El intendente de Santa Rosa buscó surfear los conflictos y sumar masa crítica. Alfredo Carrascal, nuevo funcionario clave. Fuego amigo entre los gremios.
Luciano di Nápoli, intendente de Santa Rosa, la capital de La Pampa, puso en funciones en un área clave a Alfredo Carrascal.
El intendente de la capital de La Pampa, Luciano di Nápoli, entendió que la mejor defensa es un buen ataque. Para saltear los obstáculos que el rejunte opositor le pone a su gestión dio un golpe que reafirma la alianza con parte del movimiento cooperativo: el nuevo funcionario clave es Alfredo Carrascal, expresidente de la poderosa Cooperativa Popular de Electricidad.
Carrascal fue designado gerente del Ente Municipal de Transporte Urbano (EMTU), pero además de hacerse cargo de la empresa municipal de colectivos tendrá un manejo general de la cuestión del transporte, con ramificaciones hacia el tránsito, que viene siendo una piedra en el zapato de la Municipalidad de Santa Rosa.
Como explicó Letra P, la oposición está que arde contra la Revisión Técnica Obligatoria (RTO): ahora sumó el apoyo de la intersindical de gremios estatales y reclamó una audiencia pública, aunque Di Nápoli consiguió el espaldarazo de la prestigiosa Fundación Estrellas Amarillas, que trabaja con familiares de las víctimas de siniestros viales.
Carrascal asumió este lunes. El año pasado dejó la presidencia de la Cooperativa Popular de Electricidad (CPE), que es la empresa más grande de la provincia. En las picantes elecciones del año pasado, “Copete” Di Nápoli dio indisimulado y exitoso apoyo a la continuidad de la gestión en esa cooperativa, que tiene 94 años de vida, 97.000 personas asociadas, brinda los servicios de energía eléctrica, telefonía e internet, es actor económico clave y trampolín político.
La última asunción de un funcionario había sido la de Damián “Mono” Busto, referente del sector de las cooperativas de trabajo: es director de Relaciones Institucionales, tiene el vínculo con las comisiones vecinales y además es cara visible de un sector interno del PJ, el Frente Peronista Barrial.
El intendente busca así otro bastón que lo acompañe no sólo en su gestión, sino en las ambiciones que miran de reojo a 2027. La fuga de La Cámpora lo obliga a encontrar otros respaldos, además del nuevo acercamiento al exgobernador Carlos Vernay al grupo de peronistas “no alineados” con el gobernador Sergio Ziliotto.
Además, Di Nápoli se para en la vereda de enfrente de la avanzada opositora contra las cooperativas: el rejunte de la UCR, el PRO y Comunidad Organizada quiere voltear la ordenanza de “compre cooperativo”, que impulsa la relación de la comuna con las organizaciones solidarias. La UCR viene jugando así también a nivel provincial, ya que en la Legislatura denunció la “falta de transparencia” de las cooperativas que brindan el servicio eléctrico y pidió informes por las deudas que tienen esas entidades.
Aunque con la movida Di Nápoli busca alimentar la sociedad con el movimiento cooperativo, también por su peso simbólico, la conducción actual de la CPE se despega del nombramiento y deja aclarado que la designación es un asunto estrictamente personal de Carrascal.
Carrascal tiene 55 años, es arquitecto y urbanista egresado de la Universidad Nacional de La Plata en 1994. Fue presidente del Consejo de Administración de la CPE entre 2018 y 2023. “El municipio y la cooperativa tienen un vínculo sano y necesario de construcción social”, deja en claro Carrascal, que además tiene experiencia en el barro de la política partidaria.
Entre 2003 y 2007 se desempeñó como concejal de Santa Rosa por el Partido del Frente, una fuerza que estaba alineada a nivel nacional con Chacho Álvarez. En ese momento fue furioso opositor al intendente peronista Néstor Alcala, una de las caras del menemismo en La Pampa. Desde su lugar legislativo, hace casi 20 años, Carrascal fue impulsor de la municipalización del servicio de transporte público de pasajeros, que estaba privatizado. Di Nápoli fue el que concretó la estatización del servicio. “Una decisión fabulosa en plena pandemia”, remarca Carrascal.
El nuevo funcionario ocupa un rol clave, en lugar del desplazado Emanuel Alfayate. “Yo siempre estuve parado en el mismo lado. Este es un desafío que me compromete, en un momento donde la Nación le saca el cuerpo y los recursos al servicio y la Municipalidad decidió no hacerlo”, dice.
El lugar es central porque además de manejar la empresa municipal de colectivos y “reformular el servicio”, también estará a cargo de “la movilidad urbana”: taxis, remises, motos, vehículos y control del tránsito. La gestión Di Nápoli le puso muchas fichas a ese asunto: impuso a nivel local la Ley de Alcohol Cero, multas a partir de la radarización y las cámaras de videovigilancia y la RTO de la polémica.
La designación de Carrascal sacó por un par de días de la escena a la disputa por la Revisión Técnica Obligatoria. La oposición no se detiene en su idea de ponerle palos en la rueda a esa herramienta: los tres bloques del Concejo reclamaron una audiencia pública, aunque la ordenanza ya está aprobada desde el año pasado por la gestión anterior.
El Ejecutivo local imita en ese caso a Ziliotto: hace oídos sordos a los reclamos, ya ni responde públicamente, gestiona y sigue su camino para poner en vigencia la normativa a partir de octubre. Di Nápoli hace silencio y tuvo contundente respaldo de Estrellas Amarillas, organización reconocida por el conocimiento de la problemática, que bancó a capa y espada la medida. “Es una decisión valiente y una política que evita siniestros; con eso no se puede jugar ni especular”, afirmó la entidad.
En cambio, la intersindical de estatales metió la cola para pegarle al intendente. En la Municipalidad descubren algún fuego amigo, porque algunos gremios tienen puentes con el secretario de Trabajo provincial, el ziliottista Marcelo Pedehontáa, uno de los principales enemigos íntimos de Copete en la ciudad.
La intersindical repudió la RTO, dijo que perjudica a sectores trabajadores y vulnerables en un contexto de crisis económica, refrescó que el gobierno provincial no adhirió a esa ley nacional, pidió “coherencia” y cuestionó las “apetencias recaudatorias” del municipio.