran a las urnas, dado que es un juego de intensos: más fidelizados estén sus adherentes y efectivamente voten, más chances de obtener escaños.

¿A quién favorece la baja concurrencia en la Ciudad de Buenos Aires?

Si ocurre un fenómeno de abstencionismo elevado, como pasó en Santa Fe, Chaco, San Luis, Salta y Jujuy (el hilo conductor mencionado al principio), tienden a verse más beneficiadas las fuerzas políticas “chicas” o que cosechan menos votos.

Veámoslo en cifras: en 2021 (elección de medio término comparable) había 2.972.846 personas habilitadas para votar y hubo un presentismo del 66%. En números rápidos, el umbral fue de 58.862 votos. Quiere decir que todas las fuerzas políticas que obtuvieron alrededor de 60 mil votos podían discutir por una banca.

Este año, con una participación electoral análoga, el umbral sería de 50.028, ya que, por distintos fenómenos (envejecimiento poblacional y actualización del padrón en donde se refleja la migración de domicilio de habitantes principalmente a la provincia de Buenos Aires o el exterior), la cantidad de votantes es menor.

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Si se produjera el fenómeno de mayor abstencionismo, pongamos por caso que solo acudiese a votar el 60% del padrón, el umbral del 3% sobre votos válidos pasaría a ser de 45.481 votos. De seguir disminuyendo, este número también lo haría.

Esta relación matemática nos permite ver que, a menor cantidad de votantes, se acrecientan las chances de las fuerzas chicas (muchas de ellas, desprendimientos del PRO, el peronismo y LLA) de obtener una banca por los próximos cuatro años en la Legislatura porteña. Será el desafío del resto de las fuerzas políticas, particularmente del oficialismo, lograr que sus votantes acudan a las urnas para intentar mantener su representación.

Con todo, hay un resultado que ya está puesto: producto de la dispersión de la oferta electoral y la fractura de espacios políticos, Jorge Macri tendrá que lidiar con un cuerpo colegiado aún más balcanizado que el vigente. Serán dos años, hasta el fin de su mandato, en los que deberá tener varias espadas negociando voluntades en minoría.

Manuel Adordni y Ricardo Caruso Lombardi. 
Javier Milei se abraza con Manuel Adorni en el cierre de campaña porteño.

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